lunes, 27 de mayo de 2013

Capitulo 1


Capitulo 1 

Jaejoong

- Con un demonio… ¿qué acaso no hay nada bueno en la TV hoy?–Harto… ¡Harto! Es la palabra perfecta para definir mi estado. Estaba cansado de estar cambie y cambie de canal. Noticias, deportes, novelas ¡Nada! ¿Una película al menos? ¡No! Esto me estaba cansando… –Mmh nop… ¿este tal vez? No, tampoco… hum no… ¡Ah! Este ¿qué? ¿Ya termino? Entonces otro…–Seguía cambiando de canal con la paciencia en un hilo hasta que por fin encontré algo digno que ver, algo aceptable.– Pues bueno, esta película no se ve tan aburrida– en definitiva era mucho mejor a comparación de ver hombres lustrosos peleándose en rines o de esos programas sin sentido que sólo desesperan a uno. Como sea ahora estaba conforme.
Me acomodé más sobre el sillón, coloqué el control en el respaldo del sofá, subí mis pies y me abracé las piernas recargando la barbilla en estas.
La película era tierna, o mejor dicho romántica. No era diferente a otras, trataba de lo mismo. Un amor que sobre pasa barreras y blah blah blah; pero me gustaba.
-Oh, pobrecilla… –Conforme iban pasando los minutos y la película mantenía su curso, las escenas melancólicas, el lloriqueo de los personajes, los obstáculos por los que tenían que pasar, las injustas personas que se empeñaban en separarlos, en general, todos los problemas que se les presentaban, provocaron que el nudo que nació en mi garganta fuera haciéndose más y más grande, hasta llegar al punto de sentirme atragantado como si éste fuera una enorme manzana. Era sofocante; pero una de dos: soportar esto o ponerme a llorar como un niño cursi… aunque antes ya había pasado. Con el dorso de la mano, me conformé con eliminar el diminuto rastro húmedo que comenzaba a acumularse alrededor de mis ojos. Llegué al extremo de olvidarme de todo lo demás y enfocarme solamente en la película– ¡Es que ellos no tienen la culpa!–Di un fuerte golpe con el puño sobre el sofá, descargando todo mi coraje, provocando que el control cayera al suelo– ¡¿Por qué no los dejan ser felices?!
-Quizá no todos merezcamos… o mejor dicho, se nos permita ser felices con la persona que queremos…–di un pequeño brinco sobre mi asiento mientras me cogía el pecho, tratando de calmar los acelerados latidos de mi corazón. Esa voz tan grave… Giré la cabeza.
- ¡Yunho!… diablos…–Ni cuenta me había dado de su presencia, tan callado estuvo detrás de mí que ni lo noté. ¿Cuánto tiempo llevaba ahí de pie? Me llevé una mano a la frente mientras relajaba mi respiración.
-Discúlpame…–observé claramente como trataba de reprimir una risita traviesa al apretar los labios. Le achiné la mirada pero no le di mucha importancia– ¿Te asuste?
-No… es que, no sabía que estabas justo aquí –giré el cuerpo sin bajarme siquiera del sofá para no hablar con el cuello torcido. Lo miré y de pronto esa minúscula sonrisa que aparentaba sobresalir de su rostro, se esfumó por completo. Frunció el ceño y ladeó la cabeza… observándome.
- ¿Estás bien?– ¡Preocupación! Eso era lo que decía su inexpresivo semblante.
- ¿Qué?–Se acercó un poco más a mí para lograr verme la cara la cual estaba oculta detrás de varios mechones de cabello. ¡Oh, no! Rápidamente me llevé las manos al rostro tratando de limpiar los residuos de las pequeñas y delatadoras perlitas saladas que resbalaron por mis mejillas sin mi permiso ¡Joder! Ni siquiera lo había notado y lo peor de todo, había llamado la atención de Yunho.
- ¿Jaejoong…?
-Estoy perfectamente.
-Estás llorando.
- ¡No!… yo solo em… yo… jugaba a… bueno… jugaba a… –coño piensa– ¡No parpadear! ¡Sí! eso hacía. Trataba de ver cuánto tiempo aguantaba sin parpadear, pero me ardieron los ojos – ¿Cuánto tiempo aguantaba sin parpadear? ¡¿Qué?! ¿No podía ocurrírseme otra cosa mejor? No soportaría un interrogatorio y mucho menos tener que admitir que lloraba por ver una película de amor. Eso bastaría para que Yunho me molestara de por vida. Que se lo crea por favor, por favor… Trague saliva.
-Ya veo–dio unos cuantos pasos vacilantes hasta quedar frente a mí. Se inclinó un poco y acercó bastante su rostro al mío. Por inercia apreté los dientes, nervioso, cuando me tocó la mejilla y con el pulgar me apartó los rebeldes cabellos que se encontraban como cortina sobre mi rostro. Desvié la vista por un momento pero de inmediato lo volví a mirar; no podía dejar de reflejarme en sus ojos que por razones inexplicables se mantenían fijos en los míos. ¿Pero qué pensaba hacer?–Hazme un favor… deja de lastimarte los ojos ¿podrás?
-S-si… ya terminé –esbozó una sonrisa y se enderezó de nuevo. En gesto nervioso, me di la vuelta y me escurrí sobre el sofá para evitar verlo, me enfoqué mejor en levantar el control del suelo y ponerle “mute” al televisor. No sabía qué hacer para desviar su atención. Yunho hizo la finta de que se marchaba pero ni cinco segundos pasaron cuando ya lo tenía de nuevo aquí, esta vez parado junto a mí.
-Oye Jaejoong, me he quedado sin ropa limpia y tengo que lavarla, ¿quieres que lave la tuya?
- ¿Cómo? –Di un salto sobre el sillón para mirar mejor su expresión– ¿Lavar mi ropa? ¿Tú? ¿Esto es una broma o algo así…?–Pasible, estaba serio y tranquilo rascándose la cabeza, fijamente mirándome a los ojos… No mentía– Ya… ¿es enserio?
-Seeh, ¿acaso tiene algo de malo? Ahorramos agua ¿no? –Agudicé la mirada para verlo mejor. Me había dejado completamente extrañado. ¿De cuándo acá Yunho se comportaba de esa manera tan cordial? Cual fuera el caso no era típico en Yunho. Al no encontrar nada más “raro” en él, reviré los ojos y no quise darle más importancia.
-No te preocupes, lavé ayer.
- ¿Seguro?
-Sipi.
-De acuerdo– dio media vuelta y se dirigió hacia su habitación, lo perdí de vista cuando subió las escaleras. ¿Lavar mi ropa? Por favor, si ya es extraño cuando se digna a lavar la suya ¿por qué ofrecerse en lavar la mía? Sin darle más vueltas al asunto, sacudí la cabeza y decidí volver a lo que estaba, pero…
- ¡¿Que?! ¿Ya terminó? ¡No, no, no! Me perdí el final de la película… –maldita sea y todo por estar en un debate poco común entre hermanos– ¿Y ahora qué hago? –Fruncí el ceño y me crucé de brazos tratando de pensar en que hacer pero fui interrumpido por un detallito.
“Ruuuiig”
Mi estomago rugía furioso, tan clavado estaba en la tele que ni para desayunar me había dado un respiro.
–Ya, ya, ya, veré que desayunar –con una pereza me levanté del sofá y me encaminé a la cocina, pero al darme la vuelta lo primero que hice fue apretar los ojos y levantar las manos frente a mi pecho para evitar chocar con alguien que venía bajando velozmente las escaleras. Dio un Stop de último momento antes de impactarse contra mí.
Estuve a punto de reclamarle pero fuera de eso lo que más llamó mi atención fue lo que llevaba en las manos.
– ¿Y eso es…?
-Ah, tu playera ¿ves? Después de todo sí tenías algo sucio–abrí los ojos y la boca asombrado, pero antes de que pudiera decir algo salió corriendo hacia el cuarto de lavado– ¡El agua se chorreaaaa!–Fue un grito que se fue desvaneciendo.
Mi expresión congelada hablaba por sí sola. Me quedé estático, o mejor dicho sorprendido. A ver, a ver, a ver, ¿qué fue todo eso? En definitiva no era una actitud normal en mi Hermano y sea lo que sea iba a averiguar que se traía en manos empezando ahora mismo.
“Ruuuuiiiiggg”
O bueno, mejor después.
Ya estando en la cocina, tomé un vaso, el más grande que vi y me serví jugo. No era gran cosa pero por lo menos así me calmaría el hambre. Tomaba el jugo a grandes tragos, estaba muerto de sed y unos simples traguitos no la calmarían.
- ¿Desayunas?–Pegué un bote justo cuando seguía bebiendo y al dar tremendo salto escupí todo el jugo en el suelo.
-Coff… coff… coff… ¡Aaaahg!–Todo el líquido se me fue por el lado equivocado y de inmediato mis ojos comenzaron a lagrimear, tuve que inclinarme un poco para escupir el trago amargo. El escozor que empecé a sentir fue de lo más insoportable.
Yunho se acercó al segundo en que se dio cuenta que me estaba ahogando y rápidamente me dio unas palmaditas en la espalda tratando de auxiliarme.
- ¿Estas mejor?
- Coff… ¡Idiota!–Carraspeé un par de veces para aclararme la garganta y apaciguar el ardor de ésta– ¿Podrías quitarte la maña de asustarme a cada segundo? ¡Ya se te está haciendo costumbre! ¡Un día de estos me provocaras un infarto!
-Sabes que no es apropósito. Tampoco es mi culpa que tú seas tan asustadizo–alzó las manos en modo teatrero imitando el salto que di… Después se largó a reír.
- ¿Pero cómo quieres que no salte si te andas apareciendo como fantasma en cada rincón de la casa? Ya basta, no lo hagas–negó varias veces con la cabeza y desorbitó los ojos.
-De acuerdo–no me había percatado de lo cerca que se encontraba hasta que sentí su aliento chocar contra mi cara. Se apartó de mí dejando una brisa suave suplantándolo. Me quedé embelesado observándolo caminar mientras se acomodaba el cabello hacia atrás– ¿Ya desayunaste?– ¡Ploff!… mi burbuja se reventó.
-Eeeh… eso hacía antes de que llegaras a provocarme un colapso nervioso–vi como alzó una ceja observándome con incredulidad, clavando los ojos en el vaso que tenía en mis manos.
- ¿Sólo eso? Por eso estás tan flaco… –Me dio la espalda y se dirigió hasta el refrigerador y enseguida comenzó a sacar varias cosas de éste–Te prepararé algo.
-No gracias, estoy satisfecho–no quería seguir inquiriendo en por qué diantres Yunho estaba tan irremediablemente fuera de sí. En realidad estaba confundido ¿por qué ése afán en complacerme en todo?
- ¿Qué?, ¿sólo con eso? ¿Y piensas andar toda la mañana con sólo un vaso de jugo en el estomago? ¡Estás-Loco!
-Ya te dije, más tarde comeré algo–sin continuar esta disputa, salí de la cocina y unos segundos después me vi desparramado en el sillón de la sala con el control en la mano… otra vez.


(…)
-POR-QUE-RÍ-A–veinte minutos frente al televisor, y me encontraba en la misma situación que antes, sin nada bueno que ver. Eran ya las doce del día y mis parpados pesaban más que antes. Mis ojos me ardían demasiado que constantemente tuve que parpadear para hidratarlos un poco. Estaba empezando a ver todo nubloso y mi cabeza rebotaba constantemente… Esto era horrible–Coño Jae, no te duermas… –sacudí la cabeza un par de veces para espantar el sueño que se iba adueñando de mí. Estaba muy aburrido.
- ¡Jaejoooooong!– ¿Y ahora que quiere? El gruñido de Yunho que me llamaba desde la cocina me despertó un poco, pero me sentía tan cansado hasta para virar que sólo me limité a responderle de la misma forma.
- ¡Queeeeee!
- No se dice ¡Queeeee! Se dice ¡Maaandeeee!–No pude evitar reírme ante su ridículo comentario. Le seguí el juego.
- ¡Maaandeeee!
- ¡Veeeeeen!
- ¿Paaaraaa?
- ¡Queee veeengaaaas!– ¿Por qué tanta insistencia? Con el cuerpo pesándome a montones me levanté del sofá y con los pies restregándolos contra el piso me encaminé hasta donde provenía su voz. Abrí la puerta y lo que vieron mis dormilones ojos provocaron quedarme en pleno trance cuando miré el comedor.
-… ¿Me podrías decir que es todo esto?–La mesa era todo un banquete. Había dos platos grandes, ambos repletos de Hot Cakes. También estaba servido otro enorme jugo de naranja y aparte de eso una taza de café. En el centro de la mesa había un tazón enorme de frutas bañadas en mantequilla y azúcar– ¿Invitaste a alguien?
-Acabo de hacerlo–mis ojos perdieron la pereza al abrirse de par en par. No comprendía del todo y Yunho creo que lo notó al soltarme un suspiro –es nuestro desayuno, bobo, lo hice yo mismo y quiero que comas conmigo –mi boca se convirtió en una “O” y mis cejas casi rozaron lo más alto del techo ¿cómo dijo? Lo escudriñe totalmente, tratando de averiguar si por lo menos esta vez sí notaba algo más creíble en él, como pegarme con un trapo mientras me daba la vuelta o decirme en pleno bocado que le había echado algo a la comida, pero de nuevo… nada. Lucía tranquilo y la sonrisa que se posaba en sus labios era ¿sincera? ¿En verdad hablaba enserio? Toda la mañana Yunho se había estado comportando de una manera tan poca de él. De un modo muy amable.
Asustaba.
- ¿Y a ti que bicho te pico hoy, eh?–Me acerqué al comedor y tomé la silla para sentarme en ella sin despegar los ojos de mi hermano– ¿Por qué tanta atención?
- ¡Qué! ¿No puedo preocuparme por la salud de mi hermanito? Quiero que comas bien–se sentó a mi lado y sonrió divertido. Yo le imité el gesto.
-Quieres que engorde más bien –sonrió –vale… supongamos que te creo. De todas formas aunque me niegue harás que me lo trague ¿cierto?
-Cierto.
-Bien…– ¿Para qué negarlo? Me había agradado el detalle. Fue un gesto muy “dulce” de su parte, quizá algo raro en él, pero eso no quita que sea tierno –eh… gracias –le di un mordisco al primer Hot cake. La gloria misma. Estaban deliciosos. –Oh Yunho … están muy sabrosos.
-Fui yo quien los cocinó… ¿Por qué no habrían de estarlo?–Sonreí con la boca llena, mientras asentía con la cabeza como si eso fuera lo más obvio del mundo.
Minutos después terminé por completo todo lo que me había servido al igual que Yunho. Me levanté y enseguida empecé a recoger todos los trastes sucios de la mesa. Por lo menos tenía que hacer algo ¿no?
-Dame tu plato Yunho, lavaré los trastes –coloqué todos los platos en el lavadero y tomé la esponja ya cubierta de espuma para comenzar a tallar, pero en ese instante se me erizó la piel al sentir a Yunnie pegarse a mi espalda. Su mano descendió por mi brazo hasta posarla encima de la mía. Giré la cabeza y tuve que hacerla para atrás al verlo a escasos centímetros de mí… Se me congeló el cuerpo– ¡¿Q-que haces?!
-Suelta, yo lo hago–me arrebató la esponja de las manos y por poco tiró el plato que sostenía mi mano izquierda.
- ¿Eh? Pero me tocan a mí, tú los lavaste ayer. Aparte hiciste el desayuno hoy, no se me hace justo. Yo lo hago–Traté de quitarle la esponja pero no me dejó– ¡ Yunho !
-Que los lavo yo ¿de acuerdo? –Me empujó hacia un lado que casi me tropiezo –enserio Jae no me molesta, es más, creo que me relaja mucho lavarlos –me miró para dedicarme una ancha sonrisa y después empezó a tallar. Ok, éste no es mi hermano –aparté así te queda tiempo para poder bañarte, mejor aprovéchalo.
- ¡¿Cómo?! Pero es muy temprano para ducharme. Aparte hace frio –me abracé el cuerpo fingiendo temblar como gelatina.
-Y qué, ¿por eso ya no te bañaras?
-Sí, pero no ahora, lo haré más tarde.
-Jaejoong…–dejó de tallar y me miró para hacerme círculos imaginarios frente a la cara– ¿Ya te viste el rostro? No es con mala intención pero es enserio cuando te digo que estas hecho todo un desastre.
- ¿Disculpa?
-Y qué decir de tu cabello, está lleno de nudos. Sólo te lo digo por si llegara a venir alguien, no quiero imaginarme las caras que pondrían al verte. Nononono, el susto que se darían.
- ¿Tan mal estoy?–Envuelto por el pánico, me abalancé contra el vidrio de la vitrina que estaba frente a mí para tratar de verme el rostro… casi me desmayo. Dios mío ¡pero si Yunho tenía razón! ¡Me veía Horrible! Me llevé las manos al rostro tratando de ocultar lo avergonzado que estaba– ¡Ay no! ¿Por qué me veo así?
-Jae, ni siquiera te quitaste el maquillaje para dormir. Luces como si te hubieran dado una paliza.
- ¡Estaba cansado!
-Da igual. Cual sea que fuera la razón no interesa. Mejor ve a bañarte en lo que termino con esto.
-Tengo veinte años, no tienes que darme órdenes. Sé claramente lo que tengo que hacer y lo que no ¿sí?–Tomé una servilleta y me la pasé por los ojos mientras me daba vuelta para salir pero antes…– ¡Ah! Y no lo hago porque me lo digas tú, eh, es porque lo necesito.
-Seeee lo que digas.
-Bueno, entonces ahora vuelvo.
-Ahora te vas.
-Enfócate mejor en lavar los trastes ¿quieres?–Se rió pícaramente mientras yo me dirigía hacia mi cuarto. Creo que algo de lo que más odio es que me llamen feo y esa fue una indirecta bastante notoria, aunque en cierta forma así lucía. Lo peor de todo es que fue precisamente Yunho quien lo tenía que decir. ¡¿Por qué, él?! ¿Y por qué me interesa que haya sido él? Sacudí la cabeza.
Llegué a mi cuarto y otro coraje más al abrir la puerta.
- ¡Coño pero si esto es un asco!–Sólo de entrar me deprimía ver lo sucio que estaba. Llevaba días sin limpiarlo. Ropa por aquí, ropa por allá, zapatos, basura, todo regado en el piso. Mi cama completamente desarreglada. Sabía que no me llevaría ni quince minutos en arreglar todo esto pero por lo mismo no lo hacía. Pareciera que estaba esperando a que los conejos del polvo llegaran a hacer fiesta. Entonces ahí si me pondría a limpiar. Como sea quizá más tarde lo recogería, ahora lo que importaba era deshacerme de esta espantosa apariencia. Agradecía que mi cuarto tuviera su propio baño, así me ahorraba el camino de vuelta.
Cogí una toalla que estaba colgada en la puerta y enseguida me metí a bañar.
(…)

-Maldito shampoo… ¿Qué no irrita los ojos?– ¡Mentira! Me había llevado la peor experiencia de mi vida al escocerme los ojos con el shampoo. Un susto al verme al espejo, mis ojos completamente rojos como la sangre y sin exagerar. Incluso llegué a pensar que me quedaría ciego. Por suerte sólo pasé un mal momento que si no…
Salí del baño no sin antes colocarme la toalla en la cintura y otra extra enrollada en mi cabeza, evitando que las traviesas gotitas de agua se escurrieran por mi espalda. Casi me resbalo al detenerme de volada cuando miré fijamente mi cuarto, o más bien cuando me percaté de que no estaba solo.
- ¡Joder! ¿Qué haces tú aquí?–El sobresalto que dio Yunho me instó a reírme, pero no lo hice. Me daba la espalda y después de levantar algo del piso se volteó enseguida para mirarme.
-Tardaste mucho en la du… cha. –De pronto, se quedó estático. Sus ojos se clavaron en mi pecho y noté su nuez bajar y subir al tragar saliva. La mirada de mi hermano me recorrió el cuerpo lentamente, sus pupilas dilatadas bajaban por mi pecho hasta llegar a mi abdomen. Se relamió los labios y mis mejillas se tornaron de un color rojizo. Lo miró fijamente como si estuviera tratando de visualizar algo y después, subió con sigilo hasta encontrarse con mis ojos totalmente trastornados… me intimidó bastante. Tenía la mirada de un arqueólogo el cual ha descubierto una maravillosa reliquia. Como si yo fuera una de las maravillas del mundo. Parpadeó varias veces –bueno… veo que valió la pena.
- ¡¿Qué te pasa?! ¡Sal de aquí!–Rápidamente, la toalla que secaba mi cabello fue utilizada de escudo para cubrirme penosamente el pecho. Yunho no se movió ni un centímetro. Más bien alzó las cejas y se abrazó el estomago al soltar una carcajada tan fuerte que me hizo cerrar los ojos por el escándalo– ¿D-de que te ríes? ¿Te burlas de mí?
- ¿Qué tienes que esconder ahí, eh? Simplemente pienso que estás exagerando un poco.
- ¿Qué estoy exage…? ¡Yunho , estas en mi cuarto!… ¿Qué acaso quieres que me cambie frente a ti?
- ¡Por favor! Te he visto con menos ropa que eso millones de veces ¿de qué te avergüenzas? Eres mi hermano… créeme que no tienes nada por lo que debas avergonzarte– ¡Pero qué descarado!
-Sí, pero ahora es diferente.
- ¿Y qué es diferente?– ¿Que qué era diferente? ¿Por qué me comporto de ese modo cada vez que estoy así de cerca de Yunho? ¿Por qué me sonrojo cuando apenas me toca? ¿Por qué sonrío tontamente cuando lo veo?
Para alarmarse.

- Y-yo… no lo sé –bajé la cabeza al igual que la toalla… Que ridículo.
-Te portas como un niño…
-No es que me dé pena, es sólo que, bueno… ¿A quién no le va a incomodar que lo miren así?–Yunho frunció el ceño y dio un par de pasos, encogiendo la distancia que había entre nosotros.
- ¿Así… cómo?–Otro paso más…
-Humm pues… así, como lo estás haciendo ahora –se quedó callado con los ojos fijos en mí, esperando a que continuara–…como si tuvieras alguna posesión sobre mí o más bien… Igualito a cómo miras a una de tus chicas –mi vista no podía estar más perfectamente encajada en el suelo, no podía mirarlo. Me sentía muy incomodo y sobretodo acojonado. ¿Cómo demonios me atreví a decirle eso? Noté como Yunho se acercó más a mí al ver sus pies frente a los míos. Di un paso atrás y lo miré a los ojos.
Su expresión…
- ¿Enserio piensas eso? ¿Y por qué tendría que mirarte como si fueras una chica?–Serio y sin chiste.
-No, no exactamente como si yo fuera una chica…–Jaejoong, tu solito te haces bolas, pero que imbécil eres, ¡tu propio hermano! ¿Y lo juzgas de esa forma? Me arrepentí al segundo de decirle eso. –Mejor olvida todo lo que dije, no es nada. Sólo que…
- ¿Te pone nervioso que te mire?–Me interrumpió, indagando más en mi rostro.
- ¿Ah? Bueno… mmmh no. Es que…–Dios ¿Por qué lo tenía que poner más difícil? Con cada paso que retrocedía Yunho lo avanzaba, era inútil querer alejarse de él. Cuando menos me di cuenta, había llegado a chocar con el buró y al verme acorralado, el hormigueo que sentía en el estomago incrementó al doble. Ya no pude más–Ya, ya, ya, está bien lo admito, me da vergüenza que me veas casi desnudo ¿contento? Ahora sal de aquí que tengo que cambiarme –mentí… ¿Pero qué opciones me quedaban? Lo tomé del brazo y lo jalé hasta llegar a la puerta.
-No debería de darte vergüenza. Sólo soy tu hermano.
Sólo mi hermano…
-P-pues así son las cosas… ¡Así que, fuera! –le cerré la puerta en la cara–¡¡Uff!! –Me recargué sobre la puerta como si estuviera tratando de evitar que Yunho entrara de nuevo y una vez que puse las cosas en orden dentro de mi cabeza me dirigí hacia la cama. Apenas me senté, miré bien mi contorno, fue ahí cuando me di cuenta de que algo no encajaba –pero… ¿qué paso aquí?–Mis zapatos, no recordaba haberlos dejado en su lugar, es más, ni siquiera había tendido mi cama y ahora estaba limpia y bien hecha. El bote de basura recuerdo haberlo visto repleto de porquerías y ahora lucía vacío e higiénico. Sin duda alguna lucía mucho más limpia de como la vi antes de meterme a bañar.
Suspiré.
-Yunnie…– ¿Quién mas pudo haber sido? Mi madre estaba de viaje por lo tanto ella queda sumamente descartada. Entonces… ¿Por qué? ¿Por qué Yunnie se ofrecería en limpiar mi cuarto? Digo, entendería si él y yo compartiéramos habitación, es más que obvio pensar que no soportaría dormir en un cochinero, pero no, él tiene la suya propia. Y bien… ¿Qué opciones sobraban? Ninguna. Sentí la cabeza estallarme al darle vueltas y vueltas al asunto sin encontrar respuesta.
 Ahora si… tenía que averiguar que se traía en manos.
Después de haberme vestido, maquillado y peinado, yo, como un lobo salvaje, salí en busca de mi presa… Yunho.
Bajé las escaleras saltándome los escalones uno en uno y una vez abajo, me dirigí hacia la sala.
- ¿Yunho?–La TV estaba apagada y en los sillones no había nadie sentado, por lo que mi primer punto estaba vacío. Me di la vuelta en dirección hacia la cocina. Tal vez ahí lo pueda encontrar– ¿Yunnie?–Nada– ¿Dónde se metió?–No quedaban muchas opciones más por donde buscar y a decir verdad, parecía como si se estuviera escondiendo de mí. Eso me enojó más. Al parecer mis propias conclusiones me estaban desquiciando un poco. Caminé de nuevo hacia la sala con la esperanza de encontrarlo pero me equivoqué. Me asomé por la ventana, quizá y había salido al jardín un rato, pero ni un alma pisaba el pasto. Fui al cuarto de lavado, a la cochera, al patio y ni pista de él. Empezaba a creer que a lo mejor había salido de casa, pero un ruido en el segundo piso me sacó por completo de mis pensamientos. – Que idiota soy– Su habitación ¡Claro!… ¿Cómo no pensé en buscar ahí primero? Subí rápidamente y cuando estuve a punto de tomar el pomo de su puerta, un ruido a mis espaldas me detuvo, uno que provino de mi habitación. Me asomé por la puerta y como era de suponerse, Yunho se encontraba dentro.
Estaba barriendo tan pancho y levantando al mismo tiempo una de tantas cosas que se encontraban en el piso.
Me cabreó… entonces se derramó la última gota de mi paciencia.
– ¡¿Qué crees que estás haciendo?!–Ni siquiera me miró.
- ¿Qué no ves? Enserio Jaejoong, debería darte vergüenza tener tu cuarto así de asqueroso.
-Tú lo dijiste, ¡es mi cuarto! No tienes derecho a estar aquí.
-Pero te estoy haciendo un gran favor al limpiarlo…  ¿Tiene eso algo de malo?
- ¡Sí! –El suelo casi se perforó tras los fuertes pasos que di conforme avancé a zancadas hasta llegar a él. Enseguida le arrebaté la escoba de las manos y la tiré al piso dejando escapar un sonido seco al caer– ¡¿Que te pasa?! ¿Por qué estas actuando tan extraño esta mañana? Enserio Yunho , juro que me estas asustando…
-Exagerando como siempre… ¿Qué no puedo ser servicial ni un sólo día sin que hagas tanto drama?
- ¡Oh, vamos Yunho! Te conozco perfectamente. Primero me lavas la ropa, cosa que nunca harías ni aunque te pagara; después me haces el desayuno, otra cosa que no te pedí ¿y ahora te encuentro limpiando mi cuarto según tú porque querías ser amable? Eso no me lo trago ni por que fuera agua…–Yunho se rascó la barbilla, supongo que harto de la situación y soltó un fuerte suspiro que me elevó dos que tres mechones de cabello, se mordió una uña y miró al suelo. Achiné la mirada– lo suponía, algo quieres ¿verdad?
-Jaejoong, ¿c-como rayos preguntas eso?… ¿Por qué te pediría algo a cambio?–Clavé totalmente mis ojos en los suyos y logré lo que quería.
 Me evadió la mirada.
Ése gesto era típico en él cuando me escondía algo y yo ya lo distinguía perfectamente.
-Yunho, te sé leer la mirada como un libro abierto. Hay cosas que no sabes esconder y hay gestos tuyos que se identificar de inmediato cuando mientes –empezó a jugar con los dedos de sus manos, nervioso. Lo tenía– ¡Vamos, suéltalo de una vez, coño!–Se mordió el labio y me miró detenidamente dudoso, yo lo regañé con la mirada obligándole a decirme.
Lo conseguí.
-Vale, vale, lo admito… tienes razón.
- ¡Aja! Ya sabía que no eres tan caballeroso como para querer llevarme el almuerzo a la cama –me burlé. Esperé a que su sonrisa se asomara por sus labios pero jamás llegó. Seguía serio y no me miraba, pude notar que le sudaban las manos por las veces que se las restregó en su pantalón – ¿y bien?, dime de una vez que es lo que quieres.
-No ahora…–Sus pupilas se dilataron cuando se conectaron con las mías –no sé cómo decirlo…
-Pues busca las palabras y dímelo ya –se masajeó los ojos con los dedos tratando de pensar, o como le dije, tratando de decirme, no se veía muy bien y su silencio me desesperaba–Yunho…
-De acuerdo, de acuerdo, te lo diré…–Cerró los ojos, tomó una gran bocanada de aire el cual expulsó segundos después y se acercó a mí lo suficiente para tomarme de los hombros y mirarme fijamente. Me quedé inmóvil. –Aquí va…– asentí lentamente y tres, dos, uno… la bomba explotó–… ¿Quieres ser mi novia?
¡PLAFF!
Le solté una fuerte bofetada a tal punto que llegué a voltearle el rostro por completo, dejando como tatuaje la marca de mi palma. Fue inevitable darle esa respuesta. La sangre me hirvió de coraje como si me hubieran prendido fuego en el cuerpo. Me sentía furioso, avergonzado y sobre todo herido. ¿Por qué Yunho?
– ¡Jodeeer Jae! Eso me dolió… ¡¿Por qué me pegaste?!–No conforme con la cachetada, lo empujé fuerte, aunque no retrocedió, sólo dio un simple paso hacia atrás. Negué con la cabeza.
- ¡Eres un maldito insensible! ¡De todas las personas que existen en este mundo, tú eras la última a la que creí incapaz de lastimarme así!
- ¡¿Pero de qué puñetas hablas?! No he dicho nada por lo que…
- ¡¡Me has llamado chica!!–Cerré los puños y di un fuerte pisotón en el suelo– ¡Si uso maquillaje o me arreglo más de lo que debería es mi puto problema! ¡No es algo que les importe a los demás y mucho menos a ti!… no por eso ya me hace ser una nena. Yo creí que tú me entendías…
- ¡Y te entiendo! Yo jamás dije que eras una niña… digo, tal vez concuerde con los demás al decir que tienes el rostro tan fino como el de una mujer y sí, supongo que a simple vista podrías pasar por una pero eso no significa que yo piense igual que…
¡PLAAFF!
Esta vez la bofetada que le di se la estampé en la otra mejilla. Estaba muy cabreado y ofendido y mi respiración era la de un toro. Después de enderezar la cabeza, Yunho juntó el entrecejo, se masajeó la mandíbula y me miró con los ojos llenos de furia.
– ¡Dices que no eres una chica y pegas como una! ¡Si me vas a pegar en la cara hazlo con un puñetazo y no con simples golpes de niñitas!
- Imbécil, imbécil, ¡eres un Imbécil ¿lo sabes?!…–Me abrí paso entre él y la cama y me fui directo hacia la puerta para salir de ahí. No podía creer el descaro de sus palabras, aunque fuera una simple broma lo dijo tan normal como si no fuera nada. No me cabía en la cabeza por qué cojones me había preguntado eso, pero ahora ya no me importaba ni una pizca saberlo.
- ¡Hey, hey, hey! ¡Espera!–Me alcanzó y me jaló del brazo con fuerza hasta hacerme virar por completo.
- ¡Suéltame!–Sacudí el brazo y él me soltó.
- ¡Todo te tomas a mal! Yo no quise ofenderte, si es lo que piensas, tú me malinterpretaste… por favor escúchame. Deja que te explique ¿si?–Reviré los ojos y solté un largo suspiro.
-Me pediste que fuera tu “novia”… ¿No crees que esa es razón suficiente como para ponerme furioso?–Me crucé de brazos.
-Sí, bueno, viéndolo desde ese punto, sí; pero en realidad lo que quise decir fue queee…–De nuevo callado, mirando a un punto muerto en la habitación, como si buscara lo que en verdad quería decirme.
- ¡Yunho!
-Que fingieras ser mi novia… sólo por hoy –no sé cuánto tiempo desaparecí de la realidad pero necesitaba hacerlo. Me quedé quieto, abriendo y cerrando los puños mientras digería lo que acababa de contarme… ¿En verdad escuché bien? No lo creía –y bien… ¿qué dices?–Contuve todas las ganas que tenía de soltarle otro golpe, no me cabía lo que me estaba diciendo ¿hablaba enserio?
- ¿Fingir… ser tu novio? Estas bromeando ¿cierto?
-Más bien sería novia, pero sí… hablo enserio. –Desvié la cara hacia un lado mientras cerraba los ojos. No me lo podía creer–Jaejoong, mírame…–Me tomó el mentón y me giró el rostro despacio –jamás creí que llegaría el día en el que tendría que rogarle a mi hermanito, pero escúchame. Te lo pido como un favor, no es mucho.
- ¿Ah, no?
-No. Bueno, sólo tienes que hacerte pasar por una chica y estar el resto del día conmigo y unos cuantos amigos, quienes se tienen que tragar el cuento de que eres mi novia. Nada más– ¿Nada más? Moví la cabeza para quitar su tacto de mi rostro y tomé grandes bocanadas de aire para poder calmar las efusivas ganas de romperle la cara. Esto era demasiado.
-A ver, déjame ver si te entendí…–Asintió. Con las manos en la cadera caminé un poco por la habitación, analizando su estúpida propuesta hasta quedar de espaldas a él –lo que tú quieres es que me vista de mujer, que me la pase todo el día con esa apariencia exponiéndome frente a tus amigos, ¡ah! Y encima de eso tengo que comportarme como si yo fuera tu novia –sonreí… que sonrisa mas falsa– ¿Estoy en lo correcto?–Giré.
-Aja…–Se encogió de hombros– ¿Me ayudas con eso?
- ¡Estás loco!–Refunfuñé y caminé rápidamente con la intención de salir de la habitación, pero Yunho me alcanzó y se interpuso entre la puerta y yo, impidiéndome el paso– ¿Te quitas?–Traté de pasar por su lado pero fue inútil. Me tomó por la cintura y me jaló hasta el centro del cuarto– ¡Déjame salir!
- ¡Uno! ¡Un puto favor es lo que te pido y tú me mandas a la mierda! Confié en que podía contar contigo y tú me decepcionas. Vamos Jaejoong, sólo es un favorcito pequeño, en realidad no es tan feo como parece…
- ¿Te estás escuchando? ¡Pero coño, quieres que me haga pasar por un travesti para fingir ser tu novio! ¿Por qué Yunho? Exijo una explicación ¡ya, ahora! ¡¿Por qué diablos me estas pidiendo tan semejante estupidez?!–Inquirí en el tema. Esto nos estaba desquiciando a los dos y más a mí al no entender ni media palabra de lo que decía. Quise saber pero ya.
Yunho se pasó las manos por la cabeza, fastidiado, igual que yo.
-Pues…–Comenzó, pero como siempre sin saber por dónde hacerlo. Me crucé de brazos y lo fusilé con la mirada. Respiró y exhaló. –Ya conoces muy bien como soy en cuanto al tema “mujeres”. No puedo estar con las manos quietas. He llevado a tantas nenas a la cama que ni sus nombres recuerdo, ya sabes, soy como un pedazo de carne entre una manada de perras hambrientas… sumamente exquisito –sonrió– las entiendo perfectamente al querer estar conmigo ¿me ves?–Giró sobre su propio eje mientras yo lo contemplaba con la mirada adormilada, perdiendo la poca paciencia que me quedaba –no hay dos como yo… –alcé una ceja –bueno, tú eres mi hermano pero ni de coña te pareces a mí. En fin, por eso digo… ¿Por qué hacer feliz a una cuando puedo hacer felices a todas? No sé si me explico…–Como si me hablara en chino.
-No. No entiendo ni una sola palabra de lo que estás diciendo, así que mejor ahórrate tus chulerías y dime ya lo que quiero saber o me voy ahora mismo ¿eh?–Hice la finta de irme, pero nuevamente me detuvo.
- ¡Espera! Dios, lo que trato de decir es que yo no puedo permanecer con una sola chica por mucho tiempo –me encogí de hombros.
- ¿Y…? ¿Eso que tiene que ver conmigo?
-Tiene que ver mucho. Veras, hice la ridícula apuesta de poder durar con una sola chica en una relación formal. Ya sabes, así de manita sudada y esas cosas, pero Jaejoong, lo intenté y no pude, las chicas se me escurrieron como agua por las manos y pues no pude contar con ése merito– ¿Que hizo qué? Bajó la mirada mientras se rascaba el codo, pero enseguida volvió a mirarme–…Por favor Jae, necesito que me ayudes con esto. Se supone que el día de hoy, la presentaría a unos amigos para que comprueben que cumplí con lo acordado y no tenga que dejarme crecer el bigote para convertirme en un repelente de chicas…– ¿Hacer qué? Puras estupideces– ¿Podrás… ayudarme? Sólo es cosa de comprarte ropa y ya está– ¿Y el que sale perdiendo aquí quién es? Cómo se atrevía a pedirme eso… ¿No sería más fácil que se consiguiera a una zorra de último minuto? ¿Por qué yo? De todas las posibilidades habidas y por haber ¿por qué pensó en mí? ¿Por qué su hermano? Mi cabeza era una tormenta de pensamientos confusos –sólo será un rato…
- ¡Ni por una hora! ¿Por quién me tomas? ¿Me crees un maniquí el cual puedes vestir y desvestir a tu antojo? Y lo peor de todo es que me pides que me exhiba en público. Lo que tú quieres es utilizarme, y escúchame bien ¡yo no soy objeto de nadie!–Ya, me había cabreado y cuando estaba enojado no era razonable hablar conmigo, por eso decidí salir de la habitación, pero de nuevo Yunho empezó con sus gritos.
- ¡Tú tuerces todas mis palabras! ¡Yo no estoy tratando de utilizarte ni nada de eso! Lo que te pido es que me hagas el único favor que te he pedido en toda mi vida, es todo… ¿Te es tan difícil entender eso?–Volteé a verlo con el rostro completamente rojo por el coraje. ¿Qué no entiende?–Vaya que eres egoísta, todavía que me porté amable contigo y encima me digné a prepararte el jodido desayuno y tú… ni lo agradeces.
- ¡Lo hiciste porque querías algo a cambio, no porque te naciera hacerlo! –Ahí lo había pillado.
-Da igual– ¡Ah, pero qué acomedido! Su rostro era un reflejo claro de dolor, pero totalmente sobreactuado. Lo que quería era que yo me conmoviera o sintiera necesidad de sentirme comprometido por los “favores” de esta mañana, ¡pero no! No le iba a funcionar.
-Que hipócrita eres…–Y salí del cuarto con un fuerte portazo.
Pero que disparate más chiflado se le ha ocurrido pedirme. Por ningún momento me llegué a imaginar tal ocurrencia para un favor, sabía que quería algo ¿pero esto? Creía que era algo más común como prestarle dinero o acompañarlo de nuevo al Table-dance donde trabaja un amigo, que con el simple hecho de aparecerme significa: “entrada gratis para Yunho” y él lo sabe. Pero claro, ¿cómo no se me ocurrió pensar en que planeaba vestirme de chica?
 Fui tan estúpido al no imaginarlo
Rápidamente bajé las escaleras, sosteniéndome del barandal ya que no caminaba, si no trotaba para alejarme lo más rápido de ahí. Quería despejarme, tomar un poco de aire fresco para relajarme y no provocarme una embolia de tanto coraje.
- ¡Ja! “quiero que seas mi novia”…pero que torpe. –Llegué a la estancia y visualicé la puerta de la entrada, decidido a correr fuera de casa –y según es un simple favor ¿qué ha hecho él por mí? No se lo merece.

“Jae, si tienes frio ten… usa mi chamarra”

Desvié la vista de su chamarra y tomé la mía que se encontraba en el perchero que estaba a un lado de la puerta. Me la coloqué y tomé mis lentes de sol junto con mi bolso, no me atrevía a salir sin ellos.


“¡CRACK!

- ¡No! Mama me regañará cuando vea que rompí su jarrón. Ya no me dará pastel…sniff…

-No te preocupes Joongie, estoy contigo.

-Dios, ¿qué paso aquí?

-Yo…

-Se me ha caído el jarrón, no fue apropósito.

- ¿No te lastimaste?

-No.

- ¡Era un jarrón de colección, Yunho! ¿Cómo no tuviste cuidado?

-Lo siento.

-Lo siento yo, estas castigado. Sube a tu habitación y te quedas sin postre… vamos Jaejoong, come el tuyo y deja que tu hermano piense en lo que hizo”

Sacudí la cabeza. De pronto, ya no me dieron ganas de caminar, si no de conducir, quería ir a toda velocidad para dejar atrás toda esta situación, aunque sea por un momento. Retrocedí hasta el buró que adornaba un poco la estancia y busqué lo que quería… las llaves del auto. Las tomé y cuando me disponía a salir…

“Joongie… Joongie, ¿quieres que me duerma contigo? Así no te comen los monstros… ya no llores”
Me escurrí por la pared quedando sentado en el suelo con la mirada perdida en la planta de arriba… era inútil. En definitiva mi conciencia no estaba de mi lado, y vaya que tenía sus razones… yo era el hipócrita aquí. En varias ocasiones Yunho me había ayudado en muchas cosas, tanto simples como complicadas, ¿y yo alguna vez lo he agradecido?… no me atrevo a responder.
Me ha ayudado en la escuela, en casa con mama, me cuida cuando me enfermo, me ha salvado de golpizas y… ¡diablos!, si hasta yo le he pedido cosas peores…
Recuerdo la vez que había una fiesta de disfraces en la escuela, él planeaba disfrazarse de un pirata con parche y toda la cosa, pero eso no estaba en mis planes… Tenía otra idea. Estaba tan acostumbrado a estar siempre pegado a él que lo obligué a disfrazarse de un jodido burro, de esos que necesitas a dos personas para poder vestirte. Por suerte para mi, me tocó ser la cabeza y las patas delanteras, y a Yunho pues… las traseras. Aun recuerdo todo el berrinche que tuve que hacer para que mama lo convenciera en apoyarme. Aun no sé cómo aceptó en hacerlo, pero me emocioné tanto que en toda la infantil fiesta estuve sonriendo, brincando y haciendo soniditos estúpidos que según imitaban los de un burro. Yunho, todo el tiempo estuvo callado y jamás me reclamó nada. Se la pasó mirando a los demás niños que iban de piratas mientras fingían navegar en un barco, pero claro, si yo era feliz, Yunho tenía que aguantarse. Que repulsión siento por mí mismo.
Ahora pienso que vestirse de chica, no es nada comparado a disfrazarse de la cola de un burro.


“Sólo será un rato”

- ¡JODEEEEER! –Di un fuerte golpe en el suelo y me levanté hecho una fiera. Azoté las llaves de mi auto en su lugar y tomé otras que descansaban en el mismo sitio– ¡Sólo será un rato! ¡Sólo será un rato! ¡Sólo será un rato!… –Mascullaba entre dientes mientras subía de nuevo por las escaleras– ¡Yunho, con esto me debes miles!–Con una veloz caminata llegué hasta mi cuarto el cual abrí de golpe, observando a mi hermano sentado en mi cama, serio, con las manos entrelazadas y con la vista perdida en la escoba que había tirado… Me miró– ¡Toma!… –Le lancé las llaves de su Audi, casi llegándole a pegar en la cabeza si no fuera porque fue rápido para tomarlas.
Frunció el ceño al mirarlas.
-¡Llévame a comprar un puto vestido!–Y después de tanto… sonrió.


(…)
-Mira Yunnie, este jeans está bien ¿no?–Habíamos recorrido casi media plaza y todo el berrinche y condiciones que había planteado de casa hasta acá, parecía haber quedado olvidado. Ahora me encontraba más tranquilo, ya no estaba tan enojado y aunque me aflija admitirlo, mi debilidad son las compras y si bien mi objetivo de compra no era el que yo ejecutaba todos los días, me entretenía mucho en tener que adquirir ropa que jamás en mi vida pensé ver en mi armario; pero de igual forma también me aturdía. Por momentos olvidaba a que habíamos venido hasta que Yunho inquiría en mostrarme vestidos, faldas, blusas etc., de nuevo volvía a sentir ese hormigueo en el estomago al pensar en todo lo que me esperaba el día de hoy, pero había dejado en claro que ya no me retractaría, tenía que devolverle el favor de muchos que me hizo. –Creo que podría quedarme; sólo pido una talla más grande y entro en él –a comparación de lo que había visto antes, estos pantalones eran mejores a todo lo anterior. Claro, eran de mujer, pero por más que quería, Yunho, no me dejaba ni dar un simple vistazo a la ropa de la cual estoy acostumbrado. Era difícil complacerlo con todo lo que yo escogía. Por suerte me había fijado en esta tienda, el jeans que lucía el maniquí del mostrador era muy a mi estilo aun siendo de mujer, por lo menos me sentiría cómodo con ellos.
Yunho iba detrás de mí, y claro que de inercia, me siguió al desviarme del camino para venir a pegarme a la ventana de la susodicha tienda.
- ¿Qué dices? –Sonreí mientras apuntaba mi objetivo. Yunho, con los brazos cruzados y a una distancia de medio metro de mí, se acercó de mala gana y miró lo que apuntaba.
- ¿Qué? Nonononono… ni lo pienses. Venimos a comprarte un vestido o una falda, no un pantalón.
- ¿Pero por qué? Este jeans es de chica. Si me lo pruebo y…
-Jae, enfócate en tu papel. ¿Qué es lo primero que piensas cuando le miras las piernas a una mujer?–Encogí los hombros, ese tema no era muy mío. Yunho exhaló–piensas que debe tener una sexy falda o un vestido para poder vérselas… piensa, cuando se habla de mujeres es más común asemejarlas con faldas y vestidos, no con pantalones. –Hum, algo de eso era cierto, pero la idea de ponerme algunas de esas perturbadoras sugerencias, me aceleraba el pulso de lo nervioso que me ponía. Por lo menos hacía un intento de negarme– mírate, llevas uno ahora y te sigo viendo como hombre a pesar de tener las piernas flacas y llevar puesto algo parecido a ése maniquí. –Abrí la boca de par en par y me miré de pies a cabeza un poco indignado.
-Me ves como hombre porque soy uno. ¡Estúpido!
-Aja, y por eso tenemos que comprarte cosas que se asemejen a una chica ¿ya captaste?–Me picó la sien con un dedo, dándome por idiota. Yo moví la cabeza para que dejara de hacerlo.
-Sí, algo. Pero es que…
-Pero nada…–Sin previo aviso, me tomó de la mano y comenzó a andar rápidamente, jalándome como perro tras de su dueño –ven, te llevaré a un sitio donde he visto vestidos muy monos, ahí creo que podremos comprarte uno– ¿Se ha fijado en vestidos alguna vez? Cada vez me sorprendía más.
¡Genial! Lo que todo hombre desearía en su vida… comprarse un maldito vestido.
-Yunho, espera…–Frené de golpe y sacudí la mano para que me soltara. Yunho reviró los ojos y se detuvo para virarse y mirarme algo fastidiado –de acuerdo, llévame a esa tienda de niñas o a otra si quieres, pero eso si… ¡Yo escojo el vestido! –Yunho ladeó la cabeza, y por el gesto de su rostro serio, esperé lo peor; pero al final terminó con asentir y sonreírme.
-Vale, estás haciendo mucho por mí así que de ése asuntito te complazco, puedes escoger el vestido que quieras peeero…–Odio los peros–… siempre y cuando sea el adecuado para una chica ¿ok?
-Ok.
-Genial –me instó con la cabeza para que lo siguiera y así lo hice. Cuando me posé a su lado sonrió y me rodeó los hombros con un brazo en modo amistoso… me tensé. –Será sencillo, ya verás.
-Sí, sencillo para ti. Tú no serás la novia de un mujeriego –y nuestras escasas risas se mezclaron como agua y aceite, la de él era sincera, la mía un poco melancólica.


(…)
-Aam… señorita, ¿tendrá este modelo en talla mediana, por favor?
-Oh, claro que si joven. Ahora se lo traigo.
-Gracias–sonreí y la chica se marchó con el vestido en mano. –Espero y me quede, es el que más me ha gustado y ya no estoy de humor para seguir buscando entre toda esa avalancha de chicas… ya estoy un poco fastidiado de todo esto –me dejé caer sobre el pequeño banquito que yacía ahí para ser ocupado, y recargué la cabeza en la pared, tratando de no ser estorbo de cientos de mujeres que parecían querer vaciar la tienda en un santiamén. Caminaban de un lado a otro, viendo y probándose ropa extremadamente femenina… Era demasiado para mí.
Los únicos hombres que deambulaban por ahí, eran los desesperados maridos de algunas señoras a las que acompañaban y dos que tres niños que corrían y jugaban entre la ropa. En definitiva nosotros sobrábamos.
-Eres muy delgado, Jaejoong, si te quedará…–Fruncí la boca y Yunho, caminando a lo macho, se colocó a un lado de mí, quedando recargado en la pared con los brazos cruzados –y si no haremos lo que sea para que te quede, da igual. Pero de que tendrás el vestido que te gusta, lo tendrás –sentenció sin siquiera mirarme y yo no supe cómo definir eso. O se estaba burlando de mí o de verdad estaba tratando de complacerme con algo relativamente extraño; pero en sí, tratando de darme por mi lado. Aunque de eso casi no hubo problema.
Desde un principio, al entrar a esta tienda supuse que sería algo complicado ya que todo era de chica, obviamente, y mi confundida conciencia no dejaba de gritarme a un volumen demasiado alto que este no era mi sitio, que saliera de ahí inmediatamente, que dejara estancado a Yunho con su ridícula apuesta, total, a mi no iba a afectarme; pero la ignoré. Se me estaba prohibido escucharla. Sabía que al final terminaría haciéndole caso y decepcionaría a Yunho, lo último que quería es verlo enojado o triste, ya no. Todos mis berrinches, tenía que tragármelos.
Cuando continúe explorando el lugar no fue nada diferente a lo que ya había visto en otros rincones del enorme local. Rosa, azul, verde, rojo y demás colores se acoplaban a la mayoría de los vestidos que nos rodeaban, no fueron muy de mi agrado y tampoco Yunho fue de mucha ayuda. Se la pasó echándole el ojo a todas las tipas que pasaban por su lado, varias veces lo llamé para que me diera su opinión, pero más bien era porque se me acalambraba el cuerpo al verlo mirarlas. Estaba mal, lo sé, pero fue inevitable hacerlo.
Casi hasta llegar al final de la tienda me fijé en un vestido, o más bien en el único vestido que yacía apartado de los demás. En primer lugar, lo que llamó mi atención fue su color, negro por completo. Rápidamente me acerqué a él para verlo mejor y con la idea de encontrar más de ése color a su alrededor; pero al parecer me equivoqué, al parecer… ya que si habían muchos, pero no llegaban a deleitarme como lo había hecho el vestido solitario. O eran demasiado escotados y muy cortos, o demasiado tapados y largos, no podía ir escotado o vestido como monja, eso lo sabía perfectamente, pues la personita que tenía a un lado me había dejado escogerlo, pero con la condición de gustarle a él también, así que mi decisión tenía que ser la adecuada; pero por más que trataba de buscar uno que me complaciera, no podía, ya era inevitable compararlo con el que tenía en frente, el primero que había visto, aparte de ser más bonito que los demás, era perfecto. No estaba tan escotado, cubría los hombros y no era tan largo ni tan corto, simplemente perfecto, no tuve que pensármelo mucho.
-Yunnie…
-Hum.
-Eeeh, me gustó éste…–Hasta la cara la sentí arder cuando le dije eso, fue vergonzoso declarar mi fascinación por un vestido– ¿Está bien? ¿Te… gusta? –Yunho bajó la mirada hacia la prenda, alargó una mano y yo se lo di… me mordí el labio. Lo escudriñó por todos lados, detallando el largo y su textura, hasta pareció más experto en esto que yo. Al final de verlo bien, me miró de pies a cabeza.
-Se te verá bien, me gusta –me lo dio y yo alcé las cejas. ¿Cómo dijo? En verdad me llegó a sorprender lo que un vestido pudo lograr hacer…
Estar de acuerdo en ropa por primera vez.
En sí, Yunho ni siquiera refunfuñó con mi decisión, cosa que agradecí pues me facilitó más todo el asunto. Pensé en realidad que se empeñaría en buscarme un vestido de puta, vestirme como las chicas a las que se folla o que se negaría al ver que ni por un día sería capaz de dejar mi estilo a un lado; pero no fue así. Por lo que al no decirme nada malo, comencé a llevar todo esto con más calma.
-Tiene suerte, joven, es el ultimo vestido que nos queda con esta talla ¿está bien?
-A ver…–Rápidamente me levanté y Yunho me siguió despegándose con pereza de la pared. Tomé el vestido y examiné un poco el tamaño, el largo, y sobre todo lo ancho–mmmh sí, creo que si me… le quedará. –Por un pelo.
-Seguro que a su hermana le vendrá bien. Si dice que mide casi lo mismo que usted, le quedará perfecto.
-Claro que le quedará, si los viera… tienen el mismo cuerpo –le di un fuerte codazo a mi Hermano y éste se quejó un poco mientras reía. La tipa sonrió al no entender ni papa.
La ridícula historia de la hermana a la cual le teníamos que comprar un vestido, nos había servido de mucho para poder estar aquí sin ser tratados de locos. En sí nos alegraba ver que se lo habían creído.
-Bueno, muchas gracias, nos lo llevamos.
-Bien, si gustan pueden pasar a las cajas para que puedan pagarlo.
-Si, en un momento vamos.
-Ok, como gusten. –Al momento en el que se fue la dependienta y nos dejó solos, jalé a Yunho del brazo y caminé hasta la esquina inhabitada de la enorme tienda donde había varía ropa colgada.
-Rápido, mira bien. ¿Si me queda?–Miré hacia ambos lados para ver si no había ningún polizón escondido, y me coloqué el vestido por encima del cuerpo, midiendo de la cintura lo ancho de éste para calcular si entraría en él. Yunho frunció el ceño y alejó un poco la cabeza para mirarme mejor.
-Humm…
-Sí está bien, ¿no?
-Veamos…–Posó sus manos por encima de las mías, las cuales tomaban el vestido que se aferraba a mi cintura. Quité las manos de ahí por simple tic y Yunho apretó más la prenda contra mí, asomándose por los lados de mi cadera para medir bien lo delgado de mi cuerpo. Yo no dejaba de ver por ambos lados para prevenir que alguien viniera y nos cachara infraganti… eso me marcaría de por vida. –Te queda más que bien, Jae. Estas igual o más flaco que esto –sonreí levemente mientras se enderezaba. Me dio el vestido y fuimos a pagarlo.
Al salir de la tienda reviré los ojos. No tardó más de cinco segundos en volverme a coger de la mano y comenzar a andar a paso veloz.
-Camina, Jaejoong, todavía nos faltan más cosas y tenemos el tiempo contado, eh.
-Grr…–Gruñí. Ni siquiera le pregunté a donde me llevaba, estaba seguro que me alarmaría en saberlo, y protestar aquí no serviría de nada para intentar negarme, el terminaría ganando y a mí, ya me habían obligado a darme por vencido.


(…)
- ¿Pero qué es lo que pretendes, eh?
-No refunfuñes y entra.
- Pero esto es una estética. ¿Para qué quieres que entre?
-¿Para qué crees? –Sin ni siquiera darme tiempo a defenderme, me empujó tan fuerte que se me cuatropearon los pies y tropecé hasta quedar dentro del salón. Me enderecé tan rápido como pude y me acomodé la bolsa y los lentes que casi se me caen. Fusilé a Yunho con la mirada y éste sólo se rió.
Después de caminar y caminar, de todas las tiendas que habíamos pasado, ¿decidió traerme a una estética? Era muy grande y bonita pero ¿para qué? Es lo que no captaba muy bien hasta que me fijé en varias muchachas que ocupaban su tiempo en hacer manicuras, teñir pelo y… ¡¿Cortar cabello?!
- ¡¿Qué?! Ni de coña, Yunho. No pienso cortarme el cabello –apunté a una chica que le cortaba la eriza melena a una pelirroja que leía una revista. Yunho entrecerró los ojos y me instó con la cabeza para que lo siguiera.
-Cortarte el cabello es lo último que te pediría –masculló mientras caminaba. Parecía que hablaba con su espalda.
- ¿Entonces?…Uhg…–Choqué contra él al detenerse en seco.
-Mira…–Apuntó con la barbilla adelante de nosotros. Desvié la mirada de él para obedecerle y alcé un poco los lentes para mirar mejor… ¿es una broma, no?–Escoge una.
- ¡¿Qué? ¿Estás hablando enserio?!
-Claro. Si serás una chica, ¿qué es más atractivo que tener el cabello largo?
-Shhhh… ¡Cállate!–Me ruboricé bastante cuando varias miradas confundidas se mantuvieron en nosotros, juntándose y murmurando entre ellas. Yo quise estrangular a mi hermano– ¡Habla más bajo, Yunho! ¿Que no ves que te pueden escuchar?
- ¿Y? Como si las volvieras a ver –me crucé de brazos y fruncí la boca –anda ya, escoge una peluca.
- ¿Por qué? Con mi cabello es suficiente…
-Con tu cabello pareces una escoba…– ¿Perdón? –El punk, no es peinado para chica. Además no es tan largo, y de los lados no tienes casi nada, de a fuerzas necesitas una. Así que deja tus reproches y apúrate, coge una.
-No presiones…–Exhaló una gran bocanada de aire y yo le imité. Era inútil negarme… ya lo sabía. Sin más que decir, me acerqué al estante que rebozaba de pelucas de distintos tamaños y colores. Comencé a verlas sin mucho interés, debatiéndome en cual escoger al igual que Yunho, que tomaba una y otra mientras buscaba la adecuada.
- ¿Qué te parece esta? Te verías bien de rubia –sonrió al igual que yo y negué varias veces algo alarmado.
-Ni de loco. No me quieras disfrazar de las güeras con las que tanto fantaseas, paso.
-Mmmh, en realidad fantaseo más con pelinegras…–Dejó la peluca en su lugar y se acercó a las oscuras, las de mi color, y las acarició levemente con los dedos. Me miró por el rabillo del ojo y se remojó los labios… se me cayó la peluca que sostenía –pero no importa, sólo bromeaba. Quiero verte con el cabello negro, como lo tienes ahora, te queda perfecto –se agachó, tomó lo que había tirado y me lo dio. Rápido pestañeé y coloqué la peluca en su sitio.
-Eh si, gracias –fue todo lo que se me ocurrió decir. No tenia que detallar lo nervioso que me puse ¿verdad? O fue mi imaginación o…  ¿se me estaba insinuando? Últimamente las actitudes, frases o comportamientos de Yunho me descolocaban involuntariamente. Cada vez me hacían sentir más miserable y estúpido ¿cómo podía ser tan pervertido como para pensarlo? Aunque debo decir que tristeza, es lo que me invade segundos después cuando concluyo que sólo esta bromeando conmigo como siempre, pero… ¿por qué?
-Jae…
-Humm.
- ¿Te gusta ésta? –Cuando volteé a verlo no pude evitar reírme al igual que él. Tenía puesta una peluca corta de color azul, y se veía tan gracioso que mi risa logró sonrojarlo. Pocas eran las veces cuando se empeñaba en hacerme reír de verdad, y disfrutaba su actitud ridícula como en esta ocasión. Al ver que no paraba de descojonarme de risa, de inmediato se la quitó. Supuse que se había avergonzado al ver que ni siquiera se atrevía a mirarme.
-Jajaja… si me gusta –me acerqué al estante que estaba a su lado y reí divertido –pero me gusta más ésta –una peluca verde es lo que ahora estaba en su cabeza. Lo miré bien y me mordí el labio cuando otro ataque de risa se apoderó de mí. La cara de Yunho podía leerla claramente “¿Por qué tuve que darle esa idea?”… me mataba.
Estuvimos jugando y riendo un buen rato con todas las pelucas que encontrábamos ridículas. Las de brillos, simples y extravagantes con colores fosforescentes. La mayoría del personal de la estética nos miraban como bichos raros, supongo que no les agradaba la idea de que dos hombres vinieran a desordenarlo todo, pero como no vinieron a decirnos nada, seguimos en lo nuestro.
Terminamos escogiendo una de color negro y algo larga, un tanto por debajo de los hombros, era completamente lacia y grafilada en punta. Me dejó muy claro que quería que tuviera el cabello largo que porque según hace ver más atractiva a una mujer, y en si concuerdo con él pero me ponía tenso al saber que me volvería algo atractivo para mi hermano… o repulsivo según el resultado.

Lo Que esconde un vestido



LO QUE ESCONDE UN VESTIDO



Extension : Miniserial

Pareja: YunJae

Categoria : Incesto , Comedia , Romantico , Travestido 

Advertencias : Lemon? 



Resumen:  Un par de Hermanos, una apuesta, una salida incomoda, un
 vestido, chicos pervertidos, sentimientos confusos, un incidente desastroso  un mágico beso, una velada maravillosa.

Lo que puede pasar en menos de 24 horas, pero… ¿Cómo estas circunstancias podrían lograr que un chico usara un vestido?

Lo que un simple favor de hermanos puede ocasionar…