Capitulo 1
Jaejoong
- Con un demonio… ¿qué
acaso no hay nada bueno en la TV hoy?–Harto… ¡Harto! Es la palabra perfecta
para definir mi estado. Estaba cansado de estar cambie y cambie de canal.
Noticias, deportes, novelas ¡Nada! ¿Una película al menos? ¡No! Esto me estaba
cansando… –Mmh nop… ¿este tal vez? No, tampoco… hum no… ¡Ah! Este ¿qué? ¿Ya
termino? Entonces otro…–Seguía cambiando de canal con la paciencia en un hilo
hasta que por fin encontré algo digno que ver, algo aceptable.– Pues bueno,
esta película no se ve tan aburrida– en definitiva era mucho mejor a
comparación de ver hombres lustrosos peleándose en rines o de esos programas
sin sentido que sólo desesperan a uno. Como sea ahora estaba conforme.
Me acomodé más sobre el
sillón, coloqué el control en el respaldo del sofá, subí mis pies y me abracé
las piernas recargando la barbilla en estas.
La película era tierna, o
mejor dicho romántica. No era diferente a otras, trataba de lo mismo. Un amor
que sobre pasa barreras y blah blah blah; pero me gustaba.
-Oh, pobrecilla…
–Conforme iban pasando los minutos y la película mantenía su curso, las escenas
melancólicas, el lloriqueo de los personajes, los obstáculos por los que tenían
que pasar, las injustas personas que se empeñaban en separarlos, en general,
todos los problemas que se les presentaban, provocaron que el nudo que nació en
mi garganta fuera haciéndose más y más grande, hasta llegar al punto de
sentirme atragantado como si éste fuera una enorme manzana. Era sofocante; pero
una de dos: soportar esto o ponerme a llorar como un niño cursi… aunque antes
ya había pasado. Con el dorso de la mano, me conformé con eliminar el diminuto
rastro húmedo que comenzaba a acumularse alrededor de mis ojos. Llegué al
extremo de olvidarme de todo lo demás y enfocarme solamente en la película– ¡Es
que ellos no tienen la culpa!–Di un fuerte golpe con el puño sobre el sofá,
descargando todo mi coraje, provocando que el control cayera al suelo– ¡¿Por
qué no los dejan ser felices?!
-Quizá no todos
merezcamos… o mejor dicho, se nos permita ser felices con la persona que
queremos…–di un pequeño brinco sobre mi asiento mientras me cogía el pecho,
tratando de calmar los acelerados latidos de mi corazón. Esa voz tan grave…
Giré la cabeza.
- ¡Yunho!… diablos…–Ni
cuenta me había dado de su presencia, tan callado estuvo detrás de mí que ni lo
noté. ¿Cuánto tiempo llevaba ahí de pie? Me llevé una mano a la frente mientras
relajaba mi respiración.
-Discúlpame…–observé
claramente como trataba de reprimir una risita traviesa al apretar los labios.
Le achiné la mirada pero no le di mucha importancia– ¿Te asuste?
-No… es que, no sabía que
estabas justo aquí –giré el cuerpo sin bajarme siquiera del sofá para no hablar
con el cuello torcido. Lo miré y de pronto esa minúscula sonrisa que aparentaba
sobresalir de su rostro, se esfumó por completo. Frunció el ceño y ladeó la
cabeza… observándome.
- ¿Estás bien?–
¡Preocupación! Eso era lo que decía su inexpresivo semblante.
- ¿Qué?–Se acercó un poco
más a mí para lograr verme la cara la cual estaba oculta detrás de varios
mechones de cabello. ¡Oh, no! Rápidamente me llevé las manos al rostro tratando
de limpiar los residuos de las pequeñas y delatadoras perlitas saladas que
resbalaron por mis mejillas sin mi permiso ¡Joder! Ni siquiera lo había notado
y lo peor de todo, había llamado la atención de Yunho.
- ¿Jaejoong…?
-Estoy perfectamente.
-Estás llorando.
- ¡No!… yo solo em… yo…
jugaba a… bueno… jugaba a… –coño piensa– ¡No parpadear! ¡Sí! eso hacía. Trataba
de ver cuánto tiempo aguantaba sin parpadear, pero me ardieron los ojos –
¿Cuánto tiempo aguantaba sin parpadear? ¡¿Qué?! ¿No podía ocurrírseme otra cosa
mejor? No soportaría un interrogatorio y mucho menos tener que admitir que
lloraba por ver una película de amor. Eso bastaría para que Yunho me molestara
de por vida. Que se lo crea por favor, por favor… Trague
saliva.
-Ya veo–dio unos cuantos
pasos vacilantes hasta quedar frente a mí. Se inclinó un poco y acercó bastante
su rostro al mío. Por inercia apreté los dientes, nervioso, cuando me tocó la
mejilla y con el pulgar me apartó los rebeldes cabellos que se encontraban como
cortina sobre mi rostro. Desvié la vista por un momento pero de inmediato lo
volví a mirar; no podía dejar de reflejarme en sus ojos que por razones
inexplicables se mantenían fijos en los míos. ¿Pero qué pensaba hacer?–Hazme un
favor… deja de lastimarte los ojos ¿podrás?
-S-si… ya terminé –esbozó
una sonrisa y se enderezó de nuevo. En gesto nervioso, me di la vuelta y me
escurrí sobre el sofá para evitar verlo, me enfoqué mejor en levantar el
control del suelo y ponerle “mute” al televisor. No sabía qué hacer para
desviar su atención. Yunho hizo la finta de que se marchaba pero ni cinco
segundos pasaron cuando ya lo tenía de nuevo aquí, esta vez parado junto a mí.
-Oye Jaejoong, me he
quedado sin ropa limpia y tengo que lavarla, ¿quieres que lave la tuya?
- ¿Cómo? –Di un salto
sobre el sillón para mirar mejor su expresión– ¿Lavar mi ropa? ¿Tú? ¿Esto es
una broma o algo así…?–Pasible, estaba serio y tranquilo rascándose la cabeza,
fijamente mirándome a los ojos… No mentía– Ya… ¿es enserio?
-Seeh, ¿acaso tiene algo
de malo? Ahorramos agua ¿no? –Agudicé la mirada para verlo mejor. Me había
dejado completamente extrañado. ¿De cuándo acá Yunho se comportaba de esa
manera tan cordial? Cual fuera el caso no era típico en Yunho. Al no encontrar
nada más “raro” en él, reviré los ojos y no quise darle más importancia.
-No te preocupes, lavé
ayer.
- ¿Seguro?
-Sipi.
-De acuerdo– dio media
vuelta y se dirigió hacia su habitación, lo perdí de vista cuando subió las
escaleras. ¿Lavar mi ropa? Por favor, si ya es extraño cuando se digna a lavar
la suya ¿por qué ofrecerse en lavar la mía? Sin darle más vueltas al asunto,
sacudí la cabeza y decidí volver a lo que estaba, pero…
- ¡¿Que?! ¿Ya terminó?
¡No, no, no! Me perdí el final de la película… –maldita sea y todo por estar en
un debate poco común entre hermanos– ¿Y ahora qué hago? –Fruncí el ceño y me
crucé de brazos tratando de pensar en que hacer pero fui interrumpido por un
detallito.
“Ruuuiig”
Mi estomago rugía
furioso, tan clavado estaba en la tele que ni para desayunar me había dado un
respiro.
–Ya, ya, ya, veré que
desayunar –con una pereza me levanté del sofá y me encaminé a la cocina, pero
al darme la vuelta lo primero que hice fue apretar los ojos y levantar las
manos frente a mi pecho para evitar chocar con alguien que
venía bajando velozmente las escaleras. Dio un Stop de último
momento antes de impactarse contra mí.
Estuve a punto de
reclamarle pero fuera de eso lo que más llamó mi atención fue lo que llevaba en
las manos.
– ¿Y eso es…?
-Ah, tu playera ¿ves?
Después de todo sí tenías algo sucio–abrí los ojos y la boca asombrado, pero
antes de que pudiera decir algo salió corriendo hacia el cuarto de lavado– ¡El
agua se chorreaaaa!–Fue un grito que se fue desvaneciendo.
Mi expresión congelada
hablaba por sí sola. Me quedé estático, o mejor dicho sorprendido. A ver, a
ver, a ver, ¿qué fue todo eso? En definitiva no era una actitud normal en mi
Hermano y sea lo que sea iba a averiguar que se traía en manos empezando ahora
mismo.
“Ruuuuiiiiggg”
O bueno, mejor después.
Ya estando en la cocina,
tomé un vaso, el más grande que vi y me serví jugo. No era gran cosa pero por
lo menos así me calmaría el hambre. Tomaba el jugo a grandes tragos, estaba
muerto de sed y unos simples traguitos no la calmarían.
- ¿Desayunas?–Pegué un
bote justo cuando seguía bebiendo y al dar tremendo salto escupí todo el jugo
en el suelo.
-Coff… coff… coff…
¡Aaaahg!–Todo el líquido se me fue por el lado equivocado y de inmediato mis
ojos comenzaron a lagrimear, tuve que inclinarme un poco para escupir el trago
amargo. El escozor que empecé a sentir fue de lo más insoportable.
Yunho se acercó al
segundo en que se dio cuenta que me estaba ahogando y rápidamente me dio unas
palmaditas en la espalda tratando de auxiliarme.
- ¿Estas mejor?
- Coff…
¡Idiota!–Carraspeé un par de veces para aclararme la garganta y apaciguar el
ardor de ésta– ¿Podrías quitarte la maña de asustarme a cada segundo? ¡Ya se te
está haciendo costumbre! ¡Un día de estos me provocaras un infarto!
-Sabes que no es
apropósito. Tampoco es mi culpa que tú seas tan asustadizo–alzó las manos en
modo teatrero imitando el salto que di… Después se largó a reír.
- ¿Pero cómo quieres que
no salte si te andas apareciendo como fantasma en cada rincón de la casa? Ya
basta, no lo hagas–negó varias veces con la cabeza y desorbitó los ojos.
-De acuerdo–no me había
percatado de lo cerca que se encontraba hasta que sentí su aliento chocar
contra mi cara. Se apartó de mí dejando una brisa suave suplantándolo. Me quedé
embelesado observándolo caminar mientras se acomodaba el cabello hacia atrás–
¿Ya desayunaste?– ¡Ploff!… mi burbuja se reventó.
-Eeeh… eso hacía antes de
que llegaras a provocarme un colapso nervioso–vi como alzó una ceja
observándome con incredulidad, clavando los ojos en el vaso que tenía en mis
manos.
- ¿Sólo eso? Por eso
estás tan flaco… –Me dio la espalda y se dirigió hasta el refrigerador y
enseguida comenzó a sacar varias cosas de éste–Te prepararé algo.
-No gracias, estoy
satisfecho–no quería seguir inquiriendo en por qué diantres Yunho estaba tan
irremediablemente fuera de sí. En realidad estaba confundido ¿por qué ése afán
en complacerme en todo?
- ¿Qué?, ¿sólo con eso?
¿Y piensas andar toda la mañana con sólo un vaso de jugo en el estomago?
¡Estás-Loco!
-Ya te dije, más tarde
comeré algo–sin continuar esta disputa, salí de la cocina y unos segundos
después me vi desparramado en el sillón de la sala con el control en la mano…
otra vez.
(…)
-POR-QUE-RÍ-A–veinte
minutos frente al televisor, y me encontraba en la misma situación que antes,
sin nada bueno que ver. Eran ya las doce del día y mis parpados pesaban más que
antes. Mis ojos me ardían demasiado que constantemente tuve que parpadear para
hidratarlos un poco. Estaba empezando a ver todo nubloso y mi cabeza rebotaba
constantemente… Esto era horrible–Coño Jae, no te duermas… –sacudí la cabeza un
par de veces para espantar el sueño que se iba adueñando de mí. Estaba muy
aburrido.
- ¡Jaejoooooong!– ¿Y
ahora que quiere? El gruñido de Yunho que me llamaba desde la cocina me
despertó un poco, pero me sentía tan cansado hasta para virar que sólo me
limité a responderle de la misma forma.
- ¡Queeeeee!
- No se dice ¡Queeeee! Se
dice ¡Maaandeeee!–No pude evitar reírme ante su ridículo comentario. Le seguí
el juego.
- ¡Maaandeeee!
- ¡Veeeeeen!
- ¿Paaaraaa?
- ¡Queee veeengaaaas!–
¿Por qué tanta insistencia? Con el cuerpo pesándome a montones me levanté del
sofá y con los pies restregándolos contra el piso me encaminé hasta donde
provenía su voz. Abrí la puerta y lo que vieron mis dormilones ojos provocaron
quedarme en pleno trance cuando miré el comedor.
-… ¿Me podrías decir que
es todo esto?–La mesa era todo un banquete. Había dos platos grandes, ambos
repletos de Hot Cakes. También estaba servido otro enorme jugo de naranja y
aparte de eso una taza de café. En el centro de la mesa había un tazón enorme
de frutas bañadas en mantequilla y azúcar– ¿Invitaste a alguien?
-Acabo de hacerlo–mis
ojos perdieron la pereza al abrirse de par en par. No comprendía del todo y
Yunho creo que lo notó al soltarme un suspiro –es nuestro desayuno, bobo, lo
hice yo mismo y quiero que comas conmigo –mi boca se convirtió en una “O” y mis
cejas casi rozaron lo más alto del techo ¿cómo dijo? Lo escudriñe totalmente,
tratando de averiguar si por lo menos esta vez sí notaba algo más creíble en
él, como pegarme con un trapo mientras me daba la vuelta o decirme en pleno
bocado que le había echado algo a la comida, pero de nuevo… nada. Lucía
tranquilo y la sonrisa que se posaba en sus labios era ¿sincera? ¿En verdad
hablaba enserio? Toda la mañana Yunho se había estado comportando de una manera
tan poca de él. De un modo muy amable.
Asustaba.
- ¿Y a ti que bicho te
pico hoy, eh?–Me acerqué al comedor y tomé la silla para sentarme en ella sin
despegar los ojos de mi hermano– ¿Por qué tanta atención?
- ¡Qué! ¿No puedo
preocuparme por la salud de mi hermanito? Quiero que comas bien–se sentó a mi
lado y sonrió divertido. Yo le imité el gesto.
-Quieres que engorde más
bien –sonrió –vale… supongamos que te creo. De todas formas aunque me niegue
harás que me lo trague ¿cierto?
-Cierto.
-Bien…– ¿Para qué
negarlo? Me había agradado el detalle. Fue un gesto muy “dulce” de su parte,
quizá algo raro en él, pero eso no quita que sea tierno –eh… gracias –le di un
mordisco al primer Hot cake. La gloria misma. Estaban deliciosos. –Oh Yunho …
están muy sabrosos.
-Fui yo quien los cocinó…
¿Por qué no habrían de estarlo?–Sonreí con la boca llena, mientras asentía con
la cabeza como si eso fuera lo más obvio del mundo.
Minutos después terminé
por completo todo lo que me había servido al igual que Yunho. Me levanté y
enseguida empecé a recoger todos los trastes sucios de la mesa. Por lo menos
tenía que hacer algo ¿no?
-Dame tu plato Yunho,
lavaré los trastes –coloqué todos los platos en el lavadero y tomé la esponja
ya cubierta de espuma para comenzar a tallar, pero en ese instante se me erizó
la piel al sentir a Yunnie pegarse a mi espalda. Su mano descendió por mi brazo
hasta posarla encima de la mía. Giré la cabeza y tuve que hacerla para atrás al
verlo a escasos centímetros de mí… Se me congeló el cuerpo– ¡¿Q-que haces?!
-Suelta, yo lo hago–me
arrebató la esponja de las manos y por poco tiró el plato que sostenía mi mano
izquierda.
- ¿Eh? Pero me tocan a
mí, tú los lavaste ayer. Aparte hiciste el desayuno hoy, no se me hace justo.
Yo lo hago–Traté de quitarle la esponja pero no me dejó– ¡ Yunho !
-Que los lavo yo ¿de
acuerdo? –Me empujó hacia un lado que casi me tropiezo –enserio Jae no me
molesta, es más, creo que me relaja mucho lavarlos –me miró para dedicarme una
ancha sonrisa y después empezó a tallar. Ok, éste no es mi hermano –aparté así
te queda tiempo para poder bañarte, mejor aprovéchalo.
- ¡¿Cómo?! Pero es muy
temprano para ducharme. Aparte hace frio –me abracé el cuerpo fingiendo temblar
como gelatina.
-Y qué, ¿por eso ya no te
bañaras?
-Sí, pero no ahora, lo
haré más tarde.
-Jaejoong…–dejó de tallar
y me miró para hacerme círculos imaginarios frente a la cara– ¿Ya te viste el
rostro? No es con mala intención pero es enserio cuando te digo que estas hecho
todo un desastre.
- ¿Disculpa?
-Y qué decir de tu
cabello, está lleno de nudos. Sólo te lo digo por si llegara a venir alguien,
no quiero imaginarme las caras que pondrían al verte. Nononono, el susto que se
darían.
- ¿Tan mal
estoy?–Envuelto por el pánico, me abalancé contra el vidrio de la vitrina que
estaba frente a mí para tratar de verme el rostro… casi me desmayo. Dios mío
¡pero si Yunho tenía razón! ¡Me veía Horrible! Me llevé las manos al rostro
tratando de ocultar lo avergonzado que estaba– ¡Ay no! ¿Por qué me veo así?
-Jae, ni siquiera te
quitaste el maquillaje para dormir. Luces como si te hubieran dado una paliza.
- ¡Estaba cansado!
-Da igual. Cual sea que
fuera la razón no interesa. Mejor ve a bañarte en lo que termino con esto.
-Tengo veinte años, no
tienes que darme órdenes. Sé claramente lo que tengo que hacer y lo que no
¿sí?–Tomé una servilleta y me la pasé por los ojos mientras me daba vuelta para
salir pero antes…– ¡Ah! Y no lo hago porque me lo digas tú, eh, es porque lo
necesito.
-Seeee lo que digas.
-Bueno, entonces ahora
vuelvo.
-Ahora te vas.
-Enfócate mejor en lavar
los trastes ¿quieres?–Se rió pícaramente mientras yo me dirigía hacia mi
cuarto. Creo que algo de lo que más odio es que me llamen feo y esa fue una
indirecta bastante notoria, aunque en cierta forma así lucía. Lo peor de todo
es que fue precisamente Yunho quien lo tenía que decir. ¡¿Por qué, él?! ¿Y por
qué me interesa que haya sido él? Sacudí la cabeza.
Llegué a mi cuarto y otro
coraje más al abrir la puerta.
- ¡Coño pero si esto es
un asco!–Sólo de entrar me deprimía ver lo sucio que estaba. Llevaba días sin
limpiarlo. Ropa por aquí, ropa por allá, zapatos, basura, todo regado en el
piso. Mi cama completamente desarreglada. Sabía que no me llevaría ni quince
minutos en arreglar todo esto pero por lo mismo no lo hacía. Pareciera que
estaba esperando a que los conejos del polvo llegaran a hacer fiesta. Entonces
ahí si me pondría a limpiar. Como sea quizá más tarde lo recogería, ahora lo
que importaba era deshacerme de esta espantosa apariencia. Agradecía que mi
cuarto tuviera su propio baño, así me ahorraba el camino de vuelta.
Cogí una toalla que
estaba colgada en la puerta y enseguida me metí a bañar.
(…)
-Maldito shampoo… ¿Qué no
irrita los ojos?– ¡Mentira! Me había llevado la peor experiencia de mi vida al
escocerme los ojos con el shampoo. Un susto al verme al espejo, mis ojos
completamente rojos como la sangre y sin exagerar. Incluso llegué a pensar que
me quedaría ciego. Por suerte sólo pasé un mal momento que si no…
Salí del baño no sin
antes colocarme la toalla en la cintura y otra extra enrollada en mi cabeza,
evitando que las traviesas gotitas de agua se escurrieran por mi espalda. Casi
me resbalo al detenerme de volada cuando miré fijamente mi cuarto, o más bien
cuando me percaté de que no estaba solo.
- ¡Joder! ¿Qué haces tú
aquí?–El sobresalto que dio Yunho me instó a reírme, pero no lo hice. Me daba
la espalda y después de levantar algo del piso se volteó enseguida para
mirarme.
-Tardaste mucho en la du…
cha. –De pronto, se quedó estático. Sus ojos se clavaron en mi pecho y noté su
nuez bajar y subir al tragar saliva. La mirada de mi hermano me recorrió el
cuerpo lentamente, sus pupilas dilatadas bajaban por mi pecho hasta llegar a mi
abdomen. Se relamió los labios y mis mejillas se tornaron de un color rojizo.
Lo miró fijamente como si estuviera tratando de visualizar algo y después,
subió con sigilo hasta encontrarse con mis ojos totalmente trastornados… me
intimidó bastante. Tenía la mirada de un arqueólogo el cual ha descubierto una
maravillosa reliquia. Como si yo fuera una de las maravillas del mundo.
Parpadeó varias veces –bueno… veo que valió la pena.
- ¡¿Qué te pasa?! ¡Sal de
aquí!–Rápidamente, la toalla que secaba mi cabello fue utilizada de escudo para
cubrirme penosamente el pecho. Yunho no se movió ni un centímetro. Más bien
alzó las cejas y se abrazó el estomago al soltar una carcajada tan fuerte que
me hizo cerrar los ojos por el escándalo– ¿D-de que te ríes? ¿Te burlas de mí?
- ¿Qué tienes que
esconder ahí, eh? Simplemente pienso que estás exagerando un poco.
- ¿Qué estoy exage…?
¡Yunho , estas en mi cuarto!… ¿Qué acaso quieres que me cambie frente a ti?
- ¡Por favor! Te he visto
con menos ropa que eso millones de veces ¿de qué te avergüenzas? Eres mi
hermano… créeme que no tienes nada por lo que debas avergonzarte– ¡Pero qué
descarado!
-Sí, pero ahora es
diferente.
- ¿Y qué es diferente?–
¿Que qué era diferente? ¿Por qué me comporto de ese modo cada vez que estoy así
de cerca de Yunho? ¿Por qué me sonrojo cuando apenas me toca? ¿Por qué sonrío
tontamente cuando lo veo?
Para alarmarse.
- Y-yo… no lo sé –bajé la
cabeza al igual que la toalla… Que ridículo.
-Te portas como un niño…
-No es que me dé pena, es
sólo que, bueno… ¿A quién no le va a incomodar que lo miren así?–Yunho frunció
el ceño y dio un par de pasos, encogiendo la distancia que había entre
nosotros.
- ¿Así… cómo?–Otro paso
más…
-Humm pues… así, como lo
estás haciendo ahora –se quedó callado con los ojos fijos en mí, esperando a
que continuara–…como si tuvieras alguna posesión sobre mí o más bien… Igualito
a cómo miras a una de tus chicas –mi vista no podía estar más perfectamente
encajada en el suelo, no podía mirarlo. Me sentía muy incomodo y sobretodo
acojonado. ¿Cómo demonios me atreví a decirle eso? Noté como Yunho se acercó
más a mí al ver sus pies frente a los míos. Di un paso atrás y lo miré a los
ojos.
Su expresión…
- ¿Enserio piensas eso?
¿Y por qué tendría que mirarte como si fueras una chica?–Serio y sin chiste.
-No, no exactamente como
si yo fuera una chica…–Jaejoong, tu solito te haces bolas, pero que imbécil
eres, ¡tu propio hermano! ¿Y lo juzgas de esa forma? Me arrepentí al
segundo de decirle eso. –Mejor olvida todo lo que dije, no es nada. Sólo que…
- ¿Te pone nervioso que
te mire?–Me interrumpió, indagando más en mi rostro.
- ¿Ah? Bueno… mmmh no. Es
que…–Dios ¿Por qué lo tenía que poner más difícil? Con cada paso que retrocedía
Yunho lo avanzaba, era inútil querer alejarse de él. Cuando menos me di cuenta,
había llegado a chocar con el buró y al verme acorralado, el hormigueo que
sentía en el estomago incrementó al doble. Ya no pude más–Ya, ya, ya, está bien
lo admito, me da vergüenza que me veas casi desnudo ¿contento? Ahora sal de
aquí que tengo que cambiarme –mentí… ¿Pero qué opciones me quedaban? Lo tomé
del brazo y lo jalé hasta llegar a la puerta.
-No debería de darte
vergüenza. Sólo soy tu hermano.
Sólo mi hermano…
-P-pues así son las
cosas… ¡Así que, fuera! –le cerré la puerta en la cara–¡¡Uff!! –Me recargué
sobre la puerta como si estuviera tratando de evitar que Yunho entrara de nuevo
y una vez que puse las cosas en orden dentro de mi cabeza me dirigí hacia la
cama. Apenas me senté, miré bien mi contorno, fue ahí cuando me di cuenta de
que algo no encajaba –pero… ¿qué paso aquí?–Mis zapatos, no recordaba haberlos
dejado en su lugar, es más, ni siquiera había tendido mi cama y ahora estaba
limpia y bien hecha. El bote de basura recuerdo haberlo visto repleto de
porquerías y ahora lucía vacío e higiénico. Sin duda alguna lucía mucho más
limpia de como la vi antes de meterme a bañar.
Suspiré.
-Yunnie…– ¿Quién mas pudo
haber sido? Mi madre estaba de viaje por lo tanto ella queda sumamente
descartada. Entonces… ¿Por qué? ¿Por qué Yunnie se ofrecería en limpiar mi
cuarto? Digo, entendería si él y yo compartiéramos habitación, es más que obvio
pensar que no soportaría dormir en un cochinero, pero no, él tiene la suya
propia. Y bien… ¿Qué opciones sobraban? Ninguna. Sentí la cabeza estallarme al
darle vueltas y vueltas al asunto sin encontrar respuesta.
Ahora si… tenía que
averiguar que se traía en manos.
Después de haberme
vestido, maquillado y peinado, yo, como un lobo salvaje, salí en busca de mi
presa… Yunho.
Bajé las escaleras
saltándome los escalones uno en uno y una vez abajo, me dirigí hacia la sala.
- ¿Yunho?–La TV estaba
apagada y en los sillones no había nadie sentado, por lo que mi primer punto
estaba vacío. Me di la vuelta en dirección hacia la cocina. Tal vez ahí lo pueda
encontrar– ¿Yunnie?–Nada– ¿Dónde se metió?–No quedaban muchas opciones más por
donde buscar y a decir verdad, parecía como si se estuviera escondiendo de mí.
Eso me enojó más. Al parecer mis propias conclusiones me estaban desquiciando
un poco. Caminé de nuevo hacia la sala con la esperanza de encontrarlo pero me
equivoqué. Me asomé por la ventana, quizá y había salido al jardín un rato,
pero ni un alma pisaba el pasto. Fui al cuarto de lavado, a la cochera, al
patio y ni pista de él. Empezaba a creer que a lo mejor había salido de casa,
pero un ruido en el segundo piso me sacó por completo de mis pensamientos. –
Que idiota soy– Su habitación ¡Claro!… ¿Cómo no pensé en buscar ahí primero?
Subí rápidamente y cuando estuve a punto de tomar el pomo de su puerta, un
ruido a mis espaldas me detuvo, uno que provino de mi habitación. Me asomé por
la puerta y como era de suponerse, Yunho se encontraba dentro.
Estaba barriendo tan
pancho y levantando al mismo tiempo una de tantas cosas que se encontraban en
el piso.
Me cabreó… entonces se
derramó la última gota de mi paciencia.
– ¡¿Qué crees que estás
haciendo?!–Ni siquiera me miró.
- ¿Qué no ves? Enserio
Jaejoong, debería darte vergüenza tener tu cuarto así de asqueroso.
-Tú lo dijiste, ¡es mi
cuarto! No tienes derecho a estar aquí.
-Pero te estoy haciendo
un gran favor al limpiarlo… ¿Tiene eso algo de malo?
- ¡Sí! –El suelo casi se
perforó tras los fuertes pasos que di conforme avancé a zancadas hasta llegar a
él. Enseguida le arrebaté la escoba de las manos y la tiré al piso dejando
escapar un sonido seco al caer– ¡¿Que te pasa?! ¿Por qué estas actuando tan
extraño esta mañana? Enserio Yunho , juro que me estas asustando…
-Exagerando como siempre…
¿Qué no puedo ser servicial ni un sólo día sin que hagas tanto drama?
- ¡Oh, vamos Yunho! Te
conozco perfectamente. Primero me lavas la ropa, cosa que nunca harías ni
aunque te pagara; después me haces el desayuno, otra cosa que no te pedí ¿y
ahora te encuentro limpiando mi cuarto según tú porque querías ser amable? Eso no
me lo trago ni por que fuera agua…–Yunho se rascó la barbilla, supongo que
harto de la situación y soltó un fuerte suspiro que me elevó dos que tres
mechones de cabello, se mordió una uña y miró al suelo. Achiné la mirada– lo
suponía, algo quieres ¿verdad?
-Jaejoong, ¿c-como rayos
preguntas eso?… ¿Por qué te pediría algo a cambio?–Clavé totalmente mis ojos en
los suyos y logré lo que quería.
Me evadió la
mirada.
Ése gesto era típico en
él cuando me escondía algo y yo ya lo distinguía perfectamente.
-Yunho, te sé leer la
mirada como un libro abierto. Hay cosas que no sabes esconder y hay gestos
tuyos que se identificar de inmediato cuando mientes –empezó a jugar con los
dedos de sus manos, nervioso. Lo tenía– ¡Vamos, suéltalo de una vez, coño!–Se
mordió el labio y me miró detenidamente dudoso, yo lo regañé con la mirada
obligándole a decirme.
Lo conseguí.
-Vale, vale, lo admito…
tienes razón.
- ¡Aja! Ya sabía que no
eres tan caballeroso como para querer llevarme el almuerzo a la cama –me burlé.
Esperé a que su sonrisa se asomara por sus labios pero jamás llegó. Seguía
serio y no me miraba, pude notar que le sudaban las manos por las veces que se
las restregó en su pantalón – ¿y bien?, dime de una vez que es lo que quieres.
-No ahora…–Sus pupilas se
dilataron cuando se conectaron con las mías –no sé cómo decirlo…
-Pues busca las palabras
y dímelo ya –se masajeó los ojos con los dedos tratando de pensar, o como le
dije, tratando de decirme, no se veía muy bien y su silencio me
desesperaba–Yunho…
-De acuerdo, de acuerdo,
te lo diré…–Cerró los ojos, tomó una gran bocanada de aire el cual expulsó
segundos después y se acercó a mí lo suficiente para tomarme de los hombros y
mirarme fijamente. Me quedé inmóvil. –Aquí va…– asentí lentamente y tres, dos,
uno… la bomba explotó–… ¿Quieres ser mi novia?
¡PLAFF!
Le solté una fuerte
bofetada a tal punto que llegué a voltearle el rostro por completo, dejando
como tatuaje la marca de mi palma. Fue inevitable darle esa respuesta. La
sangre me hirvió de coraje como si me hubieran prendido fuego en el cuerpo. Me
sentía furioso, avergonzado y sobre todo herido. ¿Por qué Yunho?
– ¡Jodeeer Jae! Eso me
dolió… ¡¿Por qué me pegaste?!–No conforme con la cachetada, lo empujé fuerte,
aunque no retrocedió, sólo dio un simple paso hacia atrás. Negué con la cabeza.
- ¡Eres un maldito
insensible! ¡De todas las personas que existen en este mundo, tú eras la última
a la que creí incapaz de lastimarme así!
- ¡¿Pero de qué puñetas
hablas?! No he dicho nada por lo que…
- ¡¡Me has llamado chica!!–Cerré
los puños y di un fuerte pisotón en el suelo– ¡Si uso maquillaje o me arreglo
más de lo que debería es mi puto problema! ¡No es algo que les importe a los
demás y mucho menos a ti!… no por eso ya me hace ser una nena. Yo creí que tú
me entendías…
- ¡Y te entiendo! Yo
jamás dije que eras una niña… digo, tal vez concuerde con los demás al decir
que tienes el rostro tan fino como el de una mujer y sí, supongo que a simple
vista podrías pasar por una pero eso no significa que yo piense igual que…
¡PLAAFF!
Esta vez la bofetada que
le di se la estampé en la otra mejilla. Estaba muy cabreado y ofendido y mi
respiración era la de un toro. Después de enderezar la cabeza, Yunho juntó el
entrecejo, se masajeó la mandíbula y me miró con los ojos llenos de furia.
– ¡Dices que no eres una
chica y pegas como una! ¡Si me vas a pegar en la cara hazlo con un puñetazo y
no con simples golpes de niñitas!
- Imbécil, imbécil, ¡eres
un Imbécil ¿lo sabes?!…–Me abrí paso entre él y la cama y me fui directo hacia
la puerta para salir de ahí. No podía creer el descaro de sus palabras, aunque
fuera una simple broma lo dijo tan normal como si no fuera nada. No me cabía en
la cabeza por qué cojones me había preguntado eso, pero ahora ya no me
importaba ni una pizca saberlo.
- ¡Hey, hey, hey!
¡Espera!–Me alcanzó y me jaló del brazo con fuerza hasta hacerme virar por
completo.
- ¡Suéltame!–Sacudí el
brazo y él me soltó.
- ¡Todo te tomas a mal!
Yo no quise ofenderte, si es lo que piensas, tú me malinterpretaste… por favor
escúchame. Deja que te explique ¿si?–Reviré los ojos y solté un largo suspiro.
-Me pediste que fuera tu
“novia”… ¿No crees que esa es razón suficiente como para ponerme furioso?–Me
crucé de brazos.
-Sí, bueno, viéndolo
desde ese punto, sí; pero en realidad lo que quise decir fue queee…–De nuevo
callado, mirando a un punto muerto en la habitación, como si buscara lo que en
verdad quería decirme.
- ¡Yunho!
-Que fingieras ser mi
novia… sólo por hoy –no sé cuánto tiempo desaparecí de la realidad pero
necesitaba hacerlo. Me quedé quieto, abriendo y cerrando los puños mientras
digería lo que acababa de contarme… ¿En verdad escuché bien? No lo creía –y
bien… ¿qué dices?–Contuve todas las ganas que tenía de soltarle otro golpe, no
me cabía lo que me estaba diciendo ¿hablaba enserio?
- ¿Fingir… ser tu novio?
Estas bromeando ¿cierto?
-Más bien sería novia,
pero sí… hablo enserio. –Desvié la cara hacia un lado mientras cerraba los
ojos. No me lo podía creer–Jaejoong, mírame…–Me tomó el mentón y me giró el
rostro despacio –jamás creí que llegaría el día en el que tendría que rogarle a
mi hermanito, pero escúchame. Te lo pido como un favor, no es mucho.
- ¿Ah, no?
-No. Bueno, sólo tienes
que hacerte pasar por una chica y estar el resto del día conmigo y unos cuantos
amigos, quienes se tienen que tragar el cuento de que eres mi novia. Nada más–
¿Nada más? Moví la cabeza para quitar su tacto de mi rostro y tomé grandes
bocanadas de aire para poder calmar las efusivas ganas de romperle la cara.
Esto era demasiado.
-A ver, déjame ver si te
entendí…–Asintió. Con las manos en la cadera caminé un poco por la habitación,
analizando su estúpida propuesta hasta quedar de espaldas a él –lo que tú
quieres es que me vista de mujer, que me la pase todo el día con esa apariencia
exponiéndome frente a tus amigos, ¡ah! Y encima de eso tengo que comportarme
como si yo fuera tu novia –sonreí… que sonrisa mas falsa– ¿Estoy en lo
correcto?–Giré.
-Aja…–Se encogió de
hombros– ¿Me ayudas con eso?
- ¡Estás loco!–Refunfuñé
y caminé rápidamente con la intención de salir de la habitación, pero Yunho me
alcanzó y se interpuso entre la puerta y yo, impidiéndome el paso– ¿Te
quitas?–Traté de pasar por su lado pero fue inútil. Me tomó por la cintura y me
jaló hasta el centro del cuarto– ¡Déjame salir!
- ¡Uno! ¡Un puto favor es
lo que te pido y tú me mandas a la mierda! Confié en que podía contar contigo y
tú me decepcionas. Vamos Jaejoong, sólo es un favorcito pequeño, en realidad no
es tan feo como parece…
- ¿Te estás escuchando?
¡Pero coño, quieres que me haga pasar por un travesti para fingir ser tu novio!
¿Por qué Yunho? Exijo una explicación ¡ya, ahora! ¡¿Por qué diablos me estas
pidiendo tan semejante estupidez?!–Inquirí en el tema. Esto nos estaba
desquiciando a los dos y más a mí al no entender ni media palabra de lo que
decía. Quise saber pero ya.
Yunho se pasó las manos
por la cabeza, fastidiado, igual que yo.
-Pues…–Comenzó, pero como
siempre sin saber por dónde hacerlo. Me crucé de brazos y lo fusilé con la
mirada. Respiró y exhaló. –Ya conoces muy bien como soy en cuanto al tema
“mujeres”. No puedo estar con las manos quietas. He llevado a tantas nenas a la
cama que ni sus nombres recuerdo, ya sabes, soy como un pedazo de carne entre
una manada de perras hambrientas… sumamente exquisito –sonrió– las entiendo
perfectamente al querer estar conmigo ¿me ves?–Giró sobre su propio eje
mientras yo lo contemplaba con la mirada adormilada, perdiendo la poca
paciencia que me quedaba –no hay dos como yo… –alcé una ceja –bueno, tú eres mi
hermano pero ni de coña te pareces a mí. En fin, por eso digo… ¿Por qué hacer
feliz a una cuando puedo hacer felices a todas? No sé si me explico…–Como si me
hablara en chino.
-No. No entiendo ni una
sola palabra de lo que estás diciendo, así que mejor ahórrate tus chulerías y
dime ya lo que quiero saber o me voy ahora mismo ¿eh?–Hice la finta de irme,
pero nuevamente me detuvo.
- ¡Espera! Dios, lo que
trato de decir es que yo no puedo permanecer con una sola chica por mucho
tiempo –me encogí de hombros.
- ¿Y…? ¿Eso que tiene que
ver conmigo?
-Tiene que ver mucho.
Veras, hice la ridícula apuesta de poder durar con una sola chica en una
relación formal. Ya sabes, así de manita sudada y esas cosas, pero Jaejoong, lo
intenté y no pude, las chicas se me escurrieron como agua por las manos y pues
no pude contar con ése merito– ¿Que hizo qué? Bajó la mirada mientras se
rascaba el codo, pero enseguida volvió a mirarme–…Por favor Jae, necesito que
me ayudes con esto. Se supone que el día de hoy, la presentaría a unos amigos
para que comprueben que cumplí con lo acordado y no tenga que dejarme crecer el
bigote para convertirme en un repelente de chicas…– ¿Hacer qué? Puras
estupideces– ¿Podrás… ayudarme? Sólo es cosa de comprarte ropa y ya está– ¿Y el
que sale perdiendo aquí quién es? Cómo se atrevía a pedirme eso… ¿No sería más
fácil que se consiguiera a una zorra de último minuto? ¿Por qué yo? De todas
las posibilidades habidas y por haber ¿por qué pensó en mí? ¿Por qué su
hermano? Mi cabeza era una tormenta de pensamientos confusos –sólo será un
rato…
- ¡Ni por una hora! ¿Por
quién me tomas? ¿Me crees un maniquí el cual puedes vestir y desvestir a tu
antojo? Y lo peor de todo es que me pides que me exhiba en público. Lo que tú
quieres es utilizarme, y escúchame bien ¡yo no soy objeto de nadie!–Ya, me
había cabreado y cuando estaba enojado no era razonable hablar conmigo, por eso
decidí salir de la habitación, pero de nuevo Yunho empezó con sus gritos.
- ¡Tú tuerces todas mis
palabras! ¡Yo no estoy tratando de utilizarte ni nada de eso! Lo que te pido es
que me hagas el único favor que te he pedido en toda mi vida, es todo… ¿Te es
tan difícil entender eso?–Volteé a verlo con el rostro completamente rojo por
el coraje. ¿Qué no entiende?–Vaya que eres egoísta, todavía que me porté amable
contigo y encima me digné a prepararte el jodido desayuno y tú… ni lo
agradeces.
- ¡Lo hiciste porque
querías algo a cambio, no porque te naciera hacerlo! –Ahí lo había pillado.
-Da igual– ¡Ah, pero qué
acomedido! Su rostro era un reflejo claro de dolor, pero totalmente
sobreactuado. Lo que quería era que yo me conmoviera o sintiera necesidad de
sentirme comprometido por los “favores” de esta mañana, ¡pero no! No le iba a
funcionar.
-Que hipócrita eres…–Y
salí del cuarto con un fuerte portazo.
Pero que disparate más
chiflado se le ha ocurrido pedirme. Por ningún momento me llegué a imaginar tal
ocurrencia para un favor, sabía que quería algo ¿pero esto? Creía que era algo
más común como prestarle dinero o acompañarlo de nuevo al Table-dance donde
trabaja un amigo, que con el simple hecho de aparecerme significa: “entrada
gratis para Yunho” y él lo sabe. Pero claro, ¿cómo no se me ocurrió pensar en
que planeaba vestirme de chica?
Fui tan estúpido
al no imaginarlo
Rápidamente bajé las
escaleras, sosteniéndome del barandal ya que no caminaba, si no trotaba para
alejarme lo más rápido de ahí. Quería despejarme, tomar un poco de aire fresco
para relajarme y no provocarme una embolia de tanto coraje.
- ¡Ja! “quiero
que seas mi novia”…pero que torpe. –Llegué a la estancia y visualicé la
puerta de la entrada, decidido a correr fuera de casa –y según es un simple
favor ¿qué ha hecho él por mí? No se lo merece.
“Jae, si tienes frio
ten… usa mi chamarra”
Desvié la vista de su
chamarra y tomé la mía que se encontraba en el perchero que estaba a un lado de
la puerta. Me la coloqué y tomé mis lentes de sol junto con mi bolso, no me
atrevía a salir sin ellos.
“¡CRACK!
- ¡No! Mama me
regañará cuando vea que rompí su jarrón. Ya no me dará pastel…sniff…
-No te preocupes
Joongie, estoy contigo.
-Dios, ¿qué paso aquí?
-Yo…
-Se me ha caído el
jarrón, no fue apropósito.
- ¿No te lastimaste?
-No.
- ¡Era un jarrón de
colección, Yunho! ¿Cómo no tuviste cuidado?
-Lo siento.
-Lo siento yo, estas
castigado. Sube a tu habitación y te quedas sin postre… vamos Jaejoong, come el
tuyo y deja que tu hermano piense en lo que hizo”
Sacudí la cabeza. De
pronto, ya no me dieron ganas de caminar, si no de conducir, quería ir a toda
velocidad para dejar atrás toda esta situación, aunque sea por un momento.
Retrocedí hasta el buró que adornaba un poco la estancia y busqué lo que
quería… las llaves del auto. Las tomé y cuando me disponía a salir…
“Joongie… Joongie,
¿quieres que me duerma contigo? Así no te comen los monstros… ya no llores”
Me escurrí por la pared
quedando sentado en el suelo con la mirada perdida en la planta de arriba… era
inútil. En definitiva mi conciencia no estaba de mi lado, y vaya que tenía sus
razones… yo era el hipócrita aquí. En varias ocasiones Yunho me había ayudado
en muchas cosas, tanto simples como complicadas, ¿y yo alguna vez lo he
agradecido?… no me atrevo a responder.
Me ha ayudado en la
escuela, en casa con mama, me cuida cuando me enfermo, me ha salvado de
golpizas y… ¡diablos!, si hasta yo le he pedido cosas peores…
Recuerdo la vez que había
una fiesta de disfraces en la escuela, él planeaba disfrazarse de un pirata con
parche y toda la cosa, pero eso no estaba en mis planes… Tenía otra idea.
Estaba tan acostumbrado a estar siempre pegado a él que lo obligué a
disfrazarse de un jodido burro, de esos que necesitas a dos personas para poder
vestirte. Por suerte para mi, me tocó ser la cabeza y las patas delanteras, y a
Yunho pues… las traseras. Aun recuerdo todo el berrinche que tuve que hacer
para que mama lo convenciera en apoyarme. Aun no sé cómo aceptó en hacerlo,
pero me emocioné tanto que en toda la infantil fiesta estuve sonriendo,
brincando y haciendo soniditos estúpidos que según imitaban los de un burro.
Yunho, todo el tiempo estuvo callado y jamás me reclamó nada. Se la pasó
mirando a los demás niños que iban de piratas mientras fingían navegar en un
barco, pero claro, si yo era feliz, Yunho tenía que aguantarse. Que repulsión
siento por mí mismo.
Ahora pienso que vestirse
de chica, no es nada comparado a disfrazarse de la cola de un burro.
“Sólo será un rato”
- ¡JODEEEEER! –Di un
fuerte golpe en el suelo y me levanté hecho una fiera. Azoté las llaves de mi
auto en su lugar y tomé otras que descansaban en el mismo sitio– ¡Sólo será un
rato! ¡Sólo será un rato! ¡Sólo será un rato!… –Mascullaba entre dientes
mientras subía de nuevo por las escaleras– ¡Yunho, con esto me debes miles!–Con
una veloz caminata llegué hasta mi cuarto el cual abrí de golpe, observando a
mi hermano sentado en mi cama, serio, con las manos entrelazadas y con la vista
perdida en la escoba que había tirado… Me miró– ¡Toma!… –Le lancé las llaves de
su Audi, casi llegándole a pegar en la cabeza si no fuera porque fue rápido para
tomarlas.
Frunció el ceño al
mirarlas.
-¡Llévame a comprar un
puto vestido!–Y después de tanto… sonrió.
(…)
-Mira Yunnie, este jeans
está bien ¿no?–Habíamos recorrido casi media plaza y todo el berrinche y
condiciones que había planteado de casa hasta acá, parecía haber quedado
olvidado. Ahora me encontraba más tranquilo, ya no estaba tan enojado y aunque
me aflija admitirlo, mi debilidad son las compras y si bien mi objetivo de
compra no era el que yo ejecutaba todos los días, me entretenía mucho en tener
que adquirir ropa que jamás en mi vida pensé ver en mi armario; pero de igual
forma también me aturdía. Por momentos olvidaba a que habíamos venido hasta que
Yunho inquiría en mostrarme vestidos, faldas, blusas etc., de nuevo volvía a
sentir ese hormigueo en el estomago al pensar en todo lo que me esperaba el día
de hoy, pero había dejado en claro que ya no me retractaría, tenía que
devolverle el favor de muchos que me hizo. –Creo que podría quedarme; sólo pido
una talla más grande y entro en él –a comparación de lo que había visto antes,
estos pantalones eran mejores a todo lo anterior. Claro, eran de mujer, pero
por más que quería, Yunho, no me dejaba ni dar un simple vistazo a la ropa de
la cual estoy acostumbrado. Era difícil complacerlo con todo lo que yo escogía.
Por suerte me había fijado en esta tienda, el jeans que lucía el maniquí del
mostrador era muy a mi estilo aun siendo de mujer, por lo menos me sentiría
cómodo con ellos.
Yunho iba detrás de mí, y
claro que de inercia, me siguió al desviarme del camino para venir a pegarme a
la ventana de la susodicha tienda.
- ¿Qué dices? –Sonreí
mientras apuntaba mi objetivo. Yunho, con los brazos cruzados y a una distancia
de medio metro de mí, se acercó de mala gana y miró lo que apuntaba.
- ¿Qué? Nonononono… ni lo
pienses. Venimos a comprarte un vestido o una falda, no un pantalón.
- ¿Pero por qué? Este
jeans es de chica. Si me lo pruebo y…
-Jae, enfócate en tu
papel. ¿Qué es lo primero que piensas cuando le miras las piernas a una
mujer?–Encogí los hombros, ese tema no era muy mío. Yunho exhaló–piensas que
debe tener una sexy falda o un vestido para poder vérselas… piensa, cuando se
habla de mujeres es más común asemejarlas con faldas y vestidos, no con
pantalones. –Hum, algo de eso era cierto, pero la idea de ponerme algunas de
esas perturbadoras sugerencias, me aceleraba el pulso de lo nervioso que me
ponía. Por lo menos hacía un intento de negarme– mírate, llevas uno ahora y te
sigo viendo como hombre a pesar de tener las piernas flacas y llevar puesto
algo parecido a ése maniquí. –Abrí la boca de par en par y me miré de pies a
cabeza un poco indignado.
-Me ves como hombre porque
soy uno. ¡Estúpido!
-Aja, y por eso tenemos
que comprarte cosas que se asemejen a una chica ¿ya captaste?–Me picó la sien
con un dedo, dándome por idiota. Yo moví la cabeza para que dejara de hacerlo.
-Sí, algo. Pero es que…
-Pero nada…–Sin previo aviso,
me tomó de la mano y comenzó a andar rápidamente, jalándome como perro tras de
su dueño –ven, te llevaré a un sitio donde he visto vestidos muy monos, ahí
creo que podremos comprarte uno– ¿Se ha fijado en vestidos alguna vez? Cada vez
me sorprendía más.
¡Genial! Lo que todo
hombre desearía en su vida… comprarse un maldito vestido.
-Yunho, espera…–Frené de
golpe y sacudí la mano para que me soltara. Yunho reviró los ojos y se detuvo
para virarse y mirarme algo fastidiado –de acuerdo, llévame a esa tienda de
niñas o a otra si quieres, pero eso si… ¡Yo escojo el vestido! –Yunho ladeó la
cabeza, y por el gesto de su rostro serio, esperé lo peor; pero al final
terminó con asentir y sonreírme.
-Vale, estás haciendo
mucho por mí así que de ése asuntito te complazco, puedes escoger el vestido
que quieras peeero…–Odio los peros–… siempre y cuando sea el adecuado para una
chica ¿ok?
-Ok.
-Genial –me instó con la
cabeza para que lo siguiera y así lo hice. Cuando me posé a su lado sonrió y me
rodeó los hombros con un brazo en modo amistoso… me tensé. –Será sencillo, ya
verás.
-Sí, sencillo para ti. Tú
no serás la novia de un mujeriego –y nuestras escasas risas se mezclaron como
agua y aceite, la de él era sincera, la mía un poco melancólica.
(…)
-Aam… señorita, ¿tendrá
este modelo en talla mediana, por favor?
-Oh, claro que si joven.
Ahora se lo traigo.
-Gracias–sonreí y la
chica se marchó con el vestido en mano. –Espero y me quede, es el que más me ha
gustado y ya no estoy de humor para seguir buscando entre toda esa avalancha de
chicas… ya estoy un poco fastidiado de todo esto –me dejé caer sobre el pequeño
banquito que yacía ahí para ser ocupado, y recargué la cabeza en la pared,
tratando de no ser estorbo de cientos de mujeres que parecían querer vaciar la
tienda en un santiamén. Caminaban de un lado a otro, viendo y probándose ropa
extremadamente femenina… Era demasiado para mí.
Los únicos hombres que
deambulaban por ahí, eran los desesperados maridos de algunas señoras a las que
acompañaban y dos que tres niños que corrían y jugaban entre la ropa. En
definitiva nosotros sobrábamos.
-Eres muy delgado,
Jaejoong, si te quedará…–Fruncí la boca y Yunho, caminando a lo macho, se
colocó a un lado de mí, quedando recargado en la pared con los brazos cruzados
–y si no haremos lo que sea para que te quede, da igual. Pero de que tendrás el
vestido que te gusta, lo tendrás –sentenció sin siquiera mirarme y yo no supe
cómo definir eso. O se estaba burlando de mí o de verdad estaba tratando de
complacerme con algo relativamente extraño; pero en sí, tratando de darme por
mi lado. Aunque de eso casi no hubo problema.
Desde un principio, al
entrar a esta tienda supuse que sería algo complicado ya que todo era de chica,
obviamente, y mi confundida conciencia no dejaba de gritarme a un volumen
demasiado alto que este no era mi sitio, que saliera de ahí inmediatamente, que
dejara estancado a Yunho con su ridícula apuesta, total, a mi no iba a
afectarme; pero la ignoré. Se me estaba prohibido escucharla. Sabía que al
final terminaría haciéndole caso y decepcionaría a Yunho, lo último que quería
es verlo enojado o triste, ya no. Todos mis berrinches, tenía que tragármelos.
Cuando continúe
explorando el lugar no fue nada diferente a lo que ya había visto en otros
rincones del enorme local. Rosa, azul, verde, rojo y demás colores se acoplaban
a la mayoría de los vestidos que nos rodeaban, no fueron muy de mi agrado y
tampoco Yunho fue de mucha ayuda. Se la pasó echándole el ojo a todas las tipas
que pasaban por su lado, varias veces lo llamé para que me diera su opinión,
pero más bien era porque se me acalambraba el cuerpo al verlo mirarlas. Estaba
mal, lo sé, pero fue inevitable hacerlo.
Casi hasta llegar al
final de la tienda me fijé en un vestido, o más bien en el único vestido que
yacía apartado de los demás. En primer lugar, lo que llamó mi atención fue su
color, negro por completo. Rápidamente me acerqué a él para verlo mejor y con
la idea de encontrar más de ése color a su alrededor; pero al parecer me
equivoqué, al parecer… ya que si habían muchos, pero no llegaban a deleitarme
como lo había hecho el vestido solitario. O eran demasiado escotados y muy
cortos, o demasiado tapados y largos, no podía ir escotado o vestido como
monja, eso lo sabía perfectamente, pues la personita que tenía a un lado me
había dejado escogerlo, pero con la condición de gustarle a él también, así que
mi decisión tenía que ser la adecuada; pero por más que trataba de buscar uno
que me complaciera, no podía, ya era inevitable compararlo con el que tenía en
frente, el primero que había visto, aparte de ser más bonito que los demás, era
perfecto. No estaba tan escotado, cubría los hombros y no era tan largo ni tan
corto, simplemente perfecto, no tuve que pensármelo mucho.
-Yunnie…
-Hum.
-Eeeh, me gustó
éste…–Hasta la cara la sentí arder cuando le dije eso, fue vergonzoso declarar
mi fascinación por un vestido– ¿Está bien? ¿Te… gusta? –Yunho bajó la mirada
hacia la prenda, alargó una mano y yo se lo di… me mordí el labio. Lo escudriñó
por todos lados, detallando el largo y su textura, hasta pareció más experto en
esto que yo. Al final de verlo bien, me miró de pies a cabeza.
-Se te verá bien, me
gusta –me lo dio y yo alcé las cejas. ¿Cómo dijo? En verdad me llegó a
sorprender lo que un vestido pudo lograr hacer…
Estar de acuerdo en ropa
por primera vez.
En sí, Yunho ni siquiera
refunfuñó con mi decisión, cosa que agradecí pues me facilitó más todo el
asunto. Pensé en realidad que se empeñaría en buscarme un vestido de puta,
vestirme como las chicas a las que se folla o que se negaría al ver que ni por
un día sería capaz de dejar mi estilo a un lado; pero no fue así. Por lo que al
no decirme nada malo, comencé a llevar todo esto con más calma.
-Tiene suerte, joven, es
el ultimo vestido que nos queda con esta talla ¿está bien?
-A ver…–Rápidamente me
levanté y Yunho me siguió despegándose con pereza de la pared. Tomé el vestido
y examiné un poco el tamaño, el largo, y sobre todo lo ancho–mmmh sí, creo que
si me… le quedará. –Por un pelo.
-Seguro que a su hermana
le vendrá bien. Si dice que mide casi lo mismo que usted, le quedará perfecto.
-Claro que le quedará, si
los viera… tienen el mismo cuerpo –le di un fuerte codazo a mi Hermano y éste
se quejó un poco mientras reía. La tipa sonrió al no entender ni papa.
La ridícula historia de
la hermana a la cual le teníamos que comprar un vestido, nos había servido de
mucho para poder estar aquí sin ser tratados de locos. En sí nos alegraba ver
que se lo habían creído.
-Bueno, muchas gracias,
nos lo llevamos.
-Bien, si gustan pueden
pasar a las cajas para que puedan pagarlo.
-Si, en un momento vamos.
-Ok, como gusten. –Al
momento en el que se fue la dependienta y nos dejó solos, jalé a Yunho del
brazo y caminé hasta la esquina inhabitada de la enorme tienda donde había
varía ropa colgada.
-Rápido, mira bien. ¿Si
me queda?–Miré hacia ambos lados para ver si no había ningún polizón escondido,
y me coloqué el vestido por encima del cuerpo, midiendo de la cintura lo ancho
de éste para calcular si entraría en él. Yunho frunció el ceño y alejó un poco
la cabeza para mirarme mejor.
-Humm…
-Sí está bien, ¿no?
-Veamos…–Posó sus manos
por encima de las mías, las cuales tomaban el vestido que se aferraba a mi
cintura. Quité las manos de ahí por simple tic y Yunho apretó más la prenda
contra mí, asomándose por los lados de mi cadera para medir bien lo delgado de
mi cuerpo. Yo no dejaba de ver por ambos lados para prevenir que alguien
viniera y nos cachara infraganti… eso me marcaría de por vida. –Te queda más
que bien, Jae. Estas igual o más flaco que esto –sonreí levemente mientras se
enderezaba. Me dio el vestido y fuimos a pagarlo.
Al salir de la tienda
reviré los ojos. No tardó más de cinco segundos en volverme a coger de la mano
y comenzar a andar a paso veloz.
-Camina, Jaejoong,
todavía nos faltan más cosas y tenemos el tiempo contado, eh.
-Grr…–Gruñí. Ni siquiera
le pregunté a donde me llevaba, estaba seguro que me alarmaría en saberlo, y
protestar aquí no serviría de nada para intentar negarme, el terminaría ganando
y a mí, ya me habían obligado a darme por vencido.
(…)
- ¿Pero qué es lo que
pretendes, eh?
-No refunfuñes y entra.
- Pero esto es una
estética. ¿Para qué quieres que entre?
-¿Para qué crees? –Sin ni
siquiera darme tiempo a defenderme, me empujó tan fuerte que se me cuatropearon
los pies y tropecé hasta quedar dentro del salón. Me enderecé tan rápido como
pude y me acomodé la bolsa y los lentes que casi se me caen. Fusilé a Yunho con
la mirada y éste sólo se rió.
Después de caminar y
caminar, de todas las tiendas que habíamos pasado, ¿decidió traerme a una
estética? Era muy grande y bonita pero ¿para qué? Es lo que no captaba muy bien
hasta que me fijé en varias muchachas que ocupaban su tiempo en hacer
manicuras, teñir pelo y… ¡¿Cortar cabello?!
- ¡¿Qué?! Ni de coña,
Yunho. No pienso cortarme el cabello –apunté a una chica que le cortaba la
eriza melena a una pelirroja que leía una revista. Yunho entrecerró los ojos y
me instó con la cabeza para que lo siguiera.
-Cortarte el cabello es
lo último que te pediría –masculló mientras caminaba. Parecía que hablaba con
su espalda.
- ¿Entonces?…Uhg…–Choqué
contra él al detenerse en seco.
-Mira…–Apuntó con la
barbilla adelante de nosotros. Desvié la mirada de él para obedecerle y alcé un
poco los lentes para mirar mejor… ¿es una broma, no?–Escoge una.
- ¡¿Qué? ¿Estás hablando
enserio?!
-Claro. Si serás una
chica, ¿qué es más atractivo que tener el cabello largo?
-Shhhh… ¡Cállate!–Me
ruboricé bastante cuando varias miradas confundidas se mantuvieron en nosotros,
juntándose y murmurando entre ellas. Yo quise estrangular a mi hermano– ¡Habla
más bajo, Yunho! ¿Que no ves que te pueden escuchar?
- ¿Y? Como si las
volvieras a ver –me crucé de brazos y fruncí la boca –anda ya, escoge una
peluca.
- ¿Por qué? Con mi
cabello es suficiente…
-Con tu cabello pareces
una escoba…– ¿Perdón? –El punk, no es peinado para chica. Además no es tan
largo, y de los lados no tienes casi nada, de a fuerzas necesitas una. Así que
deja tus reproches y apúrate, coge una.
-No presiones…–Exhaló una
gran bocanada de aire y yo le imité. Era inútil negarme… ya lo sabía. Sin más
que decir, me acerqué al estante que rebozaba de pelucas de distintos tamaños y
colores. Comencé a verlas sin mucho interés, debatiéndome en cual escoger al
igual que Yunho, que tomaba una y otra mientras buscaba la adecuada.
- ¿Qué te parece esta? Te
verías bien de rubia –sonrió al igual que yo y negué varias veces algo
alarmado.
-Ni de loco. No me
quieras disfrazar de las güeras con las que tanto fantaseas,
paso.
-Mmmh, en realidad
fantaseo más con pelinegras…–Dejó la peluca en su lugar y se acercó a las
oscuras, las de mi color, y las acarició levemente con los dedos. Me miró por
el rabillo del ojo y se remojó los labios… se me cayó la peluca que sostenía
–pero no importa, sólo bromeaba. Quiero verte con el cabello negro, como lo
tienes ahora, te queda perfecto –se agachó, tomó lo que había tirado y me lo
dio. Rápido pestañeé y coloqué la peluca en su sitio.
-Eh si, gracias –fue todo
lo que se me ocurrió decir. No tenia que detallar lo nervioso que me puse
¿verdad? O fue mi imaginación o… ¿se me estaba insinuando? Últimamente
las actitudes, frases o comportamientos de Yunho me descolocaban
involuntariamente. Cada vez me hacían sentir más miserable y estúpido ¿cómo
podía ser tan pervertido como para pensarlo? Aunque debo decir que tristeza, es
lo que me invade segundos después cuando concluyo que sólo esta bromeando
conmigo como siempre, pero… ¿por qué?
-Jae…
-Humm.
- ¿Te gusta ésta? –Cuando
volteé a verlo no pude evitar reírme al igual que él. Tenía puesta una peluca
corta de color azul, y se veía tan gracioso que mi risa logró sonrojarlo. Pocas
eran las veces cuando se empeñaba en hacerme reír de verdad, y disfrutaba su
actitud ridícula como en esta ocasión. Al ver que no paraba de descojonarme de
risa, de inmediato se la quitó. Supuse que se había avergonzado al ver que ni
siquiera se atrevía a mirarme.
-Jajaja… si me gusta –me
acerqué al estante que estaba a su lado y reí divertido –pero me gusta más ésta
–una peluca verde es lo que ahora estaba en su cabeza. Lo miré bien y me mordí
el labio cuando otro ataque de risa se apoderó de mí. La cara de Yunho podía
leerla claramente “¿Por qué tuve que darle esa idea?”… me mataba.
Estuvimos jugando y
riendo un buen rato con todas las pelucas que encontrábamos ridículas. Las de
brillos, simples y extravagantes con colores fosforescentes. La mayoría del
personal de la estética nos miraban como bichos raros, supongo que no les
agradaba la idea de que dos hombres vinieran a desordenarlo todo, pero como no
vinieron a decirnos nada, seguimos en lo nuestro.
Terminamos escogiendo una
de color negro y algo larga, un tanto por debajo de los hombros, era
completamente lacia y grafilada en punta. Me dejó muy claro que quería que
tuviera el cabello largo que porque según hace ver más atractiva a una mujer, y
en si concuerdo con él pero me ponía tenso al saber que me volvería algo
atractivo para mi hermano… o repulsivo según el resultado.