lunes, 30 de diciembre de 2013

Capitulo 2

Capítulo 2

—Sí, cabeza de polla. Su nombre es Mick Red. Ya sabes, Mick Red... Head Dick... más o menos lo mismo. Además, tenía que llamarlo de alguna manera. —Jaejoong acarició las manos sobre el pecho ancho en frente de él y miró al hombre alto —. Entonces, ¿cómo quieres que te llame? ‘Delicioso’ viene inmediatamente a mi mente.
Jaejoong observó con diversión la expresión de asombro en el hombre frente a él. Apostaría el caniche púrpura de su madre que nadie había hablado nunca con el poderoso hombre de esa manera. Y sí, el maldito caniche era púrpura. Su madre tenía un kit de tinte y un extraño sentido del humor.
Sabía que el hombre que estaba frente a él era fuerte, poderoso y dominante. Podía sentirlo en el hormigueo de su piel y verlo en cada músculo tenso y cada brazo grueso. Jaejoong se preguntó cuán poderoso sería el gran hombre.
Esperaba que el hombre sexy fuera material de primera. Amaba a los tipos fuertes y posesivos. Aunque ellos eran de mantenimiento muy alto, también eran muy dominantes. A Jaejoong le gustaba sentir que pertenecía a alguien, y había pasado mucho tiempo desde que se había sentido de esa manera.
—Delicioso suena muy bien, pero ¿podrías retractarte de lo que sale de esa boca bonita que tienes? —Yunho preguntó. Sus brazos se envolvieron alrededor de la cintura de Jaejoong y tiró de él apretándolo contra su cuerpo.
Oh sí, el gran hombre quería jugar. jaejoong se inclinó hacia él y le permitió hacerse cargo de su cuerpo. Podía sentir el calor de la excitación que fluía de él. Eso lo calentó como nunca nada lo había hecho.
—Nunca diría algo de lo que no pudiera retractarme, sexy —Jaejoong ronroneó. Puso su mano sobre el pecho ancho del hombre, gimiendo suavemente ante los duros músculos que sentía a través de la camisa de algodón negro que llevaba.
—Yunho.
—¿Eh? —Jaejoong dijo mientras miraba para arriba a los más profundos ojos azules con los que se hubiera encontrado. Eran azules cielo , un color auténticamente fascinante. Jaejoong podría ahogarse en sus profundidades brillantes.
—Mi nombre es Yunho —dijo el hombre—. Jung Yunho.
Jaejoong se echó a reír. —Prefiero sexy.
Jaejoong escuchó un pequeño gruñido provenir de Yunho cuando se inclinó y aspiró el perfume de su cuello. Yunho sopló su aliento contra el cuello y luego frotó la cabeza contra él. Jaejoong se rio y bajó la cabeza. —Eso hace cosquillas.
—¿En serio? ¿Tienes cosquillas en algún otro sitio?
Jaejoong echó la cabeza hacia atrás y envió a Yunho su mirada más sexy llena de lujuria. —No quiero arruinar la sorpresa. —Jaejoong se rio de nuevo cuando los ojos azules de Yunho se oscurecieron y gruñó bajo en su garganta—. Así que, dime —Jaejoong arrastró las palabras—, ¿qué hace un hombre grande, malo, y sexy como tú en una fiesta como esta?
—Cazando. —Yunho sonrió—. ¿Qué más podría ser?
Jaejoong se echó a reír. —Creo que encontraste exactamente lo que estabas buscando cazar.
Observó, fascinado, cómo una ceja oscura en la cara de Yunho se alzó. —¿Estás seguro de eso?
—Positivo.
—Podría ser sólo un simple subidón de adrenalina —replicó Yunho, sonriendo ampliamente—. Por la situación peligrosa que acabas de pasar.
—¿Las feromonas y todo eso? —Jaejoong preguntó—. En ese caso, no te importará si me voy a casa con otra persona, ¿no?
Se apartó del hombre alto y comenzó a alejarse. Cuando las manos se estiraron hacia él y lo levantaron del suelo, Jaejoong dejó escapar una carcajada. Se recostó suavemente sobre el hombro de Yunho, mientras una mano se envolvía alrededor de su cintura y la otra se aferraba a su culo.
—De ahora en adelante no te irás a casa con nadie excepto conmigo —gruñó Yunho mientras lo llevaba a través de la multitud hacia el borde de uno de los edificios. Jaejoong casi se corrió en sus pantalones cuando sintió las grandes manos de Yunho acariciar su culo a través de sus pantalones vaqueros.
No podía esperar para deshacerse de sus vaqueros y sentir esas manos sobre su piel desnuda. Demonios, no podía esperar para sentir a todo Yunho contra su piel desnuda. Tan grande como era el hombre, Jaejoong no tenía ninguna duda de que podía cubrir su cuerpo más pequeño de la cabeza a los pies, y aún más.
Jaejoong chilló de sorpresa cuando fue bajado al suelo de repente. Apenas tuvo tiempo para mantener el equilibrio sobre sus pies antes de que las manos tiraran de su ropa. En cuestión de segundos, Jaejoong se encontró de pie ante Yunho, desnudo como el día en que nació.
El ruido sordo y áspero que emanó de Yunho le dijo a Jaejoong que al hombre le gustaba lo que veía. Eso vibró a través del cuerpo de Jaejoong, energizándolo, excitándolo. Miró a los ojos de Yunho, y su aliento quedó atrapado en su garganta.
Los ojos azulinos de Yunho ahora se veían bien celestiales. Sus labios se curvaron, mostrando sus dientes blancos y perfectos. Pero fue el gruñido salvaje en el rostro de Yunho mientras miraba hacia abajo a su cuerpo desnudo lo que realmente apagó a Jaejoong.
Jaejoong extendió los brazos a los costados. —Si planeas poner esa mirada fijamente sobre mí, esta relación va a tener más trabajo de lo que pensaba.
En el momento en que las palabras salieron de la boca de Jaejoong, quiso poder retirarlas. Los ojos de Yunho brillaron mientras una sonrisa lenta y perversa cruzó sus labios. Un presentimiento intuitivo le dijo a Jaejoong que acababa de convertirse en la presa de un cazador.
Actuando puramente por instinto, Jaejoong dio la vuelta y echó a correr. No dio ni dos pasos antes de que dos grandes brazos lo rodearan por detrás y tiraran de él hacia atrás contra el cuerpo duro de Yunho. Jaejoong sintió un estremecimiento disparar a través de su cuerpo cuando unos largos dientes rasparon a lo largo de la parte posterior de su cuello.
—Yunho —se quejó Jaejoong—, eso es tan jodidamente caliente.
Sus manos se movieron detrás de su cabeza para envolverlas alrededor del cuello de Yunho. Inclinó la cabeza hacia un lado, dando a Yunho acceso sin obstáculos al lado de su garganta. Era un gesto de sumisión, Jaejoong lo sabía, pero no podía hacer nada para detenerse. Algo en él le pedía que se sometiera. No podía negar la fuerte demanda de su cuerpo más de lo que no podría haber dejado de respirar.
Los largos dedos rodearon la dura polla de Jaejoong, acariciándolo con furia mientras los afilados dientes raspaban en la suave carne entre el cuello y el hombro. Shock sacudió a través de él al darse cuenta de que Yunho lo había mordido, pero todavía gritaba cuando la combinación de placer y dolor lo abrumó.
Un grueso muslo se situó entre sus piernas y lo apretó con fuerza contra él por detrás. Pequeños sonidos de lamento escaparon de sus labios. Cada roce de las manos y el cuerpo de Yunho contra el suyo era como una llama ardiente. Jaejoong quería ser consumido. Quería ser quemado por ese hombre.
Sus manos se apretaron en el pelo castaño de Yunho, tirando de los largos cabellos ante la desesperación. Podía sentir a Yunho chupando su cuello, marcándolo, reclamándolo, pero necesitaba más. Necesitaba... necesitaba...
Jaejoong le suplicó a Yunho. —¡Jódeme!
Los dientes en su cuello se retiraron y Jaejoong fue empujado hacia abajo en el suelo, aterrizando sobre sus manos y rodillas. Antes de que pudiera protestar por el trato áspero, Yunho empujó los dedos en su apretado agujero.
—Aaahhh, joder ¡sí! —Jaejoong gritó.
Yunho comenzó a estirarlo, y agregó otro dedo, luego otro. Una parte de Jaejoong se preguntó dónde el hombre tenía el lubricante, pero fue superado por el ardor para ocuparse de verdad del asunto. Estaba más que agradecido, porque se sentía bastante seguro de que Yunho estaba a punto de follarlo en el suelo.
Jaejoong sintió que Yunho sacaba sus dedos e introducía en él la pulsante y enorme polla. Podía oír la respiración pesada de Yunho mientras empujaba dentro de su estrecho canal. El material bruto de los pantalones vaqueros de Yunho rozaron la parte posterior de sus muslos. Podía oler la excitación de Yunho impregnando el aire alrededor de ellos.
Jaejoong gimió, su cabeza cayendo hacia adelante. Cuando el hombre se metió en él pudo sentir la pequeña barra del pirsin justo debajo de la cabeza de la polla de Yunho. Parecía saber exactamente dónde estaba el punto dulce de Jaejoong cada vez que lo penetraba.
Tener sexo no era algo nuevo para Jaejoong, pero a pesar de lo que Mick había dicho, él no jodía con todos con los que estaba. Sin embargo, había algo claramente diferente en ser follado por Yunho. Se sentía como si estuviera siendo reclamado y no sólo jodido, como si de alguna manera Yunho estuviera colocando un sello de propiedad sobre él.

Todo parecía diferente, más intenso. Mientras Yunho golpeaba en él, Jaejoong sentía cada movimiento del cuerpo del hombre y cada aliento que salía de su boca. Jaejoong podía sentir edificarse su orgasmo en lo más profundo de su cuerpo y sabía que iba a ser espectacular. Yunho lo iba a consumir.
Cuando Yunho mordió su hombro de nuevo, Jaejoong supo que todo había terminado para él. Sus dedos se cerraron en el suelo frío bajo sus pies mientras pulsos de placer explotaron a lo largo de todo su cuerpo.
—¡Yunho! —Jaejoong gritó cuando su polla entró en erupción, lanzando cuerdas de semilla blanca-nacarada en el suelo debajo de él. La intensidad de su orgasmo lo sorprendió. A medida que sus brazos y sus piernas empezaron a temblar, se preguntó si sería capaz de mantener su cuerpo hacia arriba.
El problema se resolvió para él cuando dos grandes brazos se envolvieron alrededor de su cintura. La mente de Jaejoong comenzó a derretirse cuando fue levantado en el aire y empalado en la polla de Yunho por una última enorme embestida.
Jaejoong escuchó un fuerte estruendo del hombre detrás de él. Un momento después, la caliente liberación de Yunho llenó su culo. Jaejoong lanzó un grito y otro orgasmo, más pequeño, atravesó su cuerpo. Dejó que su cabeza cayera hacia atrás contra el hombro de Yunho. Sus manos cayeron inertes a sus costados. Lo único que evitaba que cayera al suelo eran los dos grandes brazos envueltos alrededor de él, las rodillas dobladas entre sus piernas y la polla palpitante en su culo.
Jaejoong exclamó en voz baja cuando la mano de Yunho se envolvió alrededor de su polla y lo acarició de nuevo. No creía tener otra onza de semilla en su cuerpo. Sabía que no quedaba otro orgasmo en él. Los dos últimos casi lo habían desvanecido.
—Demasiado —Jaejoong gimió mientras Yunho lo acariciaba. Estaba tan sensible que casi podía sentir cada contorno y pliegue de la mano de Yunho. Increíblemente, Jaejoong se sintió endurecer de nuevo. Su mente, lo que quedaba de ella, se tambaleó. Estaba totalmente a merced de Yunho. Sólo los fuertes brazos del hombre lo mantenían suspendido sobre la tierra para que no cayera.
—Una vez más —gruñó Yunho en su oído.
Jaejoong negó con la cabeza rápidamente. No podía hacerlo de nuevo. No creía que fuera a sobrevivir. Pero Yunhho no le daba otra opción. Yunho se retiró de él y le dio la vuelta, dejándolo de espaldas en el suelo. Levantó sus piernas y empujó de nuevo en él.
Jaejoong alzó los ojos hacia Yunho. Se sorprendió al ver un brillo en los ojos azules del hombre. Los dientes de Yunho se desnudaron, el aliento que salía de su pecho era más un estruendo profundo que cualquier otra cosa.
Levantando la cabeza, Jaejoong lamió el cuello de Yunho, mordisqueando la piel suave. Yunho era tan dulce, tan fuerte y picante. Podía saborear la fuerza en él, el poder. Gritó y llenó la mano de Yunho con su semilla.
Jaejoong podía sentir las fibras de su ser absorber todo lo que el hombre era mientras Yunho empujaba hacia él. No lo entendía, pero lo aceptaba. Jaejoong no sabía por qué no lo había visto antes. Yunho era todo lo que era un macho alfa, y Jaejoong lo quería todo, hasta la última gota dominante.
Separó sus labios del cuello de Yunho y echó la cabeza hacia atrás para mirar a sus ojos azules. No estuvo sorprendido por el brillo posesivo en ellos. Jaejoong lo esperaba. Él lo quería.
Lo que sí le sorprendió fue la tierna mirada en su cara. Si Jaejoong no lo supiera mejor, pensaría que Yunho había estado tan afectado por su acto de hacer el amor como él lo estaba. Jaejoong quería creerlo. Tenía que creerlo. Necesitaba saber que pertenecía al hombre.
Yunho miró a su compañero vestirse mientras se colocaba sus propios pantalones vaqueros y los abotonaba. No había ninguna duda al respecto, Jaejoong era uno de los hombres más hermosos que había visto nunca. Todo en él, desde la parte superior de su magnífico pelo negro en su cabeza hasta los pequeños y delicados pies, gritaba que era la pareja perfecta.
Pero por mucho que deseara a Jaejoong, quería un compañero que fuera un poco menos perfecto. No tenía la menor duda de que se dirigía hacia problemas con su nueva pareja. Jaejoong era todo lo que Yunho no quería en una.
Era hermoso, sexy, y casi malditamente perfecto para mirar. Yunho sabía que eso significaba mucho mantenimiento. Nunca había conocido a un hombre así que no quisiera ser el centro de atención de todos. Si no podían conseguir la atención, la creaban.
Podía ver lo que sería su futuro. En lugar de ayudar a su Alfa a liderar el clan como Beta, debería pasar su tiempo persiguiendo a su compañero y asegurándose de que se mantuviera fuera de problemas.
Mientras Jaejoong se abotonaba la camisa, Yunho hizo una mueca. Por mucho que deseara a su compañero y todo lo que acompañaba el encontrarle, sabía que tendría que establecer las reglas de su relación tan pronto como fuera posible. Tenía cosas mejores que hacer que perseguirlo.
—Jaejoong —dijo Yunho—. Tenemos que hablar.
—¿Oh?
Yunho se sorprendió al ver la sonrisa que había estado trabajando a través de los labios de Jaejoong. Su compañero respiró hondo y soltó el aire lentamente. Yunho tenía curiosidad acerca de la misteriosa sonrisa de su rostro y se prometió que iba a preguntarle sobre ello más tarde.
En este momento, tenía que señalar las reglas a su nueva pareja. Jaejoong tenía que entender que él era el jefe de su relación. Si iba a ser maldecido con un compañero magnífico, Yunho sabía que por lo menos debía tener control sobre él. Era mejor que Jaejoong lo entendiera lo más rápidamente posible.
—¿Y bien? —jaejoong preguntó mientras lo miraba.

Yunho se sentía como si se retorciera bajo la mirada directa de Jaejoong. El hombre parecía estar totalmente centrado en él, algo que Yunho no sentía de muchas personas, a menos que quisieran algo. Se preguntó qué querría Jaejoong.
—¿Qué pasa con las orejas?
Jaejoong se acercó y las tocó. —¿No te gustan?
—Uh, creo que nunca había pensado en eso. —Yunho se encogió de hombros, sin saber cómo responderle a su compañero teniendo en cuenta la ansiedad que estaba empezando a notar en su rostro—. Se ven muy lindas.
Jaejoong sonrió. —Tengo varios pares de diferentes colores, pero el negro es mi favorito. Combina mejor con mi cabello, ¿no crees?
—Por supuesto. —Yunho no podía apartar los ojos de las orejas. Eran negras, peludas, y totalmente falsas. Le encantaría mostrar a Jaejoong cómo eran las orejas reales.
—También tengo colas, pero la gente sigue robándomelas.
Yunho parpadeó. —¿La gente roba tus colas?
Jaejoong asintió. —Sólo en esta semana me han robado tres. Es muy desagradable. ¿Sabes lo difícil que es encontrar colas de calidad? No es que esas cosas crezcan en los árboles.
—¿No puedes simplemente —Yunho hizo un gesto con la mano en el aire— ir a una tienda y comprarlas?
—Oh no, las colas que uso son de una calidad mucho mejor que las compradas en tiendas pequeñas. Ordeno las mías en línea para que coincidan con mis orejas. Quiero decir, en serio, si quieres usar orejas y una cola, tienen que ser de la mejor calidad.
—Bueno, eso tiene sentido. —Pero no para Yunho. Miró a Jaejoong y se preguntó si el hombre estaba un poco fuera de sus cabales. Ni siquiera tenía un nombre normal. ¿Quién se llamaba Jaejoong a sí mismo?—. ¿jaejoong es tu nombre real?
—Kim Jaejoong —respondió el hombre—, llamado así por mi madre, Kim Luna.
Yunho se quedó boquiabierto. —¿El nombre de tu madre es Kim Luna?
Jaejoong frunció el ceño por primera vez desde que había conocido al hombre, arrugando la frente. —¿Qué? ¿Tienes algún problema con eso?
Yunho levantó las manos rápidamente y negó con la cabeza. Al parecer, su mamá no era un tema de discusión. —Nada en absoluto —respondió—. Sólo me preguntaba si era en serio. Tienes que admitir que Jaejoong y Kim Luna son nombres poco comunes.
—¿Y Jung Yunho no lo es?
—En mi familia no.
Jaejoong sonrió y saltó a presionar su cuerpo contra el de Yunho. —Háblame de tu familia.
Jaejoong sonaba como si estuviera realmente interesado, lo que sorprendió a Yunho. No mucha gente quería llegar a conocerlo realmente. En lugar de responder a la pregunta de Jaejoong, presionó su mano contra el pecho del hombre, justo sobre su corazón.
—¿Es por eso que tienes un tatuaje de la luna sobre tu corazón?
jaejoong asintió. —Mamá me habría matado si tuviera la palabra mamá tatuada en el pecho. Una luna parecía más apropiado. —Los dedos de Jaejoong se movieron hasta el pecho de Yunho, en su hombro derecho y abajo de su brazo. —Tu tatuaje es bastante impresionante.
Yunho sonrió. Era más que impresionante, y él lo sabía. Era enorme. También simbolizaba la vida, un escorpión negro trepando por encima del hombro y por el pecho. La cola del escorpión se enroscaba por el brazo de Yunho con el aguijón terminando en el pliegue del codo. Un rastro de gotas de sangre goteaba desde allí.
—Vamos a ver —reflexionó Jaejoong cuando sus dedos trazaron el escorpión—, ¿un escorpión negro mortal? Creo que expresa lo letal que puedes ser, pero también lo resistente y adaptable. Eso demuestra el poder, la fuerza y la inteligencia. Sin embargo las gotas de sangre me confunden. ¿Representan a todas las personas que has perdido?
—Se podría decir eso —respondió Yunho—. Representan a todas las personas con las que he luchado en mi vida. —Observó cuidadosamente el rostro de Jaejoong buscando su reacción.
—Lo lamento —susurró jaejoong.
—¿Por qué lo lamentas? —Yunho preguntó, confundido no sólo por la pregunta, sino por la tristeza que veía en el rostro del hombre. Parecía una extraña reacción en él. La vida era lo que era. Yunho aprendió a una edad temprana a luchar por lo que quería y seguir luchando para mantenerlo.
—No me suena como si hubieras tenido una vida muy feliz.
Yunho estaba a punto de responder y explicarle la realidad de su vida cuando otra sonrisita misteriosa se extendió por todo el rostro del hombre. Hizo que Yunho se pusiera muy nervioso. Lo mismo hizo la mano de Jaejoong que acariciaba su mejilla.
—Supongo que tendré que hacer mi misión conseguir que tu vida sea feliz y llena de alegría. No te preocupes, Yunho, yo cuidaré bien de ti.
Yunho estaba jodido, y él lo sabía. Había imaginado que Jaejoong era un problema, y el hombre sólo lo admitía. Tal vez no con tantas palabras, pero la verdad era evidente para cualquiera que lo viera. Jaejoong iba a hacer de su vida un infierno.
Yunho vio sólo una opción abierta para él. Tendría que mantenerlo bajo llave en todo momento para asegurarse que no causara ningún problema. Eso iba a ser más difícil de lo que parecía, pero entre él y su círculo íntimo, sabía que podría hacerlo. Después de todo, ¿qué cantidad de problemas podría causar un pequeño hombre?
—¿Por qué no nos dirigimos a mi casa, y podremos hablar de ello? —Yunho preguntó.
Cuanto más rápido pusiera a Jaejoong fuera del ojo público, mejor. Ya podía sentir las miradas clavadas en su espalda. La gente iba a empezar a hacer preguntas muy pronto, preguntas que en esos momentos no quería responder.
—¿Tienes una bañera? Porque me encanta la hora del baño —dijo Jaejoong—. Todas esas burbujas y la piel desnuda —Jaejoong se estremeció—. Yunnie.
«¡Ah, diablos!» Jaejoong iba a ser su muerte. Probablemente querría caviar y champán mientras estuviera sumergido en la bañera. Jaejoong tendría que aprender que él trabajaba para ganarse la vida. No vivía una vida de lujo, y a partir de esa noche, jaejoong tampoco.
La mente de Yunho daba vueltas mientras escoltaba a Jaejoong a través de la multitud. Persona tras persona miraba hacia ellos con curiosidad mientras se movían entre la multitud de personas. Yunho sólo miró hacia otro lado.
—Uh, ¿Yunho? —Jaejoong le preguntó vacilante.
—¿Sí, bebé? —Yunho le preguntó mientras apretaba su mano en la espalda de Jaejoong para mantenerlo en movimiento.
—¿Por qué me mira la gente?
Yunho miró hacia atrás por encima del hombro. Jaejoong estaba en lo cierto. La gente estaba mirando. Se encogió de hombros y se volvió hacia Jaejoong. —Estoy saliendo de aquí con el hombre más hermoso del lugar —dijo—. ¿Por qué otra cosa podría ser?
Jaejoong le sonrió, con el rostro sonrojado. —¿En serio?
—Como si no lo supieras. —Yunho sonrió. ¿Cómo podría Jaejoong no saber cómo de precioso se veía? Yunho se sorprendió de que los hombres y también las mujeres, no se arrojaran a sus pies.
—¿Podemos pasar por mi habitación y tomar un par de cosas? —Jaejoong preguntó mientras envolvía su brazo alrededor de la cintura de Yunho.
—¿Tu habitación? —Yunho preguntó.
—Sí, algunos amigos y yo vinimos de vacaciones de primavera. Estamos compartiendo una habitación en el edificio de invitados —dijo Jaejoong—. Sólo tengo que recoger algunas cosas, si te parece bien.
Yunho asintió con la cabeza y caminó en la dirección que le indicó Jaejoong. —¿Qué edificio? —Tenían varios edificios de invitados, todos con el propósito de darles hospedaje a los visitantes que acudían a quedarse en el gran complejo del clan.
—Justo por allá —dijo Jaejoong mientras señalaba a uno de los edificios.
—Conozco el lugar. —Era uno de los muchos edificios del enorme complejo.
Yunho se volvió hacia la carretera principal que conducía al edificio de invitados, preguntándose en qué demonios se estaba metiendo. Supuso que lo averiguaría.
No era como si pudiera dejar a Jaejoong ahora que se había acoplado con él.
Jaejoong le pertenecía, pura y simplemente, y Yunho sabía que tenía que lidiar con eso. Eso no quería decir que no estableciera las reglas para Jaejoong, porque lo haría. Él tenía demasiadas responsabilidades y no tenía tiempo para perseguir a su compañero un poco alocado, no importaba qué tan sexy fuera el hombrecito.
Yunho se tambaleó cuando sintió la mano de Jaejoong en su culo. Rápidamente enderezó sus pasos. Abrió la boca para gritar a su compañero por ser cariñoso en público, pero los sonidos de la risa de Jaejoong llenaron su oído.
Se sintió sorprendido de lo bien que esa risa expresiva lo hacía sentir. Su corazón de repente se sintió más ligero, más lleno de optimismo y esperanza para el futuro de lo que se había sentido ese día, quizás incluso desde hace meses.
Como no era posible dar rienda suelta a ese sentimiento o caer en la alegría obvia de Jaejoong, Yunho simplemente agarró la mano del joven y la movió a la seguridad del centro de su espalda baja. Volvió la cabeza ligeramente para que Jaejoong escuchara sus palabras al hablar.
—Cuidado, Jaejoong —dijo en voz alta.
—Aguafiestas —dijo Jaejoong, pero el resto de la caminata mantuvo las manos donde estaban.
Yunho estuvo casi decepcionado.
—¿Qué habitación es la tuya? —Yunho le preguntó cuando se detuvieron frente al edificio que Jaejoong había indicado.
—El segundo piso, la tercera puerta al final de la escalera —dijo Jaejoong, y señaló—. Ahí mismo.
Yunho se acercó a la escalera que Jaejoong señaló. Arqueaba una ceja mientras observaba a Jaejoong mirar por las escaleras y luego a él, mordiéndose el labio inferior. El cuerpo de Jaejoong rebotó donde estaba. El hombre parecía un gatito excitado. Si tuviera una cola auténtica, la habría meneado a mil por hora.
—¿Quieres venir a mi habitación y ver mis aguafuentes?
Yunho se rio entre dientes. Si Jaejoong había estado tratando de ocultar su intención, había sido totalmente transparente. Así las cosas, a Yunho le fue imposible negarse al hombre. —Aguafuentes, ¿eh?
Yunho se rio cuando Jaejoong lo tomó de la mano y lo arrastró hacia la escalera. El entusiasmo de Jaejoong era contagioso. Una vez más, Yunho se maravilló de lo alegre que se sentía. No sabía si se trataba de la personalidad animada de Jaejoong o el hecho de que por fin había encontrado a su compañero, pero descubrió que le gustaba la sensación.
—¿De qué clase de aguafuentes estamos hablando aquí? —Yunho preguntó mientras subía las escaleras y caminaba hasta la puerta de Jaejoong—. No estarás tratando de que lleguemos a tu habitación para que puedas aprovecharte de mí, ¿verdad?
La polla de Yunho pasó de semiblanda a dura como roca en una fracción de segundo cuando Jaejoong se detuvo en el acto de abrir la puerta de su habitación y lo miró por encima del hombro. La sonrisa sensual de Jaejoong sólo se agregó al nivel de excitación de Yunho.
Las cejas de Jaejoong se movieron. —Soy el hombre sobre el que tu madre te advirtió.



Aguafiestas : es una invitación de connotación sexual .
Notita : 
muchas Gracias chicas por comentar el capitulo anterior 
en serio me animo mucho , sin embargo lo que prometi sobre acerca de actualizar rapido , lo siento , tratare de actualizar mas seguido , para que no se olviden de esta increible historia :) - hasta la proxima actualizacion ,  :) 
FELIZ NAVIDAD Y FELIZ AÑO NUEVO !!  ♥ 

viernes, 13 de diciembre de 2013

Capitulo 1

Capítulo 1
—Alguien robó mi cola otra vez —se quejó Kim Jaejoong mientras se dejaba caer en el asiento de enfrente de donde sus amigos estaban. Cruzó los brazos sobre el pecho y sacó el labio inferior hacia fuera. Estaba enojado. Era la tercera vez en esa semana que alguien se había llevado su cola.
Y le gustaba demasiado esa cola. Era una de sus favoritas, larga y negra, y tenía el swing exacto para coincidir con el vaivén de sus caderas. Jaejoong había pasado horas frente a su espejo de cuerpo entero perfeccionando el movimiento de sus caderas hasta que lo consiguió.
—¿Alguna vez has pensado en no llevar cola, Jaejoong? —Junsu preguntó.
Jaejoong rodó los ojos. —Oh, por favor, me vería ridículo sin mi cola.
—Bueno —dijo Junsu mientras agitaba su mano hacia el trasero de Jaejoong—, si no dejas la cola en casa, tienes que esperar que la gente trate de tomarla.
—¿Por qué simplemente no la dejan en paz? —Jaejoong preguntó.
—Jaejoong, no quieres que la dejen en paz, ¿recuerdas? —Yoochun sonrió—. Por eso comenzaste a usar las orejas y la cola en primer lugar.
—Yo quiero que la miren, no que se la lleven.
—Entonces tal vez deberías colocar la cola en tus pantalones.
Jaejoong rodó los ojos. —¿En serio?
Yoochun se rio entre dientes. —Jaejoong, sólo estoy diciendo que si no quieres que la gente robe tu cola necesitas asegurarla a tu culo un poco mejor.
—Simplemente sería mejor si fuera real —se quejó Jaejoong—, y entonces nadie podría robarla. Podría morder al que lo intentara.
—Sí, pero no veo que eso suceda en corto plazo, Jaejoong.
—¡Podría suceder! —Jaejoong insistió, frunciendo el ceño ante Junsu. Ninguno de sus amigos parecía entender que tenía fascinación por todas las cosas concernientes a los lobos, y ni siquiera estaba seguro de que quisiera que lo entendieran. Era un poco raro y bastante obsesivo.
—Hey, tengo una idea genial —dijo Junsu—. Mi familia tendrá otra vez una pequeña reunión esta noche en la casa. Va a haber comida, baile, todo. ¿Quieres ir?
Jaejoong echó un vistazo alrededor del bar. Se suponía que iba a ser un lugar divertido, solo que no pasaba nada. Estaba aburrido. Cualquier cosa tenía que ser mejor que pasar el rato en un bar que estaba casi vacío. El lugar estaba muerto.
—Claro —dijo Jaejoong—. Estoy dentro.
Jaejoong se acercó y comprobó la colocación de las orejas negras y peludas de lobo en la parte superior de su cabeza. Satisfecho de que estaban justo donde se suponía debían estar, le tendió la mano. Una piruleta fue plantada en su mano mientras una risa profunda salía de Yoochun.
Jaejoong arrancó el envoltorio y se metió la piruleta de sabor dulce en la boca. El sabor afrutado a cereza estalló a través de su lengua. Gimió y cerró los ojos, amando el sabor y la textura de la pequeña piruleta redonda en su boca.
—Maldita sea, muchacho —canturreó una voz por encima del hombro derecho de Jaejoong—, apuesto a que habrías gemido igual de fuerte con otra cosa en la boca.
Jaejoong ni siquiera abrió los ojos. Estaba disfrutando demasiado de su piruleta. Sólo alzó la mano y levantó su dedo medio.
—¿Eso es una invitación, muchacho?
Jaejoong abrió los ojos y miró al otro lado de la mesa a Yoochun  y Junsu. Rodó los ojos, a continuación, una pequeña sonrisa se dibujó en su sexy rostro. Girando en su asiento, miró al hombre que estaba de pie junto a su silla.
Los pantalones de cuero ajustados realmente no hacían nada por el hombre. Ni el chaleco de cuero negro, que era lo único que cubría la mitad superior de su cuerpo. Jaejoong sabía que el hombre pensaba que era guapísimo, pero él no tenía cola ni orejas, y eso lo ponía en la parte inferior de su lista de atractivos.
—No lo sé. ¿Puedes darme lo que quiero?
—Mi nombre es Mick Red—el hombre palmeó su entrepierna—. Y tengo más que suficiente para darte exactamente lo que quieres.
jaejoong lo dudaba seriamente. —Entonces muéstrame tu cola.
—¿Mi qué?
—¿No tienes cola? —Jaejoong hizo un mohín—. Ah, qué pena. ¿Qué tal unas orejas, entonces? Personalmente, prefiero las orejas negras y peludas, pero supongo que cualquier tipo de orejas de lobo estaría bien.
Una mirada de disgusto se acercó al rostro del hombre menos que hermoso. —¿Eres una de esas personas a las que les gusta follar animales?
—No, por eso no te voy a joder a ti.
Satisfecho con esa pieza de su discurso, Jaejoong pegó la piruleta en el techo de su boca y se dio la vuelta en su asiento. Ese tipo, quienquiera que fuese, no tenía ningún interés para él. Le gustaban los hombres dominantes, pero los que eran naturalmente dominantes, no los que tenían que demostrarlo a otras personas.
—¡Eres un pequeño freak!
Jaejoong apenas tuvo tiempo suficiente para procesar las palabras de enojo cuando las manos del hombre se posaron en su hombro. Se encogió y gritó cuando fue arrancado de su asiento y dejó caer su piruleta mientras era arrojado al suelo.
Jaejoong patinó hasta varios pies de distancia. Sacudió la cabeza para aclararla y luego se incorporó. Sus ojos se abrieron cuando volvió a mirar a través del piso y vio a sus amigos atacando al hombre vestido de cuero. Se rio entre dientes cuando el hombre cayó de rodillas ante el asalto.
«¡Dadle duro!»

Jaejoong comprobó para asegurarse de que sus orejas aun estuvieran correctamente colocadas en su cabeza y luego se puso de pie y corrió al otro lado de la habitación. Saltó sobre la espalda del hombre y comenzó a tirar de su cabello. Tuvo la profunda satisfacción de oír el gruñido de dolor del hombre justo antes de que alguien lo agarrara y lo arrancara de encima de él.
—¡Hey! —Jaejoong gritó.
—¡Es suficiente! —Un hombre bastante grande gritó.
Jaejoong fulminó con la mirada al hombre de pelo rubio que lo sostenía. Sacó el labio inferior y señaló al hombre en el suelo. —¡Él empezó!
—No me importa quién empezara —gruñó el hombre que puso a Jaejoong en sus pies—. Yo lo voy a parar.
Jaejoong se dio cuenta de que tenía que estirar el cuello hacia atrás para mirarlo a la cara. Aunque eso no era inusual para él, no le gustaba la forma en que hacía que sus orejas comenzaran a deslizarse fuera de su cabeza. Gruñó y le dio una patada al hombre en la espinilla.
—¡Ow! —gritó el hombre mientras agarraba su pierna y empezaba a saltar alrededor—. ¿Por qué demonios hiciste eso?
—Has hecho que mis orejas se movieran.
«¡Duh!»
—¿Orejas? ¿Qué orejas?
Jaejoong lo fulminó con la mirada. Alzó la mano y reposicionó las orejas en la parte superior de su cabeza. Para el momento en que lo hizo, el hombre había dejado de saltar —lo cual era bueno, porque un hombre tan grande como él no debería saltar, eso le daba un aspecto extraño— pero seguía mirando a Jaejoong mientras se frotaba la espinilla.
—Eres un maldito loco.
Jaejoong  le sacó la lengua al hombre. Cuando se volvió y caminó lejos deseó haber tenido su cola, habría hecho su salida más memorable. Así las cosas, tuvo que conformarse con balancear sus caderas lo suficiente como para conseguir unos cuantos silbidos y una palmada en el culo mientras salía por la puerta principal.
En el momento en que la puerta se cerró detrás de él se dio cuenta de que había salido del edificio sin sus amigos. Rodó los ojos, deseando poder tomar el control de su temperamento. Era una batalla que había estado luchando desde que estaba en pañales. Una batalla perdida.
Se acercó al coche en el que había llegado con sus amigos y se apoyó en el capó. Tendría que esperar hasta que ellos salieran del bar para poder irse. Junsu tenía las llaves. Peor aún, Yoochun tenía todas sus piruletas.
«Es una noche oscura y tormentosa... bueno, al menos se está haciendo de noche», pensó Jung Yunho para sí mismo. Hizo un gesto a los guardias mientras conducía a través de las puertas delanteras de la sede del clan. Estacionó su motocicleta en un lugar en frente del edificio principal y apagó el motor.
Podía ver un pequeño grupo de personas en la distancia. El Festival de la Luna mensual estaba en su apogeo. Era la versión menor de un Encuentro Lyken, que sólo ocurría una vez al año y en el que todos los clanes estaban involucrados. El Festival de la Luna era solamente para los clanes locales.
Por lo general disfrutaba de esas pequeñas reuniones sociales, pero últimamente las reuniones parecían un mercado de carne disfrazadas como fiestas. Cada lobo suelto en el clan, y unos pocos que no eran del mismo, llegaban a esas fiestas a conectar, encontrar pareja, y en general tener sexo.
Parecía un intento inútil para Yunho. Durante años, había disfrutado de las fiestas lunares mensuales. Encontraba una cita o dos, los llevaba a algún lugar, perdían el tiempo, y les decía adiós antes incluso de que el sol de la mañana se elevara en el cielo. A menos que se aparearan, los cambiaformas lobos eran bastante indiscriminados en cuanto a la persona con la que dormían.
A medida que pasaba el tiempo y más gente entraba y salía de su cama, Yunho empezó a desencantarse con las reuniones mensuales. Seguía conectado con citas ocasionales sólo para aliviar su dolor, pero estaba más interesado en encontrar una pareja que en echar un polvo. Quería encontrar la misma felicidad que su Alfa, Asher, había encontrado recientemente con su pareja.
Sacudiendo la cabeza, se bajó de su moto y se dirigió a la multitud. El lugar parecía bastante lleno. Yunho no estaba sorprendido. El Festival de la Luna mensual era lo más destacado del mes, un lugar para ver y ser visto por todo tipo de lobos. Imaginaba que la mayoría del clan estaba allí.
—Hey, tío Yunho, ¿puedo conseguirte una cerveza?
Yunho se detuvo para sonreír a su sobrino. —Sí, Junsu, eso sería genial, algo frío, ¿hmmm?
Kim Jnnsu era un amor, apenas tenía veintidós años y se graduaría de la universidad en tan sólo unos pocos meses. Yunho sabía que el padre de Junsu, Seon Yoo, estaba aterrorizado de que Junsu dejara su comunidad poco después de terminar la universidad para irse a un lugar más emocionante. Yunho no estaba tan seguro.
—Oye, Junsu, ¿cómo van las cosas en la escuela? —preguntó cuando el chico empezó a alejarse.
Junsu se volvió, cabellos rojos brillantes rebotando alrededor de su cara mientras sonreía de oreja a oreja. —Oh, me encanta. Mis amigos y yo venimos de allí. Pop dijo que podía traerlos a todos en las vacaciones de primavera.
Yunho asintió. Junsu necesitaba el permiso de Seon o de él para llevar a alguien al complejo. Ellos estaban a cargo mientras su Alfa estaba de viaje de negocios. —¿Piensas quedarte en la ciudad, o mudarte, una vez que hayas terminado la escuela?
Junsu se rio. —¿Realmente Pop me dejaría ir?
—Si eso es lo que realmente quieres hacer, estoy seguro de que lo haría. ¿Necesitas que hable con él?
Junsu negó con la cabeza. —No, en realidad soy muy feliz donde estoy. —Junsu se acercó y puso su mano alrededor de su boca—. No se lo digas a Pop, pero estoy pensando en hacerme cargo cuando se retire.
—¿Tu papá, retirarse? ¿Crees que eso va a pasar alguna vez? —Yunho se rio, pero era bastante serio. Seon era el tercero en el mando, el ejecutor del clan. A veces Yunho pensaba que Seon Yoo tomaba el liderazgo con más seriedad de lo que él lo hacía.
—Lo haría si pudiera escapar de su madre y encontrarse una cita.
Yunho no pudo evitar reír de nuevo. Era un hecho muy conocido en su clan que Seon no había tratado de encontrar una nueva pareja desde que su esposa lo había dejado años atrás. Junsu era sólo un bebé cuando ocurrió, y nadie había visto a Kim Lina desde entonces.
Dio una palmadita en el hombro de Junsu y se dirigió hacia la multitud, saludando y diciendo ‘hola’ aquí y allá. No entendía cómo Seon podía haber estado todos esos años sin compañía. Yunho entendía la necesidad de Seon Yoo de mantener a su hijo, pero también tenía que cuidar de sí mismo. Quizás debería tener una pequeña charla con él.
—¿Has tenido suerte encontrando a tu pareja? —Junsu preguntó.
Yunho dejó de caminar para volverse y mirarlo. Sacudió su cabeza. —Todavía no, pero la noche aún es joven, y yo también.
—Hay unos cuantos nuevos lobos aquí esta noche, algunos muy bonitos. Tal vez tengas suerte.
Yunho se encogió de hombros mientras miraba alrededor de la zona en busca de la gente en el claro. Quería encontrar a su compañero, todos los lobos sin pareja lo hacían. Era una necesidad que tenían arraigada en ellos desde antes de nacer. Yunho había pasado un tiempo difícil buscando una pareja que le gustara a su lobo tanto como a él.
Encontrar un compañero era un proceso incómodo. Su lobo tenía que estar tan enganchado como él. A Yunho le gustaban las relaciones simples con hombres que entendieran que él era el jefe, mientras que a su lobo le gustaban bastante los chicos lindos que necesitaban demasiada atención.
Como Beta de su clan, Yunho no tenía mucho tiempo para dedicar a un compañero. Hacía mucho tiempo había tomado la decisión de que una pareja de alto mantenimiento no era para él. Ahora, si tan sólo pudiera convencer a su lobo de eso.
—No estoy mucho en lo de los chicos lindos, Junsu. Toman demasiado trabajo. Pero ya veremos —dijo.
Justo al llegar hasta la multitud, Yunh vio un destello azul por el rabillo del ojo. Se volvió para mirar por encima de la gente que asistía a la fiesta, sintiéndose más intrigado de lo que estuvo en años. Sus ojos se abrieron con asombro a la impresionante vista que tenía delante.
Un par de ojos cafés oscuros brillantes con bordes de acero delineados de negro se bloquearon momentáneamente con los suyos, y se sintió demasiado aturdido para moverse. El hombre que miraba a través de la multitud era la criatura más hermosa en la que alguna vez había puesto sus ojos.
De cabello corto rubio, pecho estrecho, caderas delgadas, esbeltas piernas... era perfecto. Yunho estaba fascinado, intrigado, y al instante duro como una roca. Quería llegar a través de la multitud de personas y apoderarse de la visión que tenía frente a él, atrayendo al hombre a su espacio.
Podía sentir la conexión inmediata con el hombre más pequeño. Su lobo interior se asentó y rugió, y luego jadeó. Quería salir. Quería reclamar a su compañero. Yunho supo de repente que el hombre sexy era su futuro.
Gimió. Con sólo mirar al pequeño y hermoso hombre podía decir que tendría problemas. Tenía escrito sobre él ‘de mucho mantenimiento’. Su lobo gruñó queriendo salir, listo para reclamar a su compañero, mientras que Yunho sólo quería salir disparado en otra dirección y pretender que no lo había visto nunca.
Antes de que pudiera llegar a una decisión, el hombre fue retirado de su vista por una mano en su hombro. Una repentina veta posesiva le atravesó el cuerpo y no pudo controlar el profundo gruñido que salió de sus dientes apretados.
Los músculos de sus hombros se tensaron y sus manos se apretaron en puños. Podía sentir la tensión que pasó a través de su cuerpo cuando su lobo estuvo dispuesto a luchar por su pareja. El vello en la parte posterior de su cuello se erizó. Yunho tenía una imperiosa necesidad de romper al hombre a quien pertenecía la mano que estaba sobre el que de repente consideraba suyo.
Moviéndose rápidamente a través de la multitud, Yunho se dirigió hacia el centro del claro, donde varias personas estaban bailando. Podía ver al hombre de cabello rubio luchar contra un hombre mucho más grande vestido de cuero, sus pequeños puños golpeando contra el que lo sostenía.
Yunho volvió a gruñir. Esta vez no trató de suprimir su rugido. En su lugar, dejó que tuviera vía libre, cada vez más fuerte, y rápidamente cubrió el suelo entre él y el objeto de sus deseos. La multitud de personas entre ambos se separaron con pánico, despejando el camino para Yunho.
Agarró el hombre más grande alrededor del cuello con una mano y lo mantuvo suspendido unos centímetros por encima del suelo. Con la otra mano agarró el brazo del más pequeño y lo acercó a su lado, dándole seguridad.
—¡Es mío! —Yunho gruñó al hombre que sostenía por el cuello. Incluso mientras luchaba por controlar a su lobo interior que luchaba por salir y romper en pedazos al hombre, el más suave y delicioso aroma que alguna vez hubiera olido flotaba en el aire.
—Estábamos bailando —se atragantó el hombre.
Sus palabras sacaron a Yunho de su anhelo de más del olor maravilloso. Nunca había olido algo tan fantástico, tan excitante, en su vida. Su lobo volvió a rugir, arañando las entrañas de Yunho para salir.
—Nunca estuve de acuerdo en bailar contigo —gritó el hombre pequeño al lado de Yunho.
Yunho ocultó su sonrisa cuando las manos del hombrecillo se apretaron en puños y se abalanzó hacia el hombre que estaba en sus garras. Parecía que su compañero tenía un poco de mal genio.
—Es mío —dijo Yunho. Frunció el ceño con sorpresa, y sólo con un poco de confusión, cuando el hombre se rio ásperamente.
—Vas a lamentar esa decisión. —Los siniestros ojos del hombre se volvieron para mirar al pequeño clavado contra el costado de Yunho—. Jaejoong es humano. No puedes confiar en él. No se puede confiar en los chicos lindos como él. Nunca.
Yunho miró al hombre por un momento y luego lo lanzó a varios metros de distancia. —Vete —dijo mientras observaba al hombre ponerse en pie. Lo miró hasta que salió corriendo de su vista antes de mirar hacia abajo a los profundos y abiertos ojos cafes de Jaejoong, lo que hacía que se vieran enormes en su cara. Todo su cuerpo temblaba. Sus manos agarraron el brazo de Yunho con dedos blancos. Yunho podía oler el miedo y la ira rodando fuera de Jaejoong en grandes olas, pero el hombre siguió al resplandor después de su agresor.
—Ahora estás a salvo, Jaejoong —dijo Yunho tan suave como su voz áspera como el whisky le permitía. Yunho casi se cayó en estado de shock cuando Jaejoong se apartó de él sólo para mirar hacia arriba, con los ojos disparando llamas.
—No necesito tu ayuda —dijo mientras reposicionaba las falsas orejas de lobo en la parte superior de su cabeza— Podría haberme sacado de encima a ese cabeza de polla yo solo.
—¿Cabeza de polla? —Yunho preguntó. Una ceja oscura se disparó y una pequeña sonrisa cruzó sus labios. No pudo evitar reírse cuando Jaejoong rodó los ojos. El hombre era simplemente fascinante.



POP : Forma cariñosa de llamar Junsu a su Padre.




Nota Final : 
Primero que nada , Gracias a todas las personas que han comentado la sinopsis de esta increible historia , y las personas que no , espero que lo hagan , me animarian mucho a seguir conitnuando , no tengo mucho tiempo de entrar , ahora que estoy un poco libre , estoy adaptando mas capitulos , es muy ificil para mi entrar a internet , asi que salgo de mi casa sin permiso, solo para que ustdes lectoras puedan al menos leer una historia de la couple que les gusta como a mi , un comentario no hace daño , al contrario alegra a la persona que adapta o hace historias , a continuar :) 
gracias .

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Sexy Love

SEXY LOVE
Título: Sexy Love.
Autor: Stormy Glenn
Adaptaciòn: Yo
Género: Romantico , Comedia , Angst (?)
Pareja: YunJae 
Advertencia: Lemon , Nc-17
Resumen:
Jung Yunho vive una existencia solitaria como Beta del clan de lobos al que pertenece. Su trabajo es proteger a su pueblo y seguir las órdenes de su Alfa, lo que no deja mucho tiempo para encontrar a un compañero o llenar el hueco vacío en su corazón. Cuando ve un par de sexis ojos mirándolo durante el Festival de la Luna, se da cuenta que ha encontrado a su compañero.
Encontrar a Kim Jaejoong no es tan fácil como mantenerlo. Jaejoong puede estar fascinado por todas las cosas relacionadas con los lobos, pero cuando Yunho se pone salvaje durante su apareamiento, Jaejoong corre por su vida. Yunho tiene que pedir ayuda para encontrarlo, sólo para descubrir que su compañero se esconde justo debajo de su nariz en el complejo del clan Jung.

En lugar de convencer a Jaejoong de los méritos de estar acoplado a un lobo, Yunho tiene que depender de Jaejoong para protegerse a sí mismo mientras intenta proteger al hombre del peligroso mundo en el que acaba de entrar. Si sobreviven a la interferencia de amigos bien intencionados y a un cambiaforma coyote empeñado en matar a Jaejoong, es posible que tengan la oportunidad de descubrir lo que el destino ha planeado para ellos.

Capitulo 1 
Capitulo 2 
Capitulo 3
Capitulo 4
 Capitulo 5  
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8

jueves, 22 de agosto de 2013

Capitulo 4

Capitulo 4
Yunho

- Joder, aparece Joongie…–Mi pierna no dejaba de saltar y mi puño golpeaba constantemente la mesa.
Trataba de fijarme entre todas las personas si por algún sitio lo lograba ver, pero no había ni rastro de él. Era como si se lo hubiera tragado la tierra. Habían pasado veinte minutos desde que se alejó de la mesa supuestamente para ir por una bebida; pero aun aunque hubiera tanta gente aquí, máximo se tardaría diez minutos en volver… Me estaba preocupando.
Desde que se fue no había podido dejar de pensar en lo último que me dijo:

“Q-quiero quedarme porque en casa sólo podemos ser hermanos y…y… no sabes cuánto detesto eso”

Al parecer yo no era el único que pensaba de esa forma. Me mordí una uña.
¿Y si Jaejoong también se ha sentido extraño? ¿Y si… siente lo mismo que yo por él? Él es mucho más débil que yo y no dudo que si estoy en lo cierto, Jaejoong en este momento está más asustado que nada, y no miento al decir que yo también. Necesitaba hablar con él urgentemente.
- Yunho… ¡Yunho!… estás más perdido que nosotros chaval, ¿no escuchaste nada de lo que te dijimos? –Nada importante seguramente y ni siquiera me importaba hablar con ellos ahora; pero tuve que hacerlo por conveniencia propia.
- ¿No la ven?
- Ooouh, tu novia. Es tan calladita que ni notamos que no estaba. Ya enserio Yunho, ¿en realidad andas con ella? Porque conociéndote sé que harías todo por cumplir la puta apuesta.
- ¿No la habrá alquilado? Conozco calles donde se puede hacer eso.
- No creo, si así fuera sería una guarra o más habladora; pero ésta es diferente. Amigos, que se me hace que tendremos que acostumbrar a las pavitas a vernos con mostacho.
- La madre que nos pario… adiós encanto; pero aun así sé que puedo tener a la mujer que yo quiera, y si Debbie no estuviera “con dueño” sería la primera que me… ¡Ey!… Au, au, au… ¡Era broma Yunho, suéltame!–Sí, bromeábamos así antes, pero ahora se trataba de Jaejoong, y a él nadie me lo molesta. Le solté el cabello que había agarrado con el puño desde la raíz y Changmin sólo se quejó al sobarse la cabeza. –Ya pues, que sí andas con ella entonces.
- ¿Creen que si no, estuviera tan preocupado ahora? Busquen… ¿La ven por alguna parte?–Todos algo inseguros por mi preocupación, levantaron la cabeza y como radares comenzaron a buscar por todas partes al igual que yo.
- No la vemos por ningún lado, Yunho, ¿y si ya se fue?– ¿Irse? Él no sería capaz. Dijo que quería quedarse ¿pero y si mintió? Nonono, él me avisaría primero. Pero… ¿Y si aún no quiere verme? ¡No! Sigue aquí, estoy seguro.
- No, ella está aquí. Seguro se perdió al querer regresar – y aunque sonara ridículo, era muy lógico considerar esa opción. El lugar estaba infestado casi hasta asfixiar.
- ¿Qué te parece si voy a buscarla?–Yoochun, se levantó de la mesa decidido a marcharse, no sin antes esperar mi respuesta. En realidad era el único al que había notado mirando por todas partes desde que Jaejoong se había marchado, tal vez estaba preocupado al igual que yo–la encuentro y la traigo aquí sana y salva.
- No, en todo caso soy yo quien debe ir. –Hice el intento de ponerme de pie también, pero Yoochun puso ambas manos en mis hombros, sentándome de nuevo.
- Eso parece ser lo más lógico, pero watcha: si ella regresa y no te ve en la mesa, huira despavorida si sólo nos ve a nosotros. He notado como nos mira – sonrió. En eso tenía muchísima razón, conozco a Jaejoong perfectamente y estoy seguro que si viera la mesa sin mí en ella, preferiría ir a buscarme y de nuevo un embrollo se armaría. No soportaba a mis amigos y mucho menos lo haría a solas con ellos, y lo cierto era que yo tampoco sería capaz de dejarlo rodeado de estos imbéciles, conociéndolos, quizá tendría que considerar la idea de Yoochun. –Déjame buscarla, no será tan difícil como parece. Enseguida te la traería.
-No estoy seguro…
- Ahora no puedes pensar bien porque estás preocupado. Hombre, te portas de una manera muy sobreprotectora, eso no ayudara a nadie. Hazme caso –después de darle varias vueltas al asunto, tratando de pensar en otras mejores opciones, no me quedó de otra más que tomarle la palabra. No dudo que Jaejoong se enojaría al ver a Yocun ir por él en vez de mí, lo más seguro que pensaría que yo lo mandé a buscar. Pero no había muchas opciones y no dudo que también se renegara a venir si me veía a mí. Esto ya me estaba alterando y confundiendo.
- Vale, vale; pero si no la encuentras vienes de inmediato a avisarme ¿de acuerdo? A ver si no llega antes…
- Por supuesto, no lo dudes –me estrechó la mano y sonrió. Fruncí el ceño.
Rápidamente se escabulló entre toda la multitud y al instante esa cabeza Castaña se perdió entre ella.
- Yunho, que no le paso nada, deja de tamborear la mesa que hasta un terremoto provocarás. Tranquilízate, ya verás que ahorita la encuentra –no estaba muy confiado de eso pero decidí hacerle caso a Junsu. ¿Por qué tenía que preocuparme?…”Jaejoong para nada es estúpido y a fin de cuentas es un hombre que sabe cuidarse solo”…Me repetía mil veces eso para calmarme.

12:45 am
- ¿Crees que ya la haya encontrado?
- Exageras, apenas tiene cinco minutos que se marchó, se paciente. –Paciencia era lo último que tenía en este momento. ¿Cómo quiere que esté tranquilo cuando mi hermano está perdido por ahí? Tenía poco tiempo que se había ido Yoochun, por lo que supongo yo tenía que seguir esperando.
01:05 am
- ¡Pero y éste qué! No ha venido ni él, ni mucho menos con Ja-Debbie –empecé a dar golpecitos leves sobre la mesa con mis dedos y a seguir moviendo las piernas en tic nervioso. Aún no regresaba…
- Otra vez… ya estas hartando Yunho. Dale tiempo de buscar. ¿Ya viste el gentío que hay? Me imagino que no será nada fácil buscar a una persona aquí. Y suponiendo como es tu noviecita, capaz y hasta esta escondida por un rincón –desvié la cara hacia la manada de gente que brincaba y bailaba en el centro. Un caos total. Supongo que entre uno era más complicado buscar, sólo esperaría un poco más. ¿Pero por qué Jaejoong no regresaba aún?
Por favor que esté bien…
01:23 am

- ¡Abran los ojos! ¿No la ven?
- Yunho, que no está por aquí. Yo digo que está por el otro lado. Pero Yoochun…
- ¿Saben qué? Por mi Yoochun y ustedes se pueden ir a la mierda… ¡Yo voy a ir a buscarla! No es posible que ni eso sepa hacer bien “Yo voy a buscarla” “Te la traigo enseguida” ¡Demonios! De haber sabido hubiera ido yo mismo–Yo ya no estaba sentado desde hace un buen rato, me la había pasado caminando de un lado a otro en este mismo sitio, alzando la cabeza sobre todo el jolgorio de gente, siguiendo inútilmente las estúpidas ordenes de Yoochun al quedarme a esperar a Jaejoong por aquí.
Estaba demasiado enojado con todo mundo. Con el estúpido de Yoochun por no hacer bien su trabajo; con Changmin y Junsu por estarme colmando la paciencia; con Jaejoong por haber desaparecido y meterme en esta terrible angustia y sobre todo conmigo mismo por haber permitido que se marchara solo. ¡Pero qué estúpido! Hasta algunas de las chicas que se habían acercado para hablarme no les fue tan bien que digamos; pero nada se me hacía importante si no se trataba de Jaejoong. ¡Ya estaba cansado!
- Estén pendientes. Si regresa o la ven me dan un timbrazo al cel.
- No Yunho, no vayas solo. Mejor te acompañamos.
- Sí, éste ya jugó con nosotros, es obvio que no regresará. –No me gustó para nada la manera en que dijo esto último, sonó tan aterrador. Pero debía considerar que tal vez ellos tenían razón… ¿Y si no regresaba? Sacudí la cabeza borrando cada pensamiento malo y rápidamente con la mirada les hice saber que estaba de acuerdo– ¿Quieres que nos separemos?
- No será necesario. Sólo mantengan los ojos bien abiertos –separarse era una buena idea, pero ya no podía fiarme de ellos. Lo más seguro es que terminarían perdiéndose también como lo hizo el tarado de Yoochun; pero agradecía su disimulada y pequeña preocupación.
El primer sitio al que fuimos fue a la barra. Tuvimos que soportar varios empujones y pisotones e incluso uno que otro reclamo; pero no me importaba estar empujando gente para que se quitaran de mi camino.
Al llegar a ésta, nos fijamos bien buscando por todos lados; pero no había rastro de él por ningún lugar. Incluso le pregunté al Barman por “Debbie”, si no la había visto o si había venido por aquí, necesitaba saber.
- Pelinegra, alta, mmmh… ¿Vestía de negro?–Asentí frenéticamente –oh, estuvo aquí hace como una hora más o menos. Sólo tomó un trago y se marchó.
- ¿No vio por donde se fue?–Preguntó Junsu.
- Por aquella dirección… creo –los tres volteamos hacia donde nos había indicado y rápidamente emprendimos el paso. –No se veía muy bien así que le dije que se fuera a casa–Stop.
- ¿Cómo? ¿Estaba enferma? ¿Algo le pasó?
- Parecía estar mareada. ¡Qué va!… Alcohol es a lo que le llamaría a su enfermedad, estaba ebria. Sí, me pidió Tequila– ¿Perdón?–No dejaba de hablar y hablar de cosas sin sentido y de reírse hasta de una mosca que volaba a su alrededor. ¿Eso qué le dice? Anda en otro mundo…
- Vaya, por eso no la encontrábamos. Seguro está más pérdida que nada –lo que bromeó Changmin me cayó como agua fría. Jaejoong no estaba bien, y lo peor de todo es que estaba solo… o tal vez no.
- ¿Entonces dice que se fue…?
- Vino un chico… castaño, alto…–Todos nos miramos y con una simple palabra lo deducimos.
- Yoochun–el barman se encogió de hombros.
-Se fue con él.
- ¡Cómo!… ¿Y usted lo permitió?
- La chica pareció conocerlo, lo llamó por su nombre; pero al instante ella se levantó y se fue hacia donde les dije; él la siguió. –Me quería arrancar el cabello de lo desesperado que me puse. Esto ya no me gustaba nada.
-Gracias. Entonces irem… ¡Yunho, espéranos!
Comencé a caminar y caminar hacia la dirección señalada, con Changmin y Junsu siguiéndome.
- ¡Cuando lo coja lo mato! ¡LO MATO! –Al levantar la mirada me fijé en aquel sitio… ¡El baño! ¿Cómo no se me ocurrió? Tal vez había tenido algún problema y había entrado. Era una esperanza vaga pues calculando desde que el barman lo vio irse, una hora es lo que había pasado. ¿Y si no estaba?
Llegamos a los baños y sin pensarlo me adentré en el de hombres, buscando por todos lados.
- ¡Yunho! ¿Qué haces?–Ni siquiera me fijé que Changmin había entrado detrás de mí.
- ¿Tu qué crees? Buscándolo.
- ¿A quién?
- Pues a…– ¡Coño! Era cierto. En este momento Jaejoong no era Jaejoong si no Debbie. No sería nada lógico buscar a una chica en el baño de hombres. ¿Cómo se me pudo ir ese detalle? Fue inercia–…a Yoochun, me tiene que explicar muchas cosas.
- No creo que esté aquí, lo conoces. Si estamos de acuerdo en lo que estamos pensando que pudo haber hecho con tu chica, no creo que esté en el antro –dejé de patear las puertas de los cubículos en un inútil intento de encontrarlo en uno de ellos y me giré con la cara roja de coraje hacia Changmin.
- ¡No, sí está! ¿Sabes por qué? Porque la conozco y sé que no se iría de aquí con él.
- La emborrachó, Yunho, y…
- ¡¿Te quieres callar?! Ya sé lo que hizo y por eso voy a matarlo cuando aparezca –salí del baño hecho una furia azotando la puerta con fuerza. Con que le haya hecho algo…
Una vez fuera, le pedí a una joven que entrara al baño de chicas y se fijara si no veía a Jaejoong por ahí. Le describí todos los rasgos de Debbie y entró sin problema. Al minuto ya se encontraba a fuera con una negativa en respuesta. Me empecé a desesperar.
- ¡No está, no la encuentro!… ¡Sigan buscando! ¿Quieren?–Yo ya no hablaba, si no mandaba. Ellos algo cohibidos asintieron, ¿qué otra opción tenían? Empezaba a considerar que quizá sí se había podido escapar de él y se haya marchado a la casa puesto que no lo veía por ningún lado. Incluso volvimos a regresar a la mesa por si acaso, pero no había nadie. Estaba hecho un mar de dudas y ya no sabía que pensar. – Oigan, ¿en verdad creen que se la haya llevado?
- Lo conoces…–y vaya que sí –pero piensa, aunque le haya puesto los ojos a Debbie, sabe que es tu novia. ¿Crees que sería tan cabrón como para bajártela?
- No me pongas cuestionarios, ahorita no estoy de humor para eso –estaba confundido. ¿Por qué otra razón no aparecía? ¿Y Yoochun? Lo mandé a buscarlo más nunca volvió. ¿Dónde rayos podrían estar? No, no podía pasarme esto a mí. Aunque no sea por Yoochun, tenía miedo de que le hubiera pasado algo.
Me llevé las manos a la cabeza, tratando de pensar que hacer. Vi entre el gentío una bolita de muchachas que bailaban entre sí. Una de ellas tenía las manos arriba y en estas un movil, el cual usaba como si éste fuera una luz.
¡Bingo!
¿Cómo no lo pensé antes? Rápidamente me llevé las manos a los bolsillos buscando con desesperación mi celular.
- Voy a llamarle– busqué el nombre de jaejoong entre los contactos, lo cual no fue nada difícil, y enseguida oprimí el botón de llamar.
Llamando…
Clinc…Clinc…Clinc…Clinc…Clinc…
- Contesta por favor… contesta…
Clinc…Clinc…Clinc…Clinc…Cli…
- ¿Qué pasa?
- No me coge el móvil…–Colgué antes de que entrara al buzón y enseguida volví a marcar. Sonó una y otra vez y nada. Me extrañaba bastante. Jaejoong por lo general siempre contestaba al segundo timbrazo pero en esta ocasión no fue así. Y sí lo había traído porque yo mismo me había encargado de colocárselo dentro del sostén– ¡Joder, no me contestó!
- Yo le llamo a Yoochun– Changmin, al parecer tuvo la misma respuesta que yo, marcaba y marcaba y nada por el otro lado del teléfono.
- No lo coge. Sí, en definitiva está con ella.
- ¿Quieres seguir buscando, Yunho?
- Sí, de aquí no salgo hasta encontrarla –me preocupaban tres cosas. El estado de jaejoong, el grado de borracho que estaba y lo zonzo que podría ser para dejarse llevar por un desconocido. ¿Y si lo había obligado? Supongo que Yoochun se llevaría una gran sorpresa al descubrir pequeño detallito en Jaejoong, ya eso ni me importaba del todo. Es más, ahora deseaba que lo supiera.
Nos envolvimos de nuevo entre la multitud, todos pendientes de cada rincón. Él era mi responsabilidad, en todo caso fue cosa mía haberlo traído aquí y ahora se me había perdido. Si le paso algo, juro que no me lo perdonaré jamás.
Anduvimos por casi todo el enorme lugar, tratando de evitar a costa la muchedumbre de gente que se empujaba y bailaba como si de eso vivieran. La mayoría estaba en el centro y otras personas sentadas disfrutaban de conversaciones poco importantes.
Por casi en la esquina del lugar, había un alboroto mayor. Varia gente saltaba y gritaba como nunca, formando un gran círculo que rodeaba a personas que también bailaban. Hasta algunos tipos estaban subidos sobre las sillas, chiflando y aplaudiendo la polémica que había en aquel lugar. Pude ver unas manos por arriba de todos, supongo que de una de las cientos de personas que bailaban ahí. Todo un caos.
- Me rindo Yunho. Ya hemos buscado por todos lados y nada que aparece.
- Debe estar aquí –después de dar inútilmente otra vuelta al local, nos habíamos quedado en la barra Changmin y yo. Él se encontraba sentado y yo parado. Ni siquiera podía descansar. Junsu fue mandado por Changmin a buscar por los rincones, yo quise ir pero no me lo permitió, dijo que tenía que despejarme un poco de todo esto.
- Y dejando atrás a Yoochun, ¿cómo sabes que no se fue sola a su casa? Ya la hubiéramos encontrado si estuviera aquí.
- No, estoy seguro que sigue aquí. Si no está con Yoochun no se atrevería a irse sin mí, ella no lo haría. Así que deja de estar diciendo cosas absurdas y mejor vamos a buscar a Junsu antes de que se nos pierda también –sólo di un paso cuando él me tomó del brazo.
- Yunho, te lo digo en buena onda. Venimos a divertirnos, no a estar de niñeras toda la noche.
- ¡¿Cómo puedes decir eso?! ¡Está perdida! No es nada normal que desaparezca así como así.
- Lo sé, hombre. Pero cálmate, así alterado no conseguirás nada.
- Me vale, yo voy a ir a buscarla en vez de estar perdiendo el tiempo contigo –me tomó de nuevo por el brazo y me hizo retroceder casi al instante.
- ¡Que no Yunho, espera! Ya, no exageres. Mira, si sigues buscando jamás aparecerá. No has escuchado la frase de, si tienes algo déjalo libre y si lo recuperas… no… si regresa te lo quedas y si no… joder, no me acuerdo muy bien ahora, pero el chiste es que si dejas de buscarla seguro aparece. Siempre pasa.
- ¿Entonces quieres que me quede de brazos cruzados sin hacer nada esperando a que aparezca?
- Exacto. ¿Ves como nos entendemos?–Cerré los ojos con fuerza. Esto cada vez estaba peor. Esperar no me ayudaba en nada y estaba que sacaba chispas por mi hermano. ¿Pero donde coño estaba? Cuando abrí los ojos me fijé en una silueta inconfundible que venía corriendo velozmente hacia a mí: Junsu.
- ¡Yunho!… uff… no vas a creerme esto…–Por su expresión suponía que debía ser algo sumamente importante para mí, a lo que rápido me acerqué, lo tomé de los hombros y lo sacudí frenéticamente para que hablara.
- ¿Que pasa? ¿La encontraste?… ¡Dime que la encontraste por favor! ¡Habla!
- ¡Hey! Amigo… me vas a romper el cuello –sin reaccionar, enseguida lo solté. Éste sólo se quejó y se sobó el cuello el cual había sido casi doblado por la zangoloteada que le di. Pero ni su casi fractura me importó.
- Ya… ¿Qué paso? ¿La viste?
- Auh… no estoy seguro.
- ¡¿Cómo que no estás seguro?! No te entiendo… ¡La viste o no!
- Cálmate Yunho –Changmin se puso entre los dos al ver la situación. Junsu era un pequeño gatito y yo un perro rabioso– Junsu, habla de una vez antes de que Yunho te acribille.
- Bueno… o fue mi imaginación o era tu tímida novia la que encontré bailando en aquella multitud desenfrenada.
- ¿Cómo dices?–Junsu me señaló la dirección de donde había venido. ¡¿Qué?! Si era la misma avalancha de gente que habíamos visto varias veces, en un rincón, gente rodeando a personas que bailaban.
Rápidamente me dirigí hacia la enorme cantidad de personas que se encontraba rodeando la mesa a la que se refería Junsu… ¡No! Sólo rodeaban a una sola persona. Al llegar ahí me escabullí entre toda la gente, empujando de mala gana hasta lograr colarme hasta el frente. Casi me dio un ataque.
- ¡Ey, ey, ey!… hip… no creerán que me verán los calzones, eeehh… hip… para eso las nanas de sus casas jijijijiji…–Soltó tan natural entre risitas estúpidas y pasos verdaderamente torpes. Y no lo digo porque caminaba si no porque al estar parado solo, en la única mesa que rodeaban, estaba bailando. Sí, lo había encontrado ¡y de qué manera!
- ¡Vamos nena, muévete más!
- Eah, eah… eah, eah… no te cortes… ¡Enséñanos como te mueves, preciosa!
- Así se mueven… hip… las serpienteeees… ¡Eeeeaah!–Con los brazos al aire y con la cabeza echada levemente hacia atrás, comenzó a mover la cadera de un lado a otro, despacio, tratando de menearse a un ritmo deseado inútilmente… no dejaba de balancearse. Hasta temí que cayera al suelo. ¿Pero cómo llegó a esto? La boca debía llegarme al piso de lo impactado que estaba.
- Aaaala… ¿Sí es tu novia? Pero mira qué bien se mueve –Changmin se unió a la bulla y yo quise acribillar a todos los presentes, iniciando con jaejoong.
A pesar de su estado, aun seguía disfrazado de chica cosa que agradecí, pero en definitiva su actitud era de un mismísimo payaso de circo. Estaba bailando hasta arriba de la mesa tan sonriente y vivaracho que fue imposible de creer. Jamás lo había visto comportarse de esa manera tan poco común de él y mucho menos verlo bailar así, de hecho, ¡jamás lo había visto bailar!… ¿Qué no le gustaba? Ahora parecía que me había timado.
Movía las caderas de una forma tan disfuncional que no comprendía como atraía tanto la atención de todos aquí presentes. Aunque lo coqueto no se le iba ni aun estando ebrio. Tenía ambas manos arriba mientras brincaba una y otra vez, haciendo ruido con las botas cada vez que caía. ¡El maldito vestido casi se le alzaba cada vez que hacia eso! Y a él ni parecía importarle.
- ¡Que no muevan la mesa!… hip… que me caigo y ya no hay nadaaaaa –en realidad era Jaejoong el que se balanceaba, no dejaba de reírse por las cosas que decía y cómo no, comenzó a dar palmas y a incitar a la gente a que siguiera aclamándolo –vamos… eah, eeeah, eaah… bailen conmigoooo jijiji…
- ¡Vamos nena!… ¡Muéstranos más cositas!
- ¡Muévelo más! … Si, así… eeeeaaaaah…
- Jijijiji… hip…
- ¡Quítate ese vestidito!… ¡Yo te doy cien, preciosa!– ¡Pero qué…! Ni cuenta me había dado. ¡La mayoría de los espectadores eran hombres! Todos estaban gritando y aplaudiendo e incluso vi varias manos que ofrecían dinero a cambio de que él siguiera con su “show”…La sangre me hirvió de coraje. Con empujones me fui acercando a un tipo que trataba de tomarle fotos por debajo del vestido, pero tras mi trayecto, alguien llamó mi atención…
Yoochun.
Estaba cómo no, hasta el frente, un poco alejado de nosotros. De hecho él era uno de los que tenían dinero en sus manos… Desgraciado. No sé cuantos pasos di pero cuando me di cuenta ya lo tenía enfrente. “Lo tenía”, pues con el tremendo empujón que le di retrocedió varios pasos, haciendo que la distancia entre nosotros fuera considerablemente notoria, llevándose consigo a varias personas que estaban detrás de él, dos de ellas eran chicas, pero no me importó.
- ¡Tú!… ¡Eres un autentico hijo de puta!–Con los puños cerrados me acerqué a él antes de que pudiera levantarse y la cara de horror de Yoochun no fue impedimento para que lograra detenerme, él no, pero Changmin me tomó por la espalda y detuvo mi previa pelea– ¡No, déjame! ¡Me las va a pagar!
- ¡No empieces una pelea ahora, Yunho…!– Junsu fue directo hacia Yoochun y lo levantó del suelo pero de inmediato lo sujetó para que no se me acercara y prevenir que esto se vuelva algo más grave.
- ¡¿Qué le hiciste?! Porque sé que fuiste tú…
- Se está divirtiendo ¿no? Cosa que tú no lograste hacer desde que llegamos –esa cara engreída que tenía me dio la certeza de que definitivamente… ¡Era un hijo de puta! Y además sonreía.
- ¡Llevo más de una puta hora buscándola! ¿Por qué no la trajiste como te lo pedí? ¡¿Qué pretendías hacerle?! Porque sé que le hiciste algo, te conozco, no te atrevas a mentirme.
- Ey, a mi no me eches el muerto por la actitud de tu noviecita. Yo no tuve nada que ver. Cuando la encontré traté de hacer que regresara pero ella no quiso venir.
- ¡Mentira! Yoochun, cuando te ponga las manos encima juro que te…
- ¡Ya estuvo! Yunho, nosotros nos encargamos de él, tú mejor ve antes de que alguien le meta mano a Debbie y ahí si no habrá quien la defienda– ¡Cierto, Jaejoong Me había olvidado por completo que seguía en la mesa.
Dejando atrás mis reproches, y dándoles la razón a ellos, me solté de golpe y les di la espalda para acercarme de nuevo a Jaejoong. Ya después le rompería la cara a Yoochun, total, no sería la primera vez que lo hiciera.
Cuando me paré frente y debajo de él, no me extrañó para nada verlo bailando y brincando aún con la enorme sonrisa en su rostro, era como si no le importara nada las curiosas miradas hacia él. Quizá no a él; pero a mí sí.
- ¡JAEJOONG! –Grité. Mis compañeros no estaban junto a mí así que no me preocupé al nombrarlo con su nombre.
De inmediato, como si la música hubiera parado de sonar, dejó de bailar. Se quedó quieto por un momento, buscando hacia ambos lados hasta que tuve que alzarle la mano para que me viera… Funcionó. Los ojos le brillaron cuando me localizó y su sonrisa que había desaparecido, renació.
- ¡Yuuuuuuuunho! –Caminó hacia mí, pero arriba de la mesa, con esta tambaleándose y Jaejoong ni cuerdo para caminar bien. Estuvo a punto de caerse de boca si no le hubiera tomado de la mano fuertemente antes de hacer más el ridículo. El cabello se le fue casi todo a la cara y tuve pavor al pensar que se le podía caer, pero la condenada estaba bien adherida a su cabeza. Se llevó el cabello de mala gana hacia atrás sin mucho éxito, pues varios mechones se le quedaron pegados en la cara por el sudor que tenía. Se paró de nuevo aunque quedó encorvado aún sin soltar mi mano– ¡Ven aquí, baila con tu nooooviiiiaaaa!–Gritó esto último con más fuerza y yo casi casi estuve a punto de venerarlo al ver a todos los mirones observarnos.
- ¡Nooooooo, que tiene novio!
- ¡Déjalo! Mejor vente con nosotros, preciosa.
- Ya, que éste te pega un golpe como lo hizo con el otro tipo.
- Pero se la lleva… ¡No, déjala bailar!
- ¡Aguafiestas, aguafiestas, aguafiestas, aguafiestas, aguafiestas, aguafiestas…!–Fruncí el ceño con tan sólo escucharlos ¿de qué iban? Si fuera pulpo ya los hubiera golpeado a todos de un jalón.
- Yunnnnie… yo quiero bailar contigo.
- ¡Ya! ¿Estás loco? Te bajas ahora porque te bajas –aproveché su débil agarre para tirar de él fuertemente y lograr que se bajara de la mesa.
- ¡Aaaaaah!–Casi me deja sordo cuando gritó al sentir el vértigo de la caída. Hasta creo que se le quitó el hipo de inmediato. Cuando bajó, lo sostuve en brazos para evitar que se lastimara. Era todo un desastre. Se tambaleó varias veces antes de poder enderezarse por completo y ni eso logró hacer. Lo alejé de la multitud enardecida y me lo llevé fuera de la pista de baile no sin antes escuchar unos que otros reproches de parte de “sus admiradores”– ¿Por qué me bajaste? Querían pagarme ¿no viste?… Iba a ser millonario–Trató de zafarse de mi agarre pero no se lo permití.
Aunque no me gustara para nada la idea de haberlo encontrado bailando para un montón de hombres calientes, sentí un alivio enorme al tenerlo frente a mí, algo exhausto, perdido, vestido aun con esta incomoda ropa pero sonriente al verme.
Lo abracé fuertemente. Sentí su delgado cuerpo encajar con el mío, y su cabeza recargarse en mi hombro.
- No vuelvas a desaparecer de mí así ¡¿Quieres?!
- Tengo sueño.
- Bien, nos vamos ahora –si era necesario tener que cargarlo para sacarlo de aquí, estaba dispuesto a hacerlo. Era más que obvio que Jaejoong no estaba en sus cincos sentidos.
- Espera Yunho, quiero sentarme…– ¿Y ahora que pasaba? Empezó a aflojar más el cuerpo, lo sentí más pesado cada vez.
- De acuerdo, sentémonos, pero sólo por un momento ¿sí?–Jaejoong asintió débilmente y enseguida nos sentamos en la primera mesa que vimos libre– ¿Te sientes bien? –Coloqué mi mano sobre su mejilla, cerciorándome si no estaba enfermo o algo. Jaejoong tenía los ojos cerrados y la cabeza la tenía apoyada en la mesa– ¿Por qué no regresaste? Estaba muy preocupado por ti.
- ¿Te enojaste conmigo, Yunho? –Levantó la cabeza algo flojo, rascándose la peluca. Supongo que ya le molestaba.
- Nada de eso ¿por qué lo dices?
- Vino tu amigo ese… el castaño, dijo que tenía que volver con él a la mesa. Yo estaba esperando mi copa, no podía ir. Cuando me la dieron me jaló del brazo y… y, dijo que tú habías dicho que te dejara solo por un momento–ese estúpido, como no lo tenía en frente.
- Dime que más te dijo.
- Quería llevarme a casa… auh…–Frunció el ceño y se tomó la cabeza, supongo que le dolía. Me acerqué y le masajee las sienes con la yema de los dedos. Bajó las manos y cerró los ojos dejando que lo hiciera–…“Yunho ya se fue, dijo que te llevara a casa para que no te regreses sola” Eso mismo dijo ¡JA!… El tonto creía que yo era mujer jijijji.
- ¿Eso te dijo?
- No le creí. Me escondí entre toda esta gente y… él me siguió.
- ¿Y después?
- Vi una mesa aaaaalta y me subí en ella para buscarte y… ¡Yunho, pusieron la canción que me gusta!… Hace mucho que no la escuchaba… ¡Es que yo no quería bailar solo! Quería bailar contigo…–Me agarró la mano y colocó su cabeza encima, recargándola en ella. Tenía los ojos cerrados, sólo podía sentir su respiración rozar mi muñeca… era cálida. –Dijiste que no me soltarías…
- Ya no lo haré, te lo prometo –le quité el molesto mechón que tenía sobre la cara y se lo coloqué tras la oreja–Pero… ¿Por qué no me contestaste el móvil? Te marqué varias veces ¿no lo escuchaste? Oh, no me digas que lo has perdido…
-Hum…–murmuró– ¿Móvil…?
- Te lo metí en…–Fugaz mirada hacia su “busto”…Pareció comprender. Sin despegar la cabeza de su sitio, se llevó una mano a su falso pecho abultado y palpándolo por todos lados, se sacó el celular. Logré visualizar las llamadas pérdidas provenientes del mío plasmadas en la pantalla. Cuando Jaejoong lo vio, frunció el ceño y me miró algo triste. Después, sin desbloquear el marcado aviso de “Llamadas perdidas” Se lo volvió a guardar en el mismo sitio.
- Oh… el móvil vibraba. Pensé que era mi corazón que latía y latía con fuerza. Estaba pensando en ti.
- ¿Pensaste que era…? Ay, Jaejoong –le sobé la espalda de arriba abajo a lo que jaejoong respondió con suspirar. En definitiva Jaejoong no estaba en sus creces; pero no niego que su inocente comentario logro sacarme una sonrisa en el rostro. Eran pocos los momentos que pasaba con Jae así de cerca, y me gustaba mucho disfrutarlos, aunque no mucho en el estado que se encontraba.
¿Y todo por culpa de quien?…Yoochun. Ya lo suponía. Ahora entiendo porque jamás regresó. ¡Quería llevarse a Jae! O mejor dicho, a Debbie. No quiero ni imaginar lo que hubiera pasado si lo conseguía. No me preocupaba nada tener que explicar porque Debbie resultó no ser mujer, eso era lo de menos; más bien, me ponía nervioso al pensar en lo que sería capaz de hacerle a Jaejoong al descubrirlo. Por suerte, no pasó a más.
Después arreglaría cuentas con él, y vaya que tengo buenas maneras de hacerlo.
- Oye Jaejoong, ¿recuerdas cuantas copas te tomaste desde que desapareciste?… Jaejoong, no te duermas –lo moví un poco y en un segundo abrió los ojos.
- No duermo…–Volvió a cerrarlos. Estaba cansado, tenía que llevármelo–sólo me tomé una. –Respondió.
- ¿Estás seguro? No me mientas…
- No miento. Sólo llevo la que bebí en tu mesa, la que robé del camarero jijijiji… y una con la de la barra. Oye ¿crees que me lleven a la cárcel?–Era ilógico que se comportara tan extraño sólo con tres copas, ni siquiera era alcohol solo. Lo más seguro es que se le había subido por lo rápido que se las tomó.
- Está bien –le di un pequeño abrazo con un solo brazo, pues el otro aún seguía debajo de la cabeza de Jaejoong.
- Cuatro.
- ¿Qué?
- Fueron cuatro, no conté la que me dio el Castaño.
- ¿Te dio una bebida Yoochun?
- Seeeeh… ¿no te acuerdas? El mismo fue por ella a la barra, tú estabas…– ¡Cierto! Yoochun había ido por la bebida de Jaejoong, el mismo fue quien se la trajo, entonces quiere decir…
- A ver Joongie, mírame…–Lo tomé por el mentón y le alcé el rostro, acercándolo para verlo mejor. Los ojos no dejaban de marearlo al estarse moviendo sin rumbo fijo, ni siquiera podía mantener la mirada fija en mí por mucho tiempo, se le desviaba y estaban completamente rojos… ¡Desgraciado mal parido! ¿Cómo rayos pude pasar eso por alto? Ahora encajaban todas las piezas.
Junsu, Changmin y sobre todo Yoochun, tenían una especie de estrategia cobarde para conquistar chicas. Les compraban bebidas con un sobreactuado gesto de caballerosidad. La llamaban entre ellos “La bebida mágica” ¿Cómo se atrevió a hacer ese truquito con Jaejoong?…Sí, lo había drogado. El muy canijo le había echado el mismo polvo con el que droga a sus víctimas. Una droga suave, sólo te confunde al principio, lo suficiente para llevar a cabo sus planes ¡aun sabiendo que era mi novia! Simplemente con Jaejoong, hasta el más heterosexual rompía los esquemas con apenas mirarlo. ¡Éste me las tenía que pagar! 
Solté a Jaejoong y rápido se recargó de nuevo sobre la mesa. Lo contemplé discretamente, estaba calmado, tenía los ojos cerrados, respirando tranquilamente. Yo no era experto en esto, pero tal vez los efectos ya empezaban a pasársele. En si había pasado más de una hora desde el incidente.
Apreté el puño con fuerza al igual que los dientes completamente cabreado… ¡Joder que yo lo mato, juro que lo mato!
- Ven, levántate –alcé a Jaejoong por la cintura una vez que lo desperté –es hora de irnos, te veo muy cansado.
- ¡No es cierto! No quiero irme aún…
- Lo siento pero ya es tarde, ya estuvimos mucho rato aquí.
- No, todavía falta que hagamos algo…–Me tomó de la mano y algo más firme, empezó a caminar directamente hacia la pista. Yo me mantenía fijo en él por si tropezaba pero de inmediato empecé a entender sus intenciones.
Traté de zafarme pero al parecer tenía más fuerza de la que creía.
- ¿Qué es lo que estás haciendo?–Se detuvo en un punto fijo entre la multitud danzante y de inmediato enroscó sus brazos alrededor de mi cuello, de nuevo poniendo todo su peso sobre mí.
- Todavía no he bailado contigo –antes de que pudiera decir algo, sentí como empezó a moverse, o más bien a balancearse lentamente de un lado a otro en el mismo lugar, contagiando en mí, el ritmo de sus pasos. Por inercia lo rodeé de la cintura suavemente y el recostó su cabeza sobre el hueco de mi hombro y mi cuello, sintiendo su respiración chocar sobre mi piel.
De puro instinto le besé la sien y el sonrió… Lo tenía tan cerca. Muchas miradas se posaban en nosotros ya que nuestros pasos no concordaban en absoluto con el ritmo de la música. Todos brincaban y se movían frenéticos, pero nosotros más bien parecía que bailábamos un Vals. Me gustaba. En nuestro mundo sólo estábamos él y yo.
Jamás me había sentido tan cómodo con una persona.
- Jaejoong, este olor es…–Al tenerlo tan cerca, pude darme cuenta de algo.
- El perfume de mamá. Tenía que oler a chica. Incluso también me puse su desodorante, sólo espero que mama no se entere jijijij… no le digas eeehh…
- No lo haré…–Todo lo que había hecho por mí y yo aún no se lo había agradecido, me sentí culpable. –Por cierto Jaejoong, gracias por ayudarme en esto, de verdad que te debo miles.
- No quería verte con bigote, así que también el favor fue para mí –lo escuché reír mientras sus caderas no dejaban de menearse despacio –me gusta estar así contigo Yunho, solitos los dos, sin tus amigotes.
- Créeme que no miento al decir que a mí también –no sabes cuánto…
- Te quiero mucho, demasiado, Yunniiie…–Tragué saliva. Nunca era necesario decir que nos queríamos pues eso era más que obvio, siempre nos limitábamos a no estar separados. No hacíamos nada sin el otro y eso pudo haber ocasionado que mis sentimientos tomaran otro tipo de afecto por mi hermano, pero ¿qué era lo que pensaba realmente, Jaejoong? Hace rato había mencionado algo que me dejó seco y nervioso por largos minutos, no quería hacerme ilusiones con nada, pero si tuviera que deducir algo con lo que llevo conociéndolo, diría que somos más parecidos de lo que pensábamos. Lo abracé mas fuerte– Te quiero de aquí hasta las estrellas de ida y vuelta–Ingenioso como siempre. No pude evitar reír.
- ¿Enserio? No sabía que me querías tanto…
- Es que antes no lo había notado, bueno sí, pero… ahora me doy cuenta que te quiero mucho más y… además nunca te lo había dicho.
- Me alegra que lo hicieras, porque ¿sabes? Yo te he querido mucho antes y mucho más de lo que tú me quieres y me llegas queriendo de ése modo. –Tal vez me había apresurado al contestarle de esa forma, pero comenzaba a sospechar que yo no era el único que se sentía culpable al esconder algo prohibido.
Y al sentir a Jaejoong asentir, afirmé que no estaba equivocado. Mi corazón dio un vuelco de felicidad. Sabía que Jaejoong no estaba completamente lucido, pero antes de este estado, me había casi confesado lo mismo que yo había tratado de gritarle todos los días, por eso creo que en el estado en el que está, le había dado más valentía para acercarse conmigo de esa forma. La embriaguez y la droga sólo lo empujaron a hacer lo que antes no se atrevía.
De un momento, sentí sus labios pegarse a mi cuello, quietos, inertes. Entrecerré los ojos. 
- Dime…–Rozaban mi piel– ¿De aquí hasta donde?–Con un poco de esfuerzo, levantó la cabeza para poder mirarme, lucía tan adorable. Sus ojos ya se mantenían fijos en los míos… Brillaban. Pero aun estando mejor, seguía un poco colocado. Me encantaba lo tierno de su comportamiento.
- Mmmh, pues veamos. De aquí, hasta la galaxia que aún no ha sido descubierta–ladeó la cabeza.
- ¿Y por qué no ha sido descubierta…?
- Porque está muy lejos, y necesitarían tardar millones de años para encontrarla –sonrió enormemente y abrió la boca en total asombro, como si lo que acabara de escuchar fuera algo sumamente sorprendente.
- Aaw entonces sí me quieres muuuuchooooooo–asentí. No dejaba de mirarme y yo tampoco a él, sus ojos me habían atrapado totalmente– ¿sabes? Me ha gustado mucho ser tu novio.
- Mas bien mi “novia”
- Mmmh… también –ambos nos seguíamos moviendo lentamente. Era como si todo lo que se encontraba a nuestro alrededor, hubiera desaparecido…–Eres muy guapo.
- Tú también eres muy guapo, Jaejoong.
- Es porque somos hermanos –soltó una pequeña risita traviesa al reírse de su propio comentario.
- Sí, somos hermanos…–Y como si alguien le hubiera puesto pausa a una película, nos mantuvimos Jae y yo mirándonos a los ojos que poco a poco perdieron el brillo. De pronto esa pequeña burbuja en la que habíamos entrado ambos, se reventó en un segundo y nos hizo caer a la realidad.
“Somos hermanos”
Nunca creí poder odiar una palabra tanto como lo había llegado a hacer. Jaejoong me hacía sentir muchísimas cosas hermosas con tan sólo verlo, me transportaba a lugares sumamente bellísimos; pero lo nuestro simplemente era un espejismo.
- Yunho, y si no fuéramos hermanos… ¿Qué hubiera pasado entre nosotros?
- ¿A qué te refieres?–Se mordió el labio y parpadeo varias veces, tratando de pensar.
- Bueno… sabes ahora que te quiero demasiado…
- Aja…
- Que siempre te he querido…
- Sí…
- Pero no sabes que… es un sentimiento mucho más fuerte, te quiero de diferente manera. Te quiero mucho más que a un hermano. ¿Tú también me quieres así?– ¡Bum, bum! ¡Bum, bum! ¡Bum, bum!…
- Desde siempre– agachó la mirada y sonrió algo apenado. Parecía un niño al que apenas le explicaban las cosas.
- Entonces, si fuéramos hermanos normales no podríamos estar bailando así ¿cierto?
- Cierto– lo tomé de la espalda baja y lo pegue mas a mí. Jaejoong me envolvió mas con sus brazos y pocos centímetros eran los que nos separaban.
- Entonces, si tú fueras un hermano normal jamás me hubieras pedido a mí que me hiciera pasar por tu novia y si yo fuera normal jamás hubiera aceptado ¿cierto?
- Cierto –le acaricié la peluca con los dedos y observé descaradamente el falso pecho de Jaejoong, acordándome por todo lo que tuvo que pasar para tenerlo. Le acaricié la espalda, sintiéndome un poco culpable. Sentí sus delicadas manos tomarme del rostro. Lo miré.
- Y entonces, definitivamente si fuéramos hermanos normales… no podría hacer esto –lo vi cerrar los ojos y ladear la cabeza, se acercó lentamente y esperando con ganas, impactó sus labios en los míos.
Al principio, yo estaba como en estado de shock; pero al sentirlos perfectamente amoldados con los míos, suaves, cálidos, presioné más sobre ellos logrando que un suspiro saliera de la pequeña nariz de Jaejoong. Sentí un leve cosquilleo en el estomago cuando sin demora ni otro contratiempo, empezó a mover suavemente sus labios… yo le seguí. Los entreabría y cerraba casi al compás de él. Sin darme cuenta, ya me encontraba sumergido en el encanto del beso. Sabía que esto ya no era incorrecto, que mi conciencia estaba de mi lado al gritarme que por fin podría ser completamente feliz con mi hermano, de la forma que ambos queríamos.
Lentamente sus manos empezaron a acariciar mi rostro y fueron descendiendo poco a poco hasta mi cuello, rozándolo sensualmente con las uñas. Al ya no poder controlar los suaves movimientos de nuestras bocas, comencé a profundizar el beso, acariciándolo con la punta de la lengua hasta que él me permitió entrar al abrir levemente la boca. Ladeó la cabeza aún más del lado contrario que yo y nuestras lenguas comenzaron a rozarse por primera vez la una con la otra, sintiendo un exquisito placer. Coloqué una mano detrás de su nuca, sentía como se relajaba cada vez que cambiaba de lado. Lo acerqué más a mi cuerpo con la ayuda de mi otra mano a lo que él pareció no importarle. Lo bueno que Jaejoong estaba vestido de esta forma, si no ya me imagino las miradas y comentarios indiscretos hacia nosotros.
Empezaba a entrar en calor y nuestro beso a salirse de control, podía jurar que cualquiera que nos viera pensaría que nos estamos comiendo el uno al otro. Nuestras respiraciones se sentían agitadas y nuestro pecho no dejaba de subir y bajar. Comencé a cerrar y abrir la boca sobre la suya, besándolo dulcemente con un pico cuando comenzamos a separarnos. Pegó su frente con la mía, ambos sin abrir los ojos aún. Yo quería seguir en este sueño, porque sí, de ahora en adelante lo sabía… La pesadilla se había ido.
- Jaejoong, dime que esto es real, por favor– le acaricié los costados al abrir los ojos, el ya me miraba. Me alegró ver como sonreía.
- Estoy aquí, contigo. Es real…–Me dio un tierno beso en la mejilla, cerré los ojos por el gusto. Lo sentí eterno–…Y también fue delicioso, ¿a que sí, Yunniie?
- Estoy de acuerdo.
- Otra vez ¿sí? Dame otro beso…– Jaejoong me rodeó de nuevo con sus brazos, acercándose peligrosamente a mi rostro–Uno chiquito…–Sin esperar a que le contestara, terminó por dármelo él. Esa carita tan expresiva que tenía, se le notaba feliz– ¿Me das otro? –Esta vez sí fui yo quien se lo dio, suave, un pico solamente–Otro…–Le obedecí–Otro…–No paraba de sonreír cuando lo besaba al igual que yo. Parecíamos dos chiquillos que acababan de dar su primer beso y la sensación les había gustado. Muy adictivo–Otro más…
- No, Jaejoong espera…
- ¿Dijiste que no?
- ¿Ya no te sientes mal? –Tenía que asegurarme. Jaejoong frunció el entrecejo, pensativo.
- Ya no veo las luces moverse como antes. Me siento mejor contigo.
- Y­… ¿Sabes lo que acabamos de hacer? –Hizo una mueca con la boca, mirándome.
- No estoy borracho si eso es lo que piensas… Ya no. Y sí, sé lo que acabamos de hacer y no pienso olvidarlo si es lo que temes…–Sí temía. Muchas veces en este estado las personas olvidan las cosas. Temía que a Jaejoong le pasara lo mismo. Aunque él ya se notaba más despejado, normal, seguía un poco ido, pero confiaba que lo que hacía era lo de que en verdad sentía.
- Confió en ti.
- Y… ¿Me das otro beso?
- Será mejor que nos vayamos a casa.
- Sólo uno más, de éste tamaño…–Hizo un gesto con la mano simulando tener algo pequeño en ella.
- Jaejoong …
- ¡Eres mi novio!…Y quiero que lo sigas siendo. ¿Lo serás aun después de hoy?
- Lo seré… ¿Tú serás el mío?
- Ya lo soy, tonto…–Ambos sonreímos. Jamás pensé que llegara a pasar esto alguna vez. Se siente raro cuando los sueños se vuelven realidad –Mi beso…
- Ya nos vamos. Te prometo que cuando lleguemos a casa te daré otro beso, uno más grande ¿sí? –Quería sacarlo de aquí, quería tenerlo más seguro en casa, por lo que si accedía a su petición nos demoraríamos más, pues conociéndolo…
- Nooo, ahorita mejor…–Con los pucheros casi no podía resistirme, pero tenía que hacerlo.
- Ya dije Jae, si quieres otro beso, tendremos que llegar a casa primero –jamás imaginé el día en el que Jaejoong, me estuviera casi rogando por un beso, era muy sorpresivo para mí. Jae, dudó un poco mi propuesta, pero al final pareció convencerse.
- Está bien, vámonos ya –Lo tomé de la cintura y enseguida nos dirigimos hacia la salida. Pero justo antes de salir, me fijé que el relleno estaba a punto de salírsele, quizá por apretarlo tanto.
- Aguarda…–Lo detuve antes de que saliera y empujé todo para adentro, acomodándole y escondiéndole todo el arrugado papel que llevaba puesto desde hace varias horas. Jaejoong sólo miraba lo que hacía en silencio.
- Tan pronto y ya metiéndole mano ah…–Me quedé estático de impulso y tras dos segundos después de reaccionar, quité mi mano del pecho de Jaejoong, quien sólo se mantuvo mirándolos algo aturdido. ¿Tenía que encontrármelos justo antes de irnos? Creí que ya se habían largado. Rápidamente volteé y con el dedo corazón les dije todo lo que tenía que decir.
- Seguro hasta lo oscurito se fueron ¿no? No los encontrábamos por ninguna parte y ya vemos porque…
- Sólo nos besamos…– Jaejoong, me tenía sujeto por la cintura en un intento de abrazo. Fue él quien contestó su pregunta ingenuamente.
- Oh, vaya, pero miren nada más que vocecita te cargas… ¿Ya hablas nena?–Junsu, empezó a reírse como si lo que hubiera dicho Changmin, fuera lo más gracioso del mundo… Par de idiotas.
- No con ustedes, pero si con mi hermanito… ¿Verdad que ya te dije cuanto te quiero, Yunho?–Casi me da algo. Volteé a ver a Jaejoong para evitar que hablara de más. ¿Qué aun seguía perdido?…Esa sonrisa macabra, esos ojos firmes contra los míos… ¡Lo hizo apropósito! Le achiné la mirada a lo que él sólo ensanchó más la sonrisa. Sólo esperaba que con su bromita, este par de imbéciles no se hayan percatado de eso.
- ¿Tu hermano?
- ¿Le dijo hermano?
- ¿Pero de que va?–Ambos intercambiaban miradas algo incomprensibles. Se miraban extrañados o más bien desconcertados. Como sea tenía que aclararlo.
- Está ebria, confunde las palabras…– Jaejoong me pellizcó el costado, por lo que me aguanté el quejido que si no…
- Oh, ya veo…–Ambos parecieron convencerse por lo que pude respirar aliviado.
- Yunho, ya quiero irme…
- Sí, ya nos vamos…–Pero antes…– ¡Oigan! ¿Saben dónde se metió Yoochun?
- Se nos escurrió de las manos, pero cuando lo volvimos a ver ya se estaba yendo con una guapa rubia hace como una media hora…Ya ves–se encogieron de hombros.
Con que ya se había ido. Vaya forma que encontró para librarse de mí; pero ni crea que esto se quedara así, ya me las arreglaré con él.
- Luego “hablo” con él. Nosotros ya nos vamos, nos vemos después.
- Directito a sus casas eh, no se desvíen.
- Aja, sí, como digas…–Reímos y ambos se despidieron de Debbie, esta vez sin beso en la mejilla. Jaejoong se encontraba completamente aferrado a mi cuerpo. Solamente se limitó a despedirse de ellos haciendo un ademan con la mano.
Al salir nos dirigimos al auto, subí a Jaejoong con cuidado del lado del copiloto y me aseguré de que se pusiera el cinturón. Enseguida me subí también.
- ¿A casa? –Preguntó.
- A casa –afirmé. Sonrió y entrelazó su mano con la mía, la cual besé segundos después.
El auto lo puse en marcha…
(…)
- Hum…Yunho, ah…–Jaejoong no dejaba de apretarme la camiseta por la espalda, envolviéndola con sus puños al sentir mi boca besar su esbelto cuello.
Su sudor sabía justo como lo había imaginado.
Ladeaba mas la cabeza mientras mi lengua tímidamente comenzaba a recorrerle la piel de arriba abajo. Comenzó a enrollarme con las piernas la cadera, empujándome más contra él.
En resumen, el pequeño beso que le había prometido al llegar a casa se nos había salido de las manos al no poder controlar las caricias con las que lo acompañamos y sin darnos cuenta de cuándo y cómo, acabamos tumbados en la cama de su cuarto, devorándonos sin límites y continuando el beso en algo más intimo.
Comenzó a meter sus manos por debajo de mi camiseta y sin esperar a que me lo pidiera, me hinqué para quitármela por completo. Noté sus mejillas arder al plantar directamente sus brillosos ojos sobre mi pecho, el cual acarició con las uñas suavemente.
- Jamás te lo había dicho pero… me encanta tu cuerpo. Es muy diferente al mío. Y no porque esté vestido de chica–me erguí un poco, posando ambas manos a los lados de su cabeza, mirándolo desde arriba.
- Definitivamente eres mi hermano. Piensas igual que yo sólo que en contrario –me acerqué y le planté un beso en los labios el cual aceptó con gusto. Me enderecé de nuevo y quedé sentado de rodillas entre sus piernas –Ven aquí…–Sonrió. Lo tomé de las manos y lo insté a que se levantara lo cual hizo de inmediato. Me rodeó la espalda con sus delgados brazos y yo hice lo mismo; pero en vez de abrazarlo como él lo estaba haciendo, realicé otra cosa…
Comencé a bajarle el cierre del vestido que por nuestras ansias, todavía usaba. No sin antes desamarrarle el moño que se había hecho en el frente. Lo fui desprendiendo lentamente de él, primero por los hombros, que al verlos al descubierto no dudé en besarlos mientras el vestido iba descendiendo hasta lograr sacar los brazos que me envolvieron de inmediato el cuello, teniendo un soporte para evitar caer de espaldas… lo cual no era necesario–Acuéstate…–Lo fui empujando despacio, cuidando que su cabeza no chocara con la cabecera de la cama, hasta que quedó recostado con los brazos tendidos a los lados de su cabeza y con todo el largo cabello alborotado sobre la cama. Tuve que aguantarme la risa al verlo con el sostén relleno de calcetines y papel. Con la peluca aún puesta.
Joder, hasta de los dos sexos hubiera sido tremendamente hermoso. Parecía una chica con todo el maquillaje, ignorando que el pecho era falso, sus facciones me derretían; pero esta vez yo no quería tener nada con Debbie. Era a Jaejoong a quien quería abrazar, besar y sentir.
- Ya, ríete. Sé que doy risa ¿a que sí?

- Bueno, desde siempre con solo mirarte me hacías el día para lograr sonreír. Esto sólo es una nueva opción para hacerlo. No sabes lo sexy que te ves así.
- Sí, lo sé, me lo acabas de decir…–Se carcajeó y no lo pude ver más adorable que ahora. Lo tomé de las piernas y las alcé un poco para poder jalarle el vestido, el cual salió después de varios jalones. No me importó ver dónde cayó, simplemente lo lancé al suelo. Me quedé extasiado al verlo– ¿Qué pasa? –Esa cara coqueta, esa peluca que fingía ser su cabello extendido por toda la almohada, sus brazos posarse frente a su falso pecho intentando esconderlo, sus delgadas y largas piernas extendidas hacía ambos lados de mi cuerpo exponiéndome sin censura la entrepierna cubierta con la diminuta lencería negra que ambos escogimos. Era una imagen que nunca pensaba borrar del disco duro de mi mente.
- Joder, Jaejoong… eres precioso –dije y enseguida me abalancé contra él y lo besé. Por inercia y costumbre, dirigí mis manos hacia su busto falso y envolví cada “seno” con ellas, masajeándolo con gusto, sintiendo algo duro al apretar más. Cuando reaccioné que era el objeto, lo saqué del lado derecho de su pecho y sonreí.
“Oh…el móvil vibraba. Pensé que era mi corazón que latía y latía con fuerza… Estaba pensando en ti
Aún tenía el celular dentro del sostén, metido como él lo había pensado… En el lado derecho de su corazón. Al quedarme sumergido en el móvil, detuve el beso, sólo por unos momentos ya que Jaejoong me tomó el rostro y me hizo mirarlo.
- ¿Sucede algo?
- ¿Sabes? Desde hace tanto que mi corazón ha latido con fuerza con tan sólo pensar en ti…– Sonreí y él me imitó antes de volvernos a fundir en el beso que ambos ansiábamos darnos. Entreabrí la boca casi al instante en el que nuestras bocas chocaron con deseo, sintiendo su lengua húmeda, cálida y suave contra la mía que se entrelazaba con ella, jugueteando con su piercing. Dejé el celular tirado por algún rincón de la cama y fui metiendo mano por debajo del sujetador. Me costó trabajo, pues estaba muy apretado–…Humm… Joongie ¿te molesta esto?– Bajó la vista donde tocaba yo y asintió.
- Aprieta…
- Ya veo…–Tomé sus brazos y los dirigí hacia mi cuello para que se agarrara de él. Lo hizo y yo lo levanté un poco con una mano y la otra la metí bajo su espalda. Tanteé sobre ésta y localizando lo que quería, desabroché el broche del sostén que ya comenzaba a marcarle la piel.
- Creo que vuelvo a respirar…–Con una sonrisita de niño pequeño, tomó las bolas de papel y las aventó por los aires, cayendo nuevamente sobre nosotros –pero estas parecen que quieren quedarse en mí o qué…–Reímos y sacando ahora yo los calcetines que le había puesto, comencé a descender el tirante izquierdo del sostén, retirándolo de su brazo y repitiendo lo mismo con el derecho. Cuando lo tuve en mis manos, tibio por su calor, Jaejoong me lo arrebató de las manos y de nuevo lo lanzó al aire, esta vez cayendo al piso. –Lo quiero lejos de mí.
- No te preocupes, ya lo está…–Al ver su pecho descubierto, rojizo, sudado y algo marcado por el sujetador, me incliné y sintiéndome culpable por aquello, besé uno de sus pezones, mientras que con una mano masajeaba el otro.
- Ah… uuumm…–Continúe haciéndolo, abriendo y cerrando la boca y usando la lengua de vez en cuando hasta ponerlos duros. Un cabello rebelde comenzó a adentrarse en mi boca.
- ¡Blag! –Me lo saqué y rápido acribillé con la mirada a la peluca –esto suelta pelo Jae, ¿por qué no te la quitas?
- ¿Aún la tengo? –Se llevó las manos a la cabeza y al sentirla comenzó a quitarse los pasadores que la sostenían. Desorbité los ojos y le ayudé al ver que no se los alcanzaba.
- Deja, lo hago yo…–Asintió y le fui quitando uno por uno, escuchando uno que otro puchero de Jaejoong al jalarle sin querer el cabello real, hasta que por fin se desprendió.
- Vaya que con eso hay más calor…–Se alborotó el cabello y sacudió la cabeza para despeinarlo. Era todavía más hermoso, ya comenzaba a ver de nuevo a Jaejoong.
Tiré la peluca y le sobé el costado izquierdo de arriba abajo, llegando a las axilas y bajando a la cadera, justo donde llegaba la prenda que cubría su miembro notoriamente excitado. Le fui besando el pecho hasta bajar a su ombligo. Notando su cadera subir y bajar al estremecerse y su estomago contraerse.
Tomé el filo de la panty que usaba y mirando de vez en cuando la expresión de Jaejoong, para ver si no se quejaba o algo, comencé a desprendérsela. Me dio más confianza al verlo ayudarme un poco con el trabajo al levantar las caderas y dejar que la molesta prenda pasara primero por una de sus piernas que aún conservaba la bota y después por la otra.
Creo que no debí de mirarlo de esa forma.
- Oh, joder… me da vergüenza…–Se tapó la cara con ambas manos al dejar al descubierto su pene erecto. Seguro por la escaneada descarada que le había dado, lo había incomodado.
- No, Jaejoong … mírame –le quité las manos de la cara. Jaejoong, dudando al principio terminó mirándome. –No te voy a obligar a nada ¿sí? –Le traté de dar toda la confianza que en mí había, pero rápido pensé, tal vez era demasiado pronto para hacerlo, por lo que estuve a punto de detener todo esto en el momento en que Jaejoong asintió, pero al instante negó.
- No es nada, sólo que…–Suspiró–Yunho, tenemos que estar iguales.
- ¿Cómo? 
- Que te quites la ropa, el pantalón… quítatelos, por favor –sabía que no era sencillo para el proponerme tal cosa al verlo desviar la mirada, y morderse el labio. No le podía quitar ese gusto.
- De acuerdo, los dos tendremos vergüenza ¿vale?–Le acaricié la mejilla y el sonrió al asentir.
Me hinqué de nuevo entre sus piernas y sin perderme detalle de su expresión, comencé a desabrocharme los pantalones. Lo vi mirarme de reojo, tenía la boca entreabierta hasta que se atrevió a mirarme detenidamente. Enseguida los bajé y me los quité dificultosamente pues estando entre las piernas de Jaejoong, era difícil. A diferencia de mi hermano, yo no era algo reservado con eso de verse desnudo frente a alguien, sabía que no tenía nada de qué avergonzarme así que la pena ni la sentía venir; pero tal vez con Jaejoong era un poco más diferente.
Sin pensar en nada mas, me bajé los bóxers e hice lo mismo que con los pantalones, los aventé junto al vestido.
- ¿Y bien? ¿Aun tienes vergüenza? –Sentía varias gotitas de sudor bajar por mi cuello, tener a Jae expuesto frente a mí no era nada fácil, por lo que desde mucho antes de desvestirme, ya tenía un empalme de caballo. Supongo que eso era lo que Jaejoong miraba ahora, ni a la cara me veía todavía. Comencé a acercarme de nuevo a él, no demasiado rápido, aún no estaba del todo seguro de la reacción de Jae. Quizá sí era demasiado pronto para hacer esto; pero al verlo levantarse un poco, tomarme de la cintura y hacer que me tirara sobre él, supe que no era así.
- No, ya no… ah…–Entrecerré los ojos cuando sentí su miembro chocar contra el mío, acalambrándome el cuerpo al sentir cada placentera sensación al rozarse entre sí. Inesperadamente Jaejoong, comenzó a alzar las caderas, frotándose todavía más contra mí.
- Ohh… Jae…–Lo besé y al mismo tiempo comencé a moverme en un leve vaivén, frotándome con fuerza en él y logrando sacar algunos que otros gemidos a Jaejoong, los cuales me tragaba al soltarlos en mi boca.
Movíamos la cabeza de un lado a otro, casi tragándonos de una manera demasiado efusiva a lo que a ninguno le molestaba, si no todo lo contrario. Comencé a acariciarle el cuerpo, sintiendo su cadera moverse contra mí al acariciarle el tatuaje con el pulgar. Fui descendiendo hasta llegar a su trasero, el cual apreté con fuerza.
- Umm…–Pero no me detuve ahí. Logré colar una mano hasta sus nalgas, dándome el paso libre de entreabrirlas y buscar su entrada. Creo que fui muy rápido–Humm… Yunho, espera…–Se separó de mí con la respiración agitada y rápido quité la mano de ahí.
- Lo siento…
- No, es que…–Suspiró, fuerte–…Y-yo… tengo miedo Yunnie, me va a doler mucho… me va a doler–me sentí un completo desconocido, ¿cómo podía obligarlo a hacer algo así? Estaba claro que esto iba a ser doloroso, no era un experto en el tema, pero tampoco necesitaba ser un diplomático para darme cuenta de eso. Comencé a sentir inseguridad después de su confesión. Le besé la frente y la mejilla.
- No Joongie, no te preocupes, no haremos nada que no quieras –le aparté los cabellos de la cara y Jaejoong sólo miró al infinito, pensando algo serio, relamiéndose los labios y suspirando el tibio aire que expulsaba por su fina nariz, hasta que por fin habló.
- No. Quiero hacerlo… ahora. Quiero estar contigo completamente–me tomó de los hombros y yo sonreí.
- Lo haremos –lo besé con fuerza y de un momento me separé.
Me llevé tres dedos a la boca y los lamí con ansias, metiéndolos y sacándolos ante la curiosa mirada de mi hermano. Al dejarlos completamente empapados dirigí de nuevo mi mano entre sus nalgas y con un dedo comencé a tantearle su orificio, cerrado, pequeño… Virgen. Jaejoong se estremeció, supongo que era incomodo. Sin esperar algo más, fui introduciendo lentamente el primer dedo.
- Ahhh…–Traté de ignorar su quejido y continúe metiéndolo con un poco de esfuerzo pues estaba bastante estrecho. Cuando vi el momento indicando, comencé a meterlo y sacarlo con lentitud–…Aauh, duele…Ah…
- Ya pasará…–Continuaba aferrado a mi espalda, a lo que suponiendo tenía apoyo, comencé a introducirle otro dedo.
- ¡Yunho, me duele!…Ahh…–Hablaba entre dientes. Lo miraba de vez en cuando, con los ojos acuosos y cada vez que los metía y sacaba, se sobresaltaba, me sentía mal al escucharlo quejarse.
- ¿Quieres que pare?
- ¡No!… sigue… continua con esto, ah…–Suspiré no muy convencido, pero ante su mandamiento, seguí preparándolo unas cuantas veces más hasta que reconocí que ya no se quejaba del todo. Ahora gemía. Me dio la confianza de introducir un tercer dedo a lo que sólo encorvó la espalda y apretó las cobijas entre los puños. Después de hacer varios círculos dentro de él, supe que ya estaba preparado.
- Joongie, voy a hacerlo ya ¿está bien?
- A-aja… hazlo –sus ojos se cerraron fuertemente, previniendo el momento que se aproximaba. Saqué mis dedos de él y tomé mi miembro, le di unas cuantas sacudidas y segundos después volví a inclinarme sobre Jae, entre sus piernas demasiado abiertas y con la cabeza de mi pene comencé a rozar su dilatada zona, acariciándola en círculos para no asustarlo y relajarlo. Cuando me di cuenta ya estaba tratando de entrar en Jaejoong–Auh, auh… no tan rápido… –Sus uñas se clavaron en mi espalda pero no me importó. Él estaba en una situación peor así que ese dolor es lo menos que me merecía.
- Trata de no apretar Jaejoong… relájate –tragó saliva. Suspiró y le vi apretar la mandíbula. Al sentirlo más calmado, la punta de mi pene dejó de sentir presión así que me tomé la libertad de penetrarlo de golpe.
– ¡AAHH!… –Dio un golpe al colchón y llevó la cabeza hacia atrás. Me mordí el labio y esperé un momento hasta que se acostumbrara a la sensación. Cuando por fin lo vi más tranquilo, más calmado, no dudé en moverme.
Primero despacio, pero mientras más gemía Jaejoong más me ponía–…Ahh, ¡coño como duele!… Ouh…–Desvió la cara hacia un lado y una de sus manos tomó la sabana con fuerza, estrujándola entre ella.
Lo tomé de la cadera y seguí moviéndome cada vez con más fuerza. Sintiéndome desvanecer cada que escuchaba a jaejoong gemir contra mi boca. Echaba la cabeza hacia atrás y entreabría la boca para dejar el paso libre a sus quejidos. No le podía quitar la vista de encima.
- Ohh…Jaejoog, hum…–Me ponía ver como se movía hacia arriba por mis fuertes embestidas, casi, casi pegándose la cabeza contra la cabecera. Me envolvió con sus piernas, acercándome más y haciendo presión para que le diera más a fondo. Al ver su carita contraerse de placer, quise ver más, así que tomé su miembro y comencé a pajearlo a un ritmo desenfrenado.
- ¡Aaaahh! Dios… –Mi mano subía y bajaba al ritmo de mis embestidas. Lo besé y él me correspondió con dificultad entre suspiros y gemidos ahogados–Yunho, para… voy a correrme…–pero yo seguí–Ah…ah… ¡Ooohhh! –Segundos después inevitablemente se corrió en mi mano y yo con una fuerte embestida, terminé corriéndome dentro de él.
- Aaah…joder…–Me dejé caer sobre él. El cuerpo lo sentí pesado y estaba agotado. Sentí los brazos de Jaejoong rodearme el cuerpo mientras su pecho subía y bajaba al igual que el mío. Le besé el pecho y con cuidado salí de él, emitiendo un leve gemido de su parte. Me dejé caer a un lado para no seguir aplastándolo con mi peso, parecía de porcelana que podía romperlo, lo abracé fuerte.
Nos quedamos en silencio como cinco minutos, simplemente escuchando nuestras respiraciones tranquilizarse. Yo lo volteaba a ver y el hacía lo mismo; pero no nos decíamos nada, sólo nos ganaba la risa y sonreíamos hasta que uno terminaba por desviar la cara. En verdad que palabras eran lo que sobraba aquí. Con tan sólo mirarnos sabíamos todo lo que queríamos decirnos. Aunque el silencio era un poco inoportuno quizás por la falta de seguridad que se había apoderado de nosotros. Nos sentíamos bien al estar así juntitos. Eso lo sabía al sentir a Jaejoong acariciarme y pegarse más a mí. El silencio se rompió.
-… ¿Yunnie?
- Hum…
- ¿Es muy pronto para decir… que te amo? –Eso no me lo esperaba.
-… ¿Planeabas decírmelo alguna vez? –Estábamos envueltos por las sabanas en donde habíamos hecho el amor, porque sí… todo lo que yo hacía con Jaejoong, era amor puro. Tenía puesta una mano sobre mi pecho, haciendo círculos imaginarios.
- Sí –confesó.
Sonreí.
- También te amo –me besó en los labios y yo lo rodeé con un brazo, acercándolo hacia mí. Recargó la cabeza entre el hueco de mi cuello y le oí reír.
Después de un rato me vi a mi contemplándolo completamente dormido mientras le acariciaba el cabello.
En definitiva, esta había sido la noche que durante varios años había imaginado, pero que jamás la pensé hacer realidad. Tenía a Jaejoong a mi lado, como tanto lo había implorado. Sólo esperaba que mi pequeño hermano no despertara con tremenda resaca porque ahí sí, otro vestido tendría que comprarle para hacerlo recordar.
Disfruté la noche, disfruté todo lo que pasé con él. Disfruté cada palabra que me dijo y aún sigo disfrutando su cuerpo enrollado al mío.
Quién diría que un simple vestido nos uniría de esta forma, que nos emparejaría de la verdadera forma para la que nacimos. Y no importa, aun siendo hermanos sé que podremos sobrepasar barreras juntos. Si hoy, el primer día lo logramos, no dudo que también en los que nos faltan por vivir lo hagamos.
El único secreto que quedaba entre nosotros era el más preciado, el que nos había unido.
Nadie jamás se enteraría de…
“Lo que esconde un vestido”



¿Fin?