lunes, 21 de abril de 2014

Capitulo 9

Capítulo 9

Jaejoong no podía dejar de temblar. Sentía frío todo el camino hasta los huesos, y no creía que tuviera nada que ver con correr desnudo por el bosque con Yunho. No era capaz de conseguir sacar de sus ojos la imagen de la luz de los ojos de Mick apagándose cuando lo apuñaló.
Nunca había matado a nadie. Oró por no tener que volver a hacerlo nunca. Fue horrible. Mick había parecido tan sorprendido, como si no hubiera esperado que él luchara. Jaejoong no entendía cómo no podía esperarlo. No iba a permitir que nadie lastimara a Yunho.
Tampoco es que quisiera que Mick le hiciera daño, y se había preparado para luchar contra el hombre lo más fuerte que pudiera conseguir, pero no perdió la razón hasta que Mick empezó a decir lo que iba a hacerle a Yunho.
Jaejoong estaba bastante seguro de que fue la declaración de Mick sobre lastimar a Yunho lo que lo lanzó sobre el borde. Antes de eso, simplemente había estado preparado para luchar contra él golpeándolo y pateándolo todo lo que pudiera, pero entonces, Mick amenazó a Yunho.
Jaejoong no recordaba exactamente cuando había agarrado el cuchillo y apuñalado a Mick. Ni siquiera estaba seguro de dónde lo encontró. Sólo recordaba la sorpresa en la cara del hombre mientras caía al suelo lentamente. Su mente estaba confusa mientras se alejaba de Mick y volvía a encontrar a Yunho.
Todavía se sentía un poco confuso, como si todo lo que había pasado fuera un sueño o una pesadilla. La única cosa que parecía ser real y sólida para él, era Yunho. Apretó su mano. Sabía que si se aferraba a él, todo iba a estar bien. Eso era lo único que sabía.
Todo lo demás era caótico.
Yunho se detuvo de repente. Jaejoong casi tropezó con él antes de que pudiera detenerse. Miró a Yunho con confusión hasta que el hombre señaló a varios metros de distancia. —Voy a ir allí para agarrar algo de ropa. Espera aquí.
Jaejoong asintió y miró a Yunho pasar furtivamente a través del camino hacia el patio trasero de alguien. Se rio entre dientes y rápidamente dio una palmada con la mano en su boca cuando Yunho colocó una pequeña mini falda sobre sus caderas desnudas y negó con la cabeza. Yunho la echó hacia atrás sobre la línea de ropa y agarró otra cosa.
Unos minutos más tarde, Yunho regresó a través del patio y le dio a Jaejoong  un par de pantalones de pijama. Eran color rosa fuerte con pequeños cachorros negros de dibujos animados en toda la tela. Jaejoong los adoró, incluso si lo hacían tropezar.
—Estos coinciden con mis orejas —dijo Jaejoong mientras levantaba las manos para comprobar que las peludas orejas negras en su cabeza estuvieran perfectamente colocadas. Su rostro se ensombreció cuando se acordó de repente que las había perdido en algún momento de la noche—. Oh, bueno, supongo que sí, pero...
—Jaejoong, te dije que te daría orejas nuevas y piruletas tan pronto como llegáramos a casa, ¿recuerdas? —Yunho preguntó—. Ellas se verán muy bien con el fondo de ese pijama.
—Sí —Jaejoong miró a Yunho, esperando no verse tan desesperado como se sentía—, lo dijiste.
—Lo haré, cariño. —Yunho se inclinó y le dio un suave beso en los labios—. Te prometo que en el momento en que lleguemos a casa.
Jaejoong se mordió el labio. —¿No te molesta? Quiero decir, sé que es un poco raro y un montón de gente piensa…
—Jaejoong —dijo Yunho mientras apretaba un dedo sobre sus labios—, adoro todo de ti, incluso las orejas. Si estás más cómodo usándolas, entonces úsalas. No me molesta en lo más mínimo.
—¿No?
Jaejoong era un poco reacio acerca de creerle. Con la excepción de sus amigos, quienes entendían que estaba más loco que una chinche, nadie comprendía realmente con cuánta más comodidad enfrentaba Jaejoong el mundo al llevar sus orejas.
La mano de Yunho se curvó alrededor de un lado de la cara de Jaejoong. —Te lo juro, Jaejoong. No me molesta en absoluto. Y si alguien te da algún problema al respecto, dímelo y aclararé las cosas.
Jaejoong enterró su cara en el pecho de Yunho. Se sentía mucho más seguro al estar tan cerca del hombre más grande. Después de todo lo aprendido durante los últimos dos días, sabía que el mundo no era tan blanco o negro como pensaba originalmente.
Yunho era como una roca en medio de la tormenta en torno a él, destruyendo las gafas de color de rosa que había estado usando durante toda su vida. No quería vivir en esta dura realidad, pero tampoco quería vivir en un mundo sin Yunho.
—Jaejoong, ¿me das el cuchillo?
Jaejooong se echó hacia atrás, recordando de pronto que aún tenía sujeto el cuchillo. Extendió la mano, pero sus dedos no se desenroscaban de alrededor del mango. Ellos no se movieron. Jaejoong gimió.
—Sshhh, está bien, Jaejoong —dijo Yunho—, no tienes que renunciar al cuchillo si no quieres.
—No puedo. No puedo dejarlo ir —susurró mientras miraba hacia abajo a su mano. Su garganta le dolía con desesperación—. Mis dedos no se mueven.
—¿Quieres que te ayude, o deseas mantener el cuchillo?
Jaejoong se mordió el labio hasta que palpitó. El cuchillo en su mano estaba cubierto de sangre, al igual que su cuerpo. Cada vez que lo miraba, recordaba las amenazas de Mick contra Yunho y revivía la mirada de asombro en los ojos del hombre que murió.
Jaejoong rápidamente negó con la cabeza. —No lo quiero.
—Está bien. —Yunho agarró lentamente el cuchillo por el mango con una mano y los dedos de Jaejoong con la otra—. Entonces voy a tomarlo y lo sujetaré por ti. ¿Qué te parece?
Jaejoong se dio cuenta que Yunho estaba hablando con él como si estuviera trastornado, y se preguntó si no estaría más que un poco loco. —No tenía intención de matarlo, Yunho.
—Lo sé, cariño. Sólo trataste de protegernos. Nadie te culpa.
—Yo sólo…
Jaejoong escuchó un ruido repentino detrás de él. Se tensó, su corazón latía salvajemente en su pecho, luego se dio la vuelta con un gruñido profundo. Su agarre se tensó sobre el mango del cuchillo. No le importaba la cantidad de sangre que había en él. Lo usaría una y otra vez si eso significaba proteger a Yunho de cualquier daño.
Dos hombres que él nunca había visto antes estaban allí, con los ojos en el cuchillo ensangrentado en la mano de Jaejooong. Parecía que querían saltar sobre él, pero tenían miedo de lo que pudiera hacer. Jaejoong retrocedió, poniéndose entre los dos extraños y Yunho.
—¡Es mío! —Jaejoong agitó el cuchillo de un lado a otro frente a él, dando a los hombres una advertencia silenciosa de que no tenía miedo de usar el arma—. ¡Aléjense!
—Jaejoong. —La voz de Yunho era muy tranquila y relajante—. Está bien, cariño, conozco a estos hombres. Ellos no están aquí para hacernos daño, sino para ayudarnos.
Jaejoong bajó lentamente el cuchillo lo suficiente para esperar no tener un aspecto muy amenazador, sólo un poco. No quería que pensaran que no hablaba en serio. Al primer movimiento que hicieran mal, los desgarraría.
—Jaejoong, ellos son Cael y Garen, guardianes de mi clan.
Jaejoong asintió como si entendiera, pero no lo hacía. No tenía ni idea de lo que era un guardián. Pero confiaba en Yunho. Si el hombre decía que Cael y Garen trabajaban para él, tenía que aceptarlo. Aun así se tensó cuando Yunho llegó junto a ellos.
—Dame tu camisa, Cael.
Sin decir una palabra o una protesta, uno de los hombres se sacó la camisa negra y se la entregó. Logan comenzó a colocarla alrededor de los hombros de Jaejoong y frunció el ceño. Jaejoong apretó los labios para evitar sonreír mientras Yunho se frotó la camisa por todo su pecho y luego la envolvió alrededor de él.
—¿Tu olor? —Jaejoong preguntó.
El rostro de Yunho se sonrojó mientras asentía. —No tienes que oler a nadie más que a mí.
Jaejooong miró su cuerpo. Hacía bastante tiempo que la sangre que lo cubría se había secado y comenzaba a picar. —Entonces, definitivamente, creo que un baño estaría muy bien. —Miró a Yunho—. Apesto a muerte.
Sorprendentemente, Yunho se rio y tiró de él para acercarlo. —Hueles a victoria y vida. Hueles perfecto.
—Bien, huelo perfecto. —Jaejoong rodó los ojos—. Aun así prefiero un baño.
—Pide y recibirás, mi pequeño cachorro sexy.
Jaejoong acercó el cuchillo a su pecho mientras Yunho pasaba un brazo alrededor de sus hombros y luego hizo que giraran para hacer frente a los dos guardianes. Estaba un poco nervioso por la curiosidad que podía ver en sus rostros mientras lo miraban. Ojalá pudiera gruñir y silbar como Yunho.
—Este es Jaejoong —comenzó Yunho—. Él es mío, y quiere un baño.
—Me ocuparé de ello personalmente, Beta —dijo uno de ellos. El hombre se inclinó ligeramente en dirección de Jaejoong.
—¿Beta? —Jaejoong susurró, acercándose a Yunho.
—Es un título, Jaejoong, como Alfa de un clan. ¿Recuerdas que te hablé de eso antes? Ser Beta significa que después de nuestro Alfa soy el líder de mi clan. Soy su mano derecha, como el vicepresidente.
—¿Alfa?
—Un hombre llamado Asher Stone.
—¿También estás relacionado con él?
—Soy de su clan. Eso nos hace estar relacionados. —Yunho sonrió—. Asher y su compañero están ausentes en este momento, pero los conocerás cuando vuelvan. Te gustará el compañero del Alfa, Darren. Es humano como tú. Asher es un poco aterrador.
Jaejoong parpadeó. —¿De verdad? —No podía pensar en alguien a quien Yunho le tuviera miedo. El hombre era tan malditamente intimidante que no podía entender por qué no temblaba todo el mundo en sus botas cuando él pasaba por allí.
Yunho sonrió. —Sí.
—Está bien, ahora entiendo la política del clan. —Jaejoong hizo un gesto a los dos guardianes—. ¿Qué es lo que hacen ellos?
—Mantenerte a salvo.
—¿A mí?
Yunho asintió. —La única responsabilidad de Cael y Garen en el clan es mantener tu seguridad y la mía. Ellos son guardianes. Protegen el círculo interno, que nos incluye a ti, a mí, al Alfa y al compañero del Alfa. Por lo tanto, nunca irás a ninguna parte sin ellos o sin mí.
—¿Dos niñeras? —Jaejoong se burló.
—Protectores, Jaejoong, nada más.
—Bueno... —Jaejoong cruzó los brazos sobre el pecho y se volvió para mirar a los dos hombres—. Si se supone que ellos nos protegen, entonces ¿cómo diablos hizo Mick para poner sus manos sobre nosotros?
Cael y Garen se removieron bajo la mirada feroz de Jaejoong. Sus ojos estaban abatidos, sus hombros caídos, como si estuvieran consiguiendo una reprimenda. Jaejoong quería gruñirles. Si se suponía que debían estar protegiendo a Yunho, habían fracasado miserablemente.
—Uh, ¿Jaejoong?
—¿Qué? —Jaejoong rompió cuando se dio la vuelta para mirar a Yunho.
—Ellos estaban buscándote.
—Oh. —Jaejoong sintió que su rostro se sonrojaba. Supuso que si lo estaban buscando a él, Cael y Garen tenían una buena excusa. Sin embargo... Jaejoong se volvió para mirar a los dos hombres antes de volverse hacia Yunho de nuevo—. Ya que estamos acoplados, ¿tengo algo que decir sobre las cosas?
—Por supuesto, Jaejoong. Tú eres mi compañero. Eso te da casi tanto poder como el mío, casi. Todavía, yo te invalido, al igual que Asher, como Alfa, y su compañero, nos anulan a los dos.
—Bien. —Jaejoong se volvió hacia los dos guardianes y les enseñó su cuchillo—. En el futuro, si no protegéis a Yunho, voy a mataros como maté a Mick Red, y no creáis que no puedo hacerlo. —Jaejoong agitó el cuchillo ensangrentado ante sus caras—. La sangre que hay en este cuchillo no es mía, pero si Yunho vuelve a estar en peligro, será vuestra.
—¡Jaejoong!
Una vez que dijo las palabras Jaejoong se negó a apartar los ojos de Cael o Garen, ni siquiera cuando Yunho lo agarró por el hombro. Hizo un gesto con la mano libre hacia ellos. —Tienen que entender el peligro en el que estuviste. Si se supone que tienen que protegernos, entonces ¡maldita sea!, mejor que lo hagan bien.
—Jae, mírame.
Jaejoong resopló fuerte. Bajó el cuchillo y se volvió para mirar a Yunho. —¿Qué?
—Su primera prioridad siempre serás tú.
—Yunho, eso es…
—Jaejoong, lo digo en serio. Eres más valioso para mí que cualquier cosa, incluso mi propia vida. Sin ti, no soy nada. Si algo llegara a sucederte, creo que me tiraría del acantilado más cercano. Mantener tu seguridad es mi prioridad número uno. —Yunho señaló a Cael y Garen—. Es su prioridad número uno.
—Yunho.
Una ceja de Yunho se arqueó. —Sin discusiones, Jaejoong. En esto, no daré el brazo a torcer.
Jaejoong rodó los ojos. Sabía que no iba a hacer cambiar de idea a Yunho a corto plazo. Sólo tenía que asegurarse de mantenerlo a salvo de ahora en adelante. —Está bien, pero después de mí eres tú, ¿trato?
—Trato. —Yunho sonrió y miró más allá de Jaejoong una vez más—. ¿Está lo suficientemente claro para los dos? Mi compañero ha hablado.
—Sí, Beta —ambos hombres respondieron—. Sí, compañero-Beta.
Jaejoong frunció el ceño. —¿Qué es un compañero-Beta?
—Es un término formal, Jaejoong. Solo es aceptable dirigirse a nosotros por nuestros nombres de nacimiento para algunos miembros del clan. Si cualquier otra persona nos llama por nuestros nombres, sería un insulto y debería ser tratado inmediatamente. Así que, si alguien fuera del clan te llama algo diferente a compañero-Beta, házmelo saber.
Jaejoong asintió. Estaba confundido. —Al estar acoplado contigo hay un montón de reglas que seguir, ¿no es así?
—Las hay, pero no tengo ninguna duda de que con el tiempo vas a aprenderlas.
Jaejoong se acercó más a Yunho para poder susurrarle al oído. —¿Me van a quitar mis orejas?
—No, Jaejoong, no lo harán.
Jaejoong sonrió a pesar de la preocupación creciente en él. No sabía nada acerca de ser el compañero de un hombre de importancia. Apenas podía cuidar de sí mismo. Deseó tener una piruleta.
—Cael, dame tu teléfono. —El hombre le entregó su teléfono celular inmediatamente. Jaejoong lo miró con curiosidad cuando comenzó a difundirse a través de los labios de Yunho una sonrisa mientras marcaba un número y, a continuación, puso el teléfono contra su oreja.
—¿A quién llamas? —Jaejoong susurró.
Yunho levantó la mano. —Seon , soy yo. Sí, Jaejoong y yo estamos a salvo. Cael y Garen están aquí con nosotros ahora. Estaremos en casa pronto, pero necesito que hagas algo por mí.
Jaejoong comenzaba a sentirse ansioso, pero no en el mal sentido. Contuvo el aliento.
—Necesito que me encuentres un conjunto de orejas de lobo peludas y un puñado de piruletas. —Hizo una pausa por un momento y miró hacia Jaejoog—. ¿Qué sabor, Jaejoong?
Jaejoong se lamió los labios, anticipando ya las dulces piruletas. —Cereza.
Yunho sonrió. —Cereza, y tantas como puedas encontrar. No, Junsu sabe lo que debe buscar. —Yunho asintió con la cabeza un par de veces—. Está bien, entonces nos veremos de nuevo en la casa. —Cerró el teléfono y se lo devolvió a Cael.
—Tus orejas y piruletas están en camino, Jaejoong.
—Gracias, gracias, gracias. —Jaejoong lanzó un grito de alivio y se lanzó a los brazos de Yunho. Estaba emocionado hasta los dedos de los pies. Casi hizo que el día que estaba teniendo valiera la pena.
Jaejoong sentía que la tensión entre sus omóplatos comenzaba a disminuir cuando Yunho comenzó a ronronear. Una sensación de calma se apoderó de él cuando el sonido del pecho de Yunho hizo su mejor estruendo. Eso significaba que estaba a salvo.
—Puedes guardar las orejas y piruletas —Jaejoong susurró contra el pecho de Yunho—. Sólo sigue ronroneando.
Yunho se rio entre dientes. Jaejoong sentía la caricia suave de la gran mano del hombre por la parte de atrás de su cabeza. —No tienes que elegir, bebé. Puedes tener ambas cosas.
—Beta —dijo uno de los hombres detrás de Jaejoong—, siento interrumpir, pero aquí estamos demasiado expuestos. Tenemos que llevaros a tu pareja y a ti a un lugar seguro.
Jaejoong sintió a Yunho tensarse, y sabía que el hombre estaba preocupado por él. Habría preferido permanecer exactamente donde estaba, pero no era tonto. Después de lo que había pasado, sabía que necesitaban ponerse a salvo.
Jaejoong inclinó la cabeza hacia atrás y miró a la cara preocupada de Yunho. —Él tiene razón. Yo sólo maté a Mick. Había otras personas que trabajaban con él. Tenemos que llegar a un lugar seguro antes de que nos encuentren.
El pulgar de Yunho acarició el lateral de la cara de Jaejoong. —¿Estás seguro, bebé?
—¿Lo dices en serio? —Jaejoong se rio ásperamente—. Estoy absolutamente seguro de que he perdido lo poco de mi mente que tenía. No estoy seguro de nada más, excepto que todavía estamos en peligro. Si ir a tu casa significa vivir seguros, que así sea.
—Nuestro lugar, Jaejoong.
Jaejoong rodó los ojos. —Hablaremos de ello.

Notita :
Espsro ls guste el capitulo , 
Gracias :)  




martes, 15 de abril de 2014

Capitulo 8

Capítulo 8

Yunho dejó dormir a Jaejoong en el sofá. Sabía que su compañero necesitaba un poco de descanso después del tiempo memorable que tuvo durante las últimas veinticuatro horas, infiernos, en las últimas doce horas, su vida había dado un vuelco. Tenía que estar confundido y exhausto. Desde luego, una vez que consiguió asentarlo en el sofá se había quedado dormido con suficiente rapidez.
Yunho entró en la cocina y se deslizó hasta detenerse, con los ojos muy abiertos por la sorpresa al encontrar a su hermano besándose con Yoochun, el amigo de Jaejoong. Esperó un momento para que los dos hombres reconocieran su presencia, pero cuando no lo hicieron, se aclaró la garganta.
Seon y Yoochun saltaron uno lejos del otro, con los rostros sonrojados. Seon se rio nerviosamente. Yoochun se limpió los labios y miró a Seon y rápidamente lejos, a todas partes menos a Yunho o Seon.
—Hey, Yunho —Seon yoo dijo finalmente cuando el silencio en la cocina llegó a ser abrumador.
—Seon.
Yunho apretó los labios para no reír abiertamente cuando Seon casualmente se interpuso entre él y Yoochun. Su hermano estaba protegiendo al hombre. Una idea extraña de repente entró en la cabeza de Yunho y le hizo sonreír. Tenía que probar una teoría.
—Creo que no nos hemos presentado apropiadamente, Yoochun —dijo Yunho mientras sostenía su mano—. Mi nombre es Jung Yunho.
Yoochun comenzó a caminar alrededor de Seon. Yunho sonrió cuando los ojos de su hermano se oscurecieron y un gruñido emanó de él. Sin embargo, Yunho no era estúpido, dio un paso atrás rápidamente y dejó caer su mano de nuevo a su lado.
Ladeó un poco la cabeza y miró a su hermano hasta que Seon bajó los ojos. No importaba lo que estuviera pasando, él seguía siendo el Beta, y Seon le debía su deferencia. Su lobo lo demandaba como Beta del clan.
—Asher y yo esperaremos una introducción apropiada en el festival de la próxima luna, Seon.
—Sí, Yunho.
—Asegúrate de que está preparado.
La cabeza de Seon se inclinó hacia arriba, una pequeña sonrisa se formó a través de sus labios. —Me aseguraré de eso.
Yunho sabía que había acertado. Yoochun era el hombre que su hermano había estado esperando todos estos años. Debía estar extático, y Yunho estaba feliz por él. Alargó la mano y palmeó el hombro de su hermano.
—Estoy feliz por ti, hermano.
Seon lanzó una rápida mirada por encima del hombro. Yunho miró justo a tiempo para ver la cara de Yoochun drenarse antes de que Seon se volviera hacia él sonriendo. —Gracias, Yunho.
Yunho sonrió, entonces recordó lo que había ido a hacer a la cocina. —Voy a llevar a Jaejoong a mi casa. Todavía tenemos cosas que hablar. Además quiero presentarlo a todos. ¿Por qué no venís a cenar esta noche Junsu y tú, y traéis a Yoochun. Estoy seguro de que Jaejoong se sentirá más cómodo si ve algunas caras amistosas.
—Nos aseguraremos de estar allí.
Yunho asintió con la cabeza y agarró la mochila de Jaejoong. Oyó Yoochun a empezar a cuestionar a Seon antes incluso de que llegara a la puerta que conducía a la sala de estar, y supo que su hermano no tendría fáciles las cosas. Yoochun no parecía del tipo de trato fácil, a pesar del pelo ondulado.
Tenía mucho sentido, teniendo en cuenta que Yoochun era amigo de Jaejoong. De alguna manera, Yunho sabía que su compañero nunca sería amigo de alguien que no estuviera tan loco como él. Jaejoong necesitaba a su alrededor a personas que nadaran en sus mismos círculos psicóticos.
Yunho se reía para sí mismo en el momento en que entró en la sala de estar. Jaejoong estaba todavía dormido acurrucado en el sofá, justo donde lo había dejado. Se veía adorable con su mano doblada debajo de su mejilla y el brazo del sofá deteniendo su barbilla.
Metió las manos por debajo de Jaejoong y lo levantó en sus brazos. Jaejoong gimió por un momento y luego se volvió hacia él, enterrándose en su pecho. Cuando enterró su rostro en el cuello de Yunho dejó escapar un suspiro de satisfacción.
Yunho sacudió la cabeza y lo llevó hacia la puerta principal. Tenía que conseguir llevarlo a su casa, donde pudiera empezar a mostrarle lo que requería ser la pareja de un lobo Beta. Una vez que el clan se enterara de su apareamiento, y eso no tomaría mucho tiempo, Jaejoong estaría metido en el papel, lo quisiera o no.
Sólo esperaba que Jaejoong estuviera preparado para ello. Sabía que él no lo estaba. No tenía ni idea de qué hacer con Jaejoong además de mantenerlo a su lado. Renunciar a él no era una posibilidad, no después de que se habían unido. Tenía que decidir qué hacer con él una vez que llegara a casa.
Llevó a Jaejoong del apartamento de su hermano y por el pasillo hacia sus aposentos. Se alojaban en el mismo edificio, pero en lados diferentes de un patio en forma de E. El centro de la E estaba la cafetería, y los laterales estaban destinados para el alojamiento de la milicia.
Jaejoong gimió ligeramente. Logan sonrió y acarició con una mano su costado hasta que el hombre se calmó. Quizás tenerlo a su alrededor no fuera tan malo. Era precioso, sí, pero también le hacía sonreír. No podía recordar la última vez que había sonreído tanto, ni tampoco discutido tanto.
Yunho era el Beta del clan. Todo el mundo lo obedecía, excepto Asher. A veces, eso era un poco molesto. Jaejoong no parecía tener ningún problema enfrentándolo. Él era un cambiaforma lobo y eso no parecía tener ningún impacto sobre Jaejoong en el departamento de la intimidación. jaejoong ponía su pie en el suelo y se mantenía firme.
Era tan sexy como el infierno.
Sacó las llaves del apartamento de su bolsillo y empezó a abrir la puerta cuando un repentino dolor cegador estalló en la parte posterior de su cabeza. Yunho gritó cuando sus rodillas cedieron y se desplomó en el suelo, dejando a Jaejoong rodar de sus brazos.
El dolor de cabeza era tan intenso, que Yunho apenas podía ver a través de los puntos que bailaban ante sus ojos. Podía sentir la humedad bajo sus manos y sabía que su cabeza estaba sangrando. La única cosa que no podía entender era qué sucedía.
Comenzó a rodar sobre sus rodillas hasta que algo pateó su estómago. Se quedó sin aliento cuando el aire en sus pulmones se fue por completo. Gimió y envolvió su brazo alrededor de su estómago. Otro golpe aterrizó sobre sus espalda y costado, y luego otro y otro.
Yunho trató de calmarse y concentrarse lo suficiente como para llamar a su lobo, pero el abuso continuado sobre su cuerpo le impidió ser capaz de encadenar dos pensamientos. El dolor intenso hacía que fuera casi imposible hacer algo.
Su visión comenzó a oscurecerse, y supo que estaba cerca de perder el conocimiento. Trató de despertarse cuando oyó a alguien gritar, seguido por una risa que sonaba tan maligna que hizo que su sangre se helara.
Yunho sintió el duro empedrado del patio raspar su mejilla mientras le daban patadas en la cabeza. Su corazón latió con un miedo que no podía recordar haber sentido antes, cuando vio a dos hombres arrastrar a Jaejoong lejos.
Jaejoong estaba gritando y chillando, pidiéndole ayuda. Las lágrimas corrían por su pálido rostro. Yunho tomó lo que quedaba de su energía y rodó sobre su estómago. Comenzó a empujarse a sus pies cuando escuchó la risa de nuevo.
—¡Esta vez no, Alfa! —alguien soltó una risita.
Yunho se negó a decir nada acerca de ser llamado Alfa cuando era un Beta. Si quien lo estaba atacando porque pensaba que era el Alfa de su clan, que así fuera. Podría darle uso a eso en algún momento, aunque también podría matarle.
Yunho oyó un chasquido y luego algo le golpeó en la parte posterior. Una fracción de segundo más tarde todo el cuerpo de Yunho se puso rígido y un dolor intenso se infundió en cada célula, cada nervio, como si 50.000 voltios de electricidad estuvieran atravesando todo su cuerpo.
Yunho entró en pánico. No podía respirar, no podía oler. No podía ver nada más que una neblina roja. No podía hacer otra cosa que yacer allí mientras el dolor pulsaba a través de su cuerpo. Parecía no tener fin.
Entonces, tan repentinamente como había comenzado, se detuvo. El cuerpo de Yunho todavía palpitaba con dolor. Su cabeza se sentía como si fuera a explotar. Abrió los ojos para buscar a Jaejoong. En lugar de la cara asustada del hombre, todo lo que vio fue una bota llegar contra él a una velocidad alarmante. Trató de esquivar la patada, torcerse, pero sentía el lado de la cabeza que estaba sobre el suelo inundada en un mar de dolor.
Después, no sintió nada.
Estaba tranquilo, demasiado tranquilo. Yunho podía oír el goteo del agua en algún lugar. Había también un eco de viento frío que soplaba en alguna parte. Aparte de eso, no podía oír nada. Abrió los ojos una fracción y se dio cuenta que estaba dentro de algún lugar, no en el patio frente a su apartamento.
Podía ver un techo gris oscuro sobre su cabeza, las tuberías de metal gris que iban de un extremo al otro. El suelo bajo sus pies se sentía frío y húmedo. También era duro como una piedra. Era un poco rígido y rocoso, no suave como el azulejo.
Los olores que emanaban de la habitación le decían que algo había muerto cerca recientemente. Podía oler la sangre vieja y seca y el olor de la muerte, carne podrida y decadencia. Casi le dieron arcadas. Sólo tragando varias veces fue capaz de detener que su estómago siguiera girando.
Trató de empujar el olor rancio lejos y concentrarse en los otros olores en el ambiente. Todavía podía oler sangre, pero era más fresca, más reciente. Con el dolor en la parte posterior y lateral de su cabeza, Yunho estaba bastante seguro de que sabía de dónde había salido.
Su corazón latió un poco más rápido cuando captó una ola del olor dulce de Jaejoong, y eso lo llenó de temor. No podía soportar saber que su compañero estaba tan asustado que el olor de su miedo se había convertido en una realidad.
Yunho abrió los ojos. Gimió de dolor mientras se obligaba a sentarse y mirar alrededor de la habitación. Tenía razón en su evaluación anterior del lugar. Hacía frío y había humedad. Era una celda de piedra.
También era oscura. La única luz en la habitación llegaba a través de una pequeña ventana en la puerta. Tenía barras de acero en ella. No podría escapar por allí, y no parecía haber ninguna otra forma de salir de la habitación excepto a través de la puerta.
Sabiendo que iba a necesitar todas sus fuerzas para escapar y encontrar a Jaejoong, Yunho comenzó a hacer un balance de su condición física actual. Tenía una protuberancia desagradable en la parte de atrás de su cabeza, un corte grande en un lado de la misma, y varias costillas muy magulladas, que incluso podrían estar rotas.
Si cambiaba se curarían la mayoría de las heridas. Algunas de ellas podrían tardar un poco y necesitar unos cuantos cambios más para lograrlo. El único problema de Yunho era que no sabía quién lo retenía. Cambiar enfrente de los humanos estaba estrictamente prohibido, excepto en emergencias extremas.
Su situación encajaba perfectamente en esa descripción, pero Yunho quería saber dónde estaba Jaejoong antes de cambiar. Si cambiaba y era asesinado, no sería capaz de ayudar a su compañero. Si cambiaba demasiado pronto, quien los había secuestrado sería capaz de matar a Jaejoong antes de que Yunho pudiera salvarlo.
De cualquier manera, Yunho estaba jodido.
Y si no encontraba una manera de salir de ese lío, Jaejoong también estaría jodido. Yunho se puso en pie y se tambaleó hacia la puerta. Si presionaba su cara contra la puerta, podría ver un poco a ambos lados del pasillo.
Las paredes eran de piedra oscura, pero cada pocos metros había más puertas como la de la celda en la que estaba prisionero. Agarró los barrotes de la pequeña ventana y les dio un pequeño tirón. Maldita sea, estaban colocados sólidamente en su lugar, de manera que formaban parte de la puerta.
Apretó la cara tan cerca de los barrotes como pudo conseguir y olfateó el aire. Su nariz se arrugó cuando un olor rancio y húmedo llenó sus fosas nasales. Saltó hacia atrás y se tapó la boca mientras su estómago amenazaba con rebelarse.
Coyotes.
No había otro olor en la tierra como el aroma de un coyote. Era como jabón quemado, un olor pútrido que podía ser olido hasta por los humanos. Para Logan, era uno de los peores olores que había conocido alguna vez. También enviaba carreras de pánico a través de él.
Sabía que si podía olerlos, Jaejoong y él estaban en un terrible problema. Encontrar una manera de escapar era aún más importante de lo que era hacía unos momentos. Los coyotes podrían hacerle a Jaejoong cosas mucho peores que matarlo.
Los coyotes eran cobardes carroñeros que se aprovechaban de los más débiles que ellos en lugar de trabajar para conseguir lo que necesitaban. Eran traicioneros y no tenían piedad, robaban y mataban a cualquiera. También les gustaba torturar a sus víctimas antes de matarlas.
Su comportamiento era una de las razones por la que los coyotes no eran permitidos en los territorios de la mayoría de los cambiaformas. No se podía confiar en ellos. Traicionaban a todos por su propio bien.
Yunho los odiaba. Ser un Beta significaba que a menudo tenía que mantener las cosas en secreto, pero él siempre trató de ser honrado en sus tratos con los demás. No mataba a menos que tuviera que hacerlo, y nunca torturaba antes a sus víctimas.
Por supuesto, Yunho podría tener que reconsiderar esa política si un pelo de la cabeza de Jaejoong estuviera fuera de lugar. Su trabajo era proteger a su clan y a su compañero, aunque en ese punto no parecía que estuviera haciendo muy buen trabajo.
Primero se había acoplado con Jaejoong sin su permiso. Luego lo había asustado tanto que el hombre salió corriendo de él. Y ahora Jaejoong había sido secuestrado por los coyotes. Con su trayectoria hasta la fecha, Jaejoong sin duda iba a odiarlo.
De repente escuchó a alguien caminar. Corrió hasta la esquina y se puso en cuclillas, tratando de hacerse lo más pequeño posible. Tenso como estaba, no podía dejar de extender sus garras y que sus dientes descendieran.
El que llegaba se detuvo a varios metros de la puerta de Yunho. Oyó otra puerta abrirse y entonces los gritos de Jaejoong llenaron el aire. Yunho gruñó y corrió hacia la pequeña ventana. Apretó la cara contra la superficie dura y trató de mirar por el pasillo a su compañero.
—¡Jaejoong! —gritó.
—¡Yunho! —Jaejoong gritó en respuesta.
Oyó un ladrido de risa y luego el sonido de carne golpeando carne llenando el aire. Gruñó cuando Jaejoong lanzó un grito. Apenas podía mantenerse en control. Su lobo quería salir. Quería venganza por las heridas que Jaejoong estaba experimentando. Quería a su pareja.
—Jaejoong —Yunho volvió a gritar.
Un rostro alegre apareció de repente delante de la pequeña ventana. El hombre sonrió, sus colmillos afilados se mostraron a través de sus labios. —Hola, Alfa.
—Mick Red —se burló Yunho—. Debería haber sabido que eras un coyote por el olor a rancio y podrido. Me sorprende que nadie en el festival lo oliera.
Mick echó la cabeza hacia atrás y se rio. Era un sonido frío y amenazador que envió un escalofrío por la espina dorsal de Yunho. —Es uno de los beneficios de contar con una madre cambiaforma lobo. Puedo ocultar mi olor.
—Tu padre la violó, ¿verdad? —Yunho sabía que eso tenía que ser verdad. Era la única manera en que un coyote podría aparearse con un lobo. En lo que a Yunho se refería, sería la única manera en que un coyote pudiera aparearse con cualquier persona. Eran criaturas cobardes e inmundas.
El rostro de Mick enrojeció y gruñó. —Mi padre es un gran hombre, un rey.
—Y sin embargo, tuvo que violar a tu madre para conseguir que tuviera un niño suyo —dijo Yunho—. Lo que haría todo gran rey. Estoy seguro de que estás orgulloso.
Mick gruñó y dio un puñetazo en la puerta.
—Puse el dedo en la llaga, ¿verdad?
Yunho sabía que estaba jugando con fuego, pero iba a hacer todo lo que fuera necesario para mantener la atención de Mick fuera de Jaejoong. Haciendo que Mick se enfadara con él, se aseguraría de que cualquier tortura fuera en su dirección.
Los peores temores de Yunho volvieron a la vida ante sus ojos cuando de repente Mick sonrió y extendió la mano fuera de la línea de visión de Yunho. Un momento después, apareció la cara de Jaejoong. Mick le guiaba de una correa atada a un collar alrededor de su cuello.
—Yunho —Jaejoong gimió. Sus ojos parecían salvajes. Yunho podía ver el auténtico terror que crecía en sus profundidades azules con cada respiración rápida que Jaejoong daba—. ¿Qué sucede? ¿Quiénes son estos hombres?
—Cambiaformas coyotes, Jaejoong.
Yunho pudo ver la sorpresa de Jaejoong, incluso a través del miedo en sus ojos. —¿Hay cambiaformas coyotes?
—Hay todo tipo de cambiaformas, Jaejoong. —Yunho sonrió para tranquilizar a su compañero, y tal vez a sí mismo—. Te contaré todo sobre ellos cuando lleguemos a casa.
—Está bien.
—¡Jaejoong! —Yunho rugió cuando Mick puso la correa alrededor del cuello de Jaejoong y su compañero se apartó de la pequeña ventana.
Mick se rio ásperamente y se acercó. —¿Por qué mentirle al pequeño humano, Alfa? ¿De verdad crees que va a ver su casa alguna otra vez? ¿De verdad crees que alguno de los dos verá nuevamente salir el sol por la mañana? Nunca veréis nada más que estas paredes de piedra.
Yunho oyó gemir a Jaejoong, pero tenía que concentrarse en la amenaza frente a él más de lo que necesitaba consolar a su compañero. Yunho sonrió, tratando de parecer casual y despreocupado por la peligrosa situación en la que Jaejoong y él estaban.
—Oh, vamos a ver la salida del sol por la mañana, Mick. —Yunho sonrió—. Vamos a verla parados encima de tu cuerpo frío y muerto.
Cuando la cara del hombre enrojeció y gruñó, Yunho se dio cuenta al instante que probablemente no debería haberlo provocado tanto. Jaejoong gritó por el tirón que Mick le dio hacia adelante. Su grito se convirtió en un ruido profundo de arcadas cuando Mick lamió el lado de su cara.
Yunho gruñó y se agarró a los barrotes con más fuerza. Sabía que Mick quería torturarlo. El hombre disfrutaba de la tortura ya fuera mental o física. Torturaba a Jaejoong y hacía que Yunho lo viera para su doble disfrute. Así las cosas, Yunho sólo podía quedarse allí mientras Mick empezaba a tocar a su compañero. Se sentía totalmente impotente.
—Oh. —Mick se rio entre dientes mientras tiraba de la correa de Jaejoong—. Pero hay tanto tiempo para poder jugar con tu preciosura antes de que salga el sol. ¿Qué deberíamos hacer?
—¡Será mejor que no lo toques, Mick!
—Oh, tengo la intención de hacer mucho más que tocarlo, Alfa. Jaejoong y yo vamos a conocernos mejor mientras tú estás sentado en tu celda pudriéndote, preguntándote lo que estoy haciendo con él. —Mick se burló—. Soy el heredero al trono de mi padre. Jaejoong va a pagar por despreciarme.
—¡Mick! —Yunho gruñó y golpeó las manos contra la puerta—. Voy a matarte por esto.
Mick soltó una carcajada. —Mi padre me dijo que los lobos se volvían débiles cuando se llevaban a sus compañeros lejos de ellos, pero hasta ahora no lo creí. Los compañeros humanos son aún peores. Ni siquiera pueden protegerse a sí mismos, y mucho menos a sus compañeros. —Mick se rio ásperamente—. Mi padre tiene una obsesión por los humanos. Le gusta torturarlos durante semanas antes de darles muerte, cuanto más tiempo mejor. Me pregunto lo que dirá cuando le lleve este juguete a casa.
—Jaejoong —Yunho rugió cuando Mick tiró a Jaejoong lejos de la visión de la ventana. Golpeó las manos contra la puerta—. Mick, si lo lastimas, te juro que nunca verás otro amanecer.
—Cuando haya terminado con tu pequeño humano, volveré.
La risa llenó el pasillo y luego se desvaneció lentamente. Un momento después, la puerta se cerró de golpe. El corazón de Yunho latió frenéticamente cuando ya no pudo ver a su compañero. Golpeó la puerta una y otra vez hasta que sus manos palpitaban. Gritó el nombre de Jaejoong hasta que le dolió la garganta y su voz comenzó a ponerse demasiado ronca.
Las lágrimas brotaron de sus ojos cuando oyó nada más que el sonido de su propia respiración y el goteo del agua en alguna parte. Era extrañamente silencioso. El temor de Yunho comenzó a crecer cuando empezó a imaginar lo que Mick estaba haciendo a su dulce compañero.
Jaejoong podía ser un poco coqueto, pero Yunho sabía que no era fácil y rápido con sus afectos. Cualquier cosa mala y torcida que a Mick se le ocurriera para torturarlo, sería terrible, y posiblemente dañaría al hombre para toda la vida.
Y él no podía hacer nada para detenerlo.
Yunho se rindió a la ira que fluía a través de su cuerpo y cambió. En el momento que estuvo en sus cuatro patas contra el suelo, comenzó a lanzarse contra la puerta con su cuerpo, tratando de romperla con su peso.
La oyó crujir, pero no cedió. Se lanzó una y otra vez. Su cuerpo empezó a doler con cada impacto. Ignoró el dolor y siguió lanzándose contra la puerta, los pensamientos de los horrores que Jaejoong podría estar experimentando lo estimulaban a seguir.
Cuando se movió de nuevo al otro lado de la habitación y se dispuso a correr a la puerta de nuevo, esta se abrió de repente. El gruñido amenazador que comenzó a construirse en la garganta de Yunho se desvaneció poco a poco cuando vio a Jaejoong de pie en el umbral.
Renovó un grito profundo de angustia cuando vio el cuerpo desnudo de Jaejoong cubierto de sangre, con un cuchillo afilado bien sujeto en la mano. Sus ojos parecían vacíos, perdidos, hasta que aterrizaron en Yunho.
—¿Podemos ir a casa ahora? —Jaejoong susurró—. Quiero ir a casa, Yunho.
Yunho se abalanzó, cambiando a su forma humana en medio del salto. Envolvió sus brazos alrededor de Jaejoong en el momento que lo alcanzó, tirando al cuerpo más pequeño del hombre lo más cerca que pudo conseguir contra él. Jaejoong se estremeció y se acurrucó más cerca.
Yunho lo sentía temblar, sentía el miedo saliendo de él. Quería desesperadamente consolar a su compañero, pero el hedor de la sangre era tan fuerte que casi anuló el del miedo de Jaejoong. Retiró el cuerpo de Jaejoong del suyo lo suficiente para mirar hacia abajo a su cuerpo desnudo.
—¿Estás herido, bebé?
A jaejoong le tembló la mano cuando se tocó la cabeza. —Perdí mis orejas.
Yunho frunció el ceño. Jaejoong parecía totalmente desconectado de lo que estaba pasando. Sólo podía imaginar lo que su compañero podría haber sufrido a manos de Mick, y era el peor de los casos. Quería aullar de dolor, pero el bienestar de Jaejoong era más importante.
—Está bien, bebé, te conseguiré otras orejas.
—¿Y algunas piruletas?
—Y algunas piruletas.
Yunho seguía sin entender la fascinación de Jaejoong con el conjunto de orejas peludas falsas, pero el hecho de saber que tendría un par, parecía hacerlo más feliz. Jaejoong suspiró profundamente y se acurrucó en los brazos de Yunho.
—Vamos, bebé, tenemos que salir de aquí. —Yunho lo condujo hacia la puerta. No tenía idea de dónde estaba, pero buscaría en todas las direcciones hasta que lo descubriera. Sólo necesitaba saber qué áreas evitar.
—Jaejoong, ¿dónde está Mick?
Jaejoong señaló por el pasillo sin alejar la cara del pecho de Logan. Logan podía adivinar qué puerta era por el olor. A medida que pasó junto a ella, miró dentro. Sintió que la sangre de su rostro se drenó cuando vio la habitación con sangre salpicada por todas partes. El cadáver de Mick yacía en el suelo en medio de ella.
Un silencio frío y negro les rodeaba. Yunho sintió que su respiración se había cortado. Volvió a mirar hacia abajo a Jaejoong y la sangre que cubría su cuerpo desnudo. No quería preguntar, pero tenía que saber.
—Jaejoong, ¿Mick te tocó?
Jaejoong negó con la cabeza rápidamente, casi demasiado.
—Jaejoong, cariño, mírame —dijo tan suavemente como pudo. Levantó suavemente la barbilla de su pareja para poder mirarlo a los ojos—. No importa lo que me digas, siempre te querré, Jaejoong. Eres mi pareja. Eso quiere decir para siempre.
—Él... él dijo... que quería... —Jaejoong movió la cabeza—. Pero tú dijiste que nadie podía tocarme sin tu permiso y... y...
—Ssshh, bebé —dijo Yunho mientras apretaba de nuevo el rostro de Jaejoong contra su pecho—. Yo he dicho eso, Jaejoong.
—Yo…yo…Yo lo maté.
La boca de Yunho se abrió en shock. Sabía que Mick estaba muerto. Tanto él como Jaejoong estaban llenos de sangre, y Jaejoong tenía un cuchillo en la mano que aún se negaba a dejar ir, pero de alguna manera nunca había conectado los puntos. Jaejoong había matado a un cambiaforma para protegerse.
—No tuviste otra opción, Jaejoong. Iba a hacerte daño.
Yunho estaba confundido cuando Jaejoong negó con la cabeza.
—No. —Jaejoong se apartó de Yunho. Parecía vencido, roto. Las lágrimas empezaron a caer por su rostro—. Quiero decir, sí, iba a lastimarme, pero no es por eso por lo que lo maté.
—¿Por qué lo hiciste entonces? —le preguntó, medio con anticipación, medio con temor.
—Él me dijo lo que iba a hacerte después de que hubiera terminado conmigo. —Jaejoong retorcía sus manos. Sus ojos comenzaron a lanzarse por el pasillo y luego aterrizaron en Yunho—. No podía dejar que lo hiciera. Tú sabes que no podía dejar que te hiciera daño.
En su corazón, Yunho había tenido miedo todo el tiempo de que Jaejoong no aceptara nunca su apareamiento. Sin embargo, acababa de matar a alguien para protegerlo. Si eso no probaba que el hombre lo aceptaba, no sabía lo que lo haría.
—Está bien, Jaejoong, lo hiciste muy bien. —Lo tomó en sus brazos y comenzó caminar con él por el pasillo. Deseó tener algo para cubrirse, pero detenerse a buscar ropa no era una opción. Tenían que escapar. Podrían vestirse más tarde.
—¿Vamos a casa ahora?

—Sí, cuando encontremos una manera de salir de este lugar.


Notita :
Hola chicas quiero pedirles disculpas , no voy a estar entrando muy seguido sin embargo , mi prima va estar publicando los capitulos que faltan asi que no se preocupen :) Las quiero un monton y gracias por su apoyo en leerme xD , bye y suerte para todas <3