sábado, 22 de marzo de 2014

Capitulo 7

Capítulo  7

Jaejoong sabía que estaba pasando algo más grave que una simple aventura rápida junto a la pared de un edificio. Yunho parecía un ciervo encandilado por los faros. No estaba seguro de si el hombre estaba respirando. Él no se movió. Ni siquiera parpadeó.
—¿Yunho? —Jaejoong se sorprendió cuando de repente Yunho empujó y se echó hacia atrás, evitando su mirada. Movió su cabeza hasta que Yunho lo miró a los ojos—. Te he hecho una pregunta.
—Y estoy tratando muy duro para llegar a una respuesta para ti.
—¿No tienes una?
Yunho inhaló lentamente y negó con la cabeza. —No una que te vaya a gustar, no.
Jaejoong arqueó una ceja. —Dímela de todos modos.
El rostro de Yunho palideció como un niño atrapado con la mano en un tarro de galletas. Sus ojos seguían revoloteando alrededor. Cada pocos segundos se encontraban con los de Jaejoong, y entonces los alejaba otra vez. Jaejoong casi sintió lástima por el hombre. Casi.
—Tú estabas en el Festival de la Luna, Jaejoong.
—¿Y? —Jaejoong no entendía muy bien lo que tenía que ver su participación en el Festival de la Luna con nada, pero al parecer era importante para Yunho.
—Pensé que al estar en la fiesta sabías... —Yunho hizo un gesto hacia sí mismo—. Ya sabes, acerca de nosotros.
—¿Cambiaformas?
—Sí, claro, cambiaformas. El Festival de la Luna es una tertulia mensual para mi clan. A veces asisten humanos que no tienen parejas, pero por lo general saben lo que somos, Jaejoong. En cierto modo tiene que ser así, porque si uno de nosotros cambia y hay allí un humano que no sabe de nuestra existencia, bueno, estoy seguro de que puedes imaginar lo que podría suceder.
—Bien, así que asumiste que yo sabía que eras un cambiaforma.
Yunho asintió.
—Sigue.
Yunho dejó caer su cabeza contra la silla y llevó sus rodillas a su pecho. Era una posición que parecía un poco extraña para un hombre de su tamaño. Jaejoong rodó los ojos y estiró su mano detrás del sofá para agarrar la ropa de Yunho y luego entregársela.
—¿Por qué no te vistes? —Jaejoong sugirió—. Creo que estaremos más cómodos.
Yunho se sonrojó y agarró la ropa. Se puso de pie y se vistió rápidamente. Jaejoong casi se entristeció al ver toda la bella piel de Yunho cubierta, pero sabía que era más importante que hablaran. Algo estaba pasando, y quería saber lo que era.
Una vez que Yunho estuvo vestido, se sentó en la silla e hizo un gesto a Jaejoong para que se levantase del suelo y se sentase en el sofá. Jaejoong lo hizo, apoyando los codos en los muslos y cruzando las manos.
—Está bien —Jaejoong dijo—, dime qué es lo que no quiero oír.
—Yo pensaba que sabías lo que éramos, Jaejoong. Pensé que sabías lo que estaba pasando cuando nos fuimos juntos para estar a solas.
—Sí —Jaejoong rio—, que íbamos a tener sexo.
Las cejas de Yunho se unieron en un ceño. —¿Y te vas con cualquier persona que acabas de conocer para tener sexo? —gruñó.
Los ojos de Jaejoong se abrieron como platos cuando vio las manos de Yunho apretarse en puños. Trató de no entrar en pánico, pero con el ceño oscuro que arruinaba la bella cara de Yunho era difícil no hacerlo. Él ya había huido una vez de Yunho, esperaba no tener que hacerlo de nuevo.
—No —dijo Jaejoong con cuidado—, por lo general soy bastante selectivo sobre con quién tener sexo. ¿Cómo iba yo a saber que eras un cambiaforma?
—No es eso lo que quise decir, Jaejoong —gritó Yunho poniéndose de pie—. No deberías irte con gente que no conoces. Por cierto, no deberías irte con alguien que no conoces para tener sexo. ¿No sabes lo peligroso que es eso?
—Está bien, no me iré de nuevo contigo para tener sexo.
—Jaejoong
—¿Qué?
Jaejoong habría dado cualquier cosa por tener una de sus piruletas en ese momento, pero eso significaría dejar de mirar a Yunho. La quería porque estaba nervioso, pero sobre todo porque quería chuparla mientras miraba a Yunho ponerse nervioso.
Era obvio que el hombre no tenía idea de cómo lidiar con él. La mayoría de las personas no la tenían. Jaejoong les había dicho que era un gusto adquirido, y la mayoría de la gente no lo quería adquirir. Era de un mantenimiento muy alto. Él lo sabía.
A Jaejoong le gustaban los hombres fuertes y posesivos. Le gustaba saber que pertenecía a alguien, y le gustaba que ese alguien siempre le dejara saber que era deseado. No importaba si eso venía en la forma de regalos, ser afectuoso, o simplemente querer siempre que estuviera a la mano. Le gustaba saber que era buscado.
Y aunque a Jaejoong le gustaban las comodidades, prefería tener a alguien que pusiera su atención en él y lo echara a perder. Eso era, en muchos sentidos, el motivo por el que no era capaz de encontrar un amante estable. Quería pasar mucho de su tiempo, si no todo él, con su amante. Le gustaba la expresión: pegados a la cadera. Sentía que era la forma en que se suponía debía ser.
Desafortunadamente, la mayoría de los hombres que le atraían preferían follar y después huir. Si se quedaban con él, nunca era por mucho tiempo. Jaejoong había sido llamado de todo, desde muy pegajoso a acosador. Uno de sus ex incluso lo había amenazado con obtener una orden de protección porque creía que Jaejoong lo llamaba con demasiada frecuencia.
Jaejoong no estaba seguro de qué tipo de hombre era Yunho, pero estaba empezando a pensar que al hombre no le gustaban los amantes pegajosos. Sin embargo, tanto como Jaejoong odiaba admitirlo, eso no tenía mucho sentido. Todo lo que el hombre había dicho era que los lobos eran territoriales. Jaejoong podría estar avanzando hacia áreas que no comprendía, o no quería comprender.
—Jaejoong, es necesario que entiendas…
Yunho gruñó y se volvió para mirar a la puerta cuando alguien llamó. Jaejoong se echó a reír al ver la expresión contrariada en el rostro del hombre y se puso de pie para abrir la puerta. Sólo había estirado la mano y comenzado a girar la manivela cuando un fuerte brazo se envolvió alrededor de él por detrás. Un aliento caliente sopló sobre la parte posterior de su cuello.
—Nunca jamás abras la puerta, Jaejoong.
—¿Qué…?
—No sabes quién podría ser.
Jaejoong frunció el ceño y miró por encima del hombro, luego hacia arriba. Caray, Yunho era alto. —Y nunca lo haré si no abrimos la puerta.
Eso tenía mucho sentido para él.
—Jaejoong, escúchame, por favor —rogó Yunho—. No puedes abrir la puerta. No tienes ni idea de quién podría estar allí. Podría ser alguien peligroso.
—Yunho, he estado viviendo por mi cuenta durante un montón de años. Estoy seguro de que puedo abrir la puerta sin…
—¡No puedes! —Yunho rompió de repente, su rostro se ensombreció.
Jaejoong arqueó una ceja ante la ira cada vez mayor que podía ver en la cara de Yunho. Entonces, de repente se dio cuenta de que estaba más intrigado que asustado. Esa fue una reacción totalmente extraña en su mente teniendo en cuenta lo asustado que estaba de Yunho antes. Y lo confundía terriblemente.
—¿Por favor, bebé?
Bueno, dicho así... Jaejoong suspiró y se apartó de la puerta. Ondeó la mano hacia ella. —Muy bien, abre la puerta, pero sigo pensando que estás siendo paranoico como el infierno.
Yunho sonrió de oreja a oreja y luego se inclinó y le dio un pequeño beso en la punta de la nariz. —Sé que no lo entiendes, Jaejoong, y vamos a llegar a eso, pero realmente tienes que tomar más precauciones con tu seguridad.
—De alguna manera, creo que vas a estar haciendo lo suficiente de eso por los dos —dijo Jaejoong mientras cruzaba los brazos sobre su pecho.
El golpe se repitió, esta vez seguido por el sonido del timbre.
Jaejoong rodó los ojos. —Responde la maldita puerta, Yunho.
—Mantente detrás de mí o vuelve y siéntate en el sofá.
—¿De verdad?
—Jaejoong.
Jaejoong rodó los ojos y la cabeza. Eso era realmente demasiado. Pensaba que Yunho era extraño, pero había resultado que también era un paranoico como el infierno. Cruzó la habitación y se volvió hacia Yunho, abriendo los brazos.
—¿De esta manera?
—Absolutamente. —Yunho sonrió antes de volverse de nuevo hacia la puerta y abrirla.
Jaejoong se puso sobre las puntas de sus pies y se inclinó un poco tratando de ver quién estaba al otro lado de la montaña de músculos que bloqueaba su vista. Cuando vio un mechón de pelo ondulado color negro, chilló y corrió por la habitación.
—¡Yoochun! —Pasó junto a un Yunho que lo miraba muy aturdido y envolvió a la persona que además de Junsu, él consideraba su mejor amigo y le dio un gran abrazo—. Oh, Dios mío, te extrañé tanto. La última vez que te vi, un chico caliente en el festival tenía toda tu atención.
—Jaejoong, cariño, no puedo respirar.
Jaejoong se rio y soltó sus brazos. Yoochun no se veía nada bien. En realidad parecía bastante cansado. Jaejoong sonrió. —Así que, ¿quién era él?
—¿Él? —Yoochun preguntó inocentemente—. ¿Quién?
—Ya sabes exactamente quién, idiota. —Jaejoong golpeó el hombro de Yoochun—. El tipo que…
Los pelos de la nuca de Jaejoong se erizaron de repente cuando un gruñido llenó el espacio detrás de él. Jaejoong podía sentir la fuerza de la ira de Yunho presionando contra su espalda como un muro en llamas. El hombre estaba furioso.
—Jaejoong —dijo Yunho. Su voz sonaba como si viniera a través de sus dientes apretados—. Si valoras la vida de tu amigo, te sugiero que te alejes de él con mucho cuidado.
Jaejoong se apartó lentamente de Yoochun y se volvió para mirar a Yunho. Lo que vio hizo que el resto del vello de su cuerpo se erizara también. Los dientes de Yunho estaban apretados con excepción de los largos caninos afilados que colgaban por encima de su labio inferior. Sus ojos se habían vuelto de color azul oscuro, pero parecía que estaban teñidos por llamas. Las manos de Yunho estaban apretadas, pero se podían ver las garras tratando de salir.
—Yunho, qué... —Jaejoong se lamió los labios. Miró por encima del hombro por un momento, comprobando a Yoochun, que se veía tan confundido como él. La mano de Yunho se cerró de repente en el cabello de Jaejoong, tirando de su cabeza.
—¡A mí! —Yunho gruñó—. ¡Tú debes mirarme solo a mí!
Jaejoong no entendía por qué, pero podía ver al lobo al acecho en el fondo de los ojos de Yunho. El animal estaba prácticamente paseando con agitación y enojo. Jaejoong sabía de alguna manera que la vida de Yoochun dependía de la forma en que actuara.
Se acercó a Yunho y se apretó contra su cuerpo. Comenzó a frotar sus manos arriba y abajo de su pecho, murmurando para el hombre y la bestia, tratando de calmar a los dos. Los brazos de Yunho se envolvieron alrededor de él en un abrazo aplastante. La cabeza del hombre empezó a frotarse contra la parte superior de Jaejoong.
—Estoy aquí, Yunho —susurró Jaejoong—, junto a ti.
Jaejoong no dio un suspiro de alivio hasta que Yunho empezó a ronronear.
—Jaejoong, ¿qué jodidos? —Yoochun exclamó.
Jaejoong gimió cuando el ronroneo se detuvo de repente y un bajo gruñido retumbó en el pecho de Yunho. Levantó una de sus manos y la ondeó hacia Yoochun para que siguiera su rumbo. —Junsu está en la cocina, Yoochun. Ve allí. Él puede explicártelo todo.
Jaejoong supo cuando Yoochun pasó junto a él, pero sólo debido a la forma en que el cuerpo de Yunho se tensó. Rápidamente volvió a murmurar suavemente y frotó su pecho de nuevo. Parecía que a Yunho y a su lobo les gustaba cuando lo hacía.
Él tampoco quería que Yunho atacara a Yoochun, y parecía que eso era lo que el hombre estaba a punto de hacer. El cuerpo de Yunho estaba rígido. Su pecho continuó dando estruendos que se convirtieron muy lentamente en un ronroneo. Jaejoong podía sentir los dedos con garras de Yunho pasar por su espalda, y a pesar de que no presionaba con fuerza suficiente para herirlo, todavía resultaba extraño.
—No puedes... —La voz de Yunho era peligrosa, pero casi un susurro—. No puedes estar cerca de otros hombres, Jaejoong.
Jaejoong inclinó la cabeza hacia atrás para mirar a la cara de Yunho. —¿Por qué no?
—Es demasiado peligroso.
Jaejoong frunció el ceño. Eso no sonaba exactamente correcto para él. —Yoochun es uno de mis mejores amigos, Yunho. Él nunca me haría daño.
—No, pero yo podría hacerle daño a él.
—¿Tú? —Las cejas de Jaejoong se alzaron—. ¿Por qué le harías daño a Yoochun?
—¡Debido a que tú me perteneces, maldita sea! —Yunho rompió—. Y nadie tiene derecho a tocarte sin mi permiso.
Jaejoong parpadeó. —¿Perdón?
Yunho sacudió la cabeza con resignación. —He estado tratando de encontrar una manera de decírtelo, Jaejoong.
—Entonces, dímelo.
—Cuando te vi en el festival pensé que sabías quiénes éramos. Pensé que entendías cómo eran las cosas y... —La cara de Yunho parecía adquirir una mirada de adoración que Jaejoong no había visto nunca dirigida hacia él. Le desconcertaba y asustaba al mismo tiempo.
Jaejong  se inclinó ligeramente hacia Yunho, inclinando la cara hacia él. —¿Y?
—Y te reclamé como mío.
Las cejas de Jaejoong se levantaron con asombro. Sabía que había un significado más fuerte en la declaración de Yunho. Lo sentía en lo profundo de sus huesos, y lo vio en la expresión de agonía en el rostro tenso de Yunho.
—¿Tu qué?
—Mi compañero.
Jaejoong se humedeció nerviosamente los labios secos, mientras trataba de recordar todo lo que había leído o visto sobre los lobos y sus hábitos de apareamiento. Él recordaba a un lobo alfa con varios otros lobos de su clan. ¿Realmente los lobos se emparejaban para toda la vida como el canal de la naturaleza decía?
—¿Tienes un harén?
—¿Un qué?
Jaejoong puso su barbilla en una línea firme y repitió su pregunta. —Ya sabes, un harén. ¿Tienes uno?
—¿Para qué diablos voy a necesitar un harén?
Jaejoong apretó los labios en señal de frustración y se empujó fuera de los brazos de Yunho. Dio varios pasos de distancia hacia atrás y giró alrededor para mirar al hombre de nuevo. —Mira, no sé cómo lo llamarías, harén, groupies lobos, demonios… Tal vez lo llames fiestas de orgía. Tal vez eso es lo que es el famoso Festival de la Luna, pero…
—Jaejoong, ¿de qué estás hablando?
—¿Cuánta gente te follas? —Jaejoong rompió. Sus manos se posaron en sus caderas mientras miraba a Yunho—. ¿Voy a ser uno de varios? ¿No es eso lo que hacen los lobos, un alfa con una multitud de otros lobos menores?
—Eso se llama un clan, Jaejoong.
Los ojos de Jaejoong se abrieron completamente cuando su peor pesadilla vino a la vida a través de las palabras de Yunho. —¿Entonces es cierto?
—Yo soy el Beta de mi clan, no el Alfa, pero sí, tenemos un clan.
La frente de Jaejoong se arrugó por la preocupación. —¿Tengo que estar con todos ellos?
—¿Ellos? —La mandíbula de Yunho se apretó de pronto, sus ojos se estrecharon ligeramente—. ¿Ellos, quienes?
—Tu clan. Jaejoong pensó que estaba siendo bastante directo con sus palabras. ¿Qué parte de todo esto no estaba recibiendo Yunho?—. ¿Tengo que follar con todos?
—¿De qué demonios estás hablando, Jaejoonhg?
Jaejoong no podía soportarlo más. Se sentía como si estuviera hablando en círculos. Estaba confundido y se sentía de mal humor. Él sólo quería hacer que todo desapareciera durante unos minutos para poder recuperar el aliento y pensar con la cabeza despejada.
Jaejoong vio el montón de piruletas en la mesa de café y corrió hacia ellas. Le temblaban tanto las manos que cuando agarró una no podía lograr sacar el envoltorio. Comenzó a lloriquear, desesperado por el sencillo consuelo que una piruleta le traía.
De repente sintió el cuerpo más grande de Yunho presionarse hacia arriba detrás de él. Yunho tomó la piruleta, la desenvolvió con cuidado y luego se la tendió. Un leve grito salió de los labios de Jaejoong cuando arrancó la piruleta de la mano de Yunho y se la metió en la boca.
Gimió y se recostó contra Yunho mientras el dulce sabor de sandía le llenó la boca. Prefería las de cereza, pero teniendo en cuenta lo desesperado que se sentía, serviría la de sandía. Cerró los ojos y sólo se concentró en chupar la piruleta.
No entendía exactamente por qué el chupar una piruleta le hacía sentirse mejor, pero siempre lo hacía. Descubrió esta pequeña maravilla por casualidad hacía unos cinco años, durante los finales en la universidad. Una piruleta, y se lució en su final de biología. Sin ella, él estaba condenado.
Abrió los ojos cuando las manos de Yunho comenzaron a frotar sus brazos arriba y abajo. —Sé que todo esto es confuso para ti, Jaejoong, pero te juro que vas a estar bien. No dejaré que te pase nada.
Jaejoong presionó su cabeza hacia un lado en el pecho de Yunho, y cerró los ojos. Su vida parecía estar fuera de control, y no sabía cómo detenerlo. Lo más chocante de todo para él era la calma que encontraba con sólo inhalar el fuerte olor masculino de Yunho. Cuanto más respiraba ese olor, mejor se sentía.
La fuerza y el poder que él podía sentir venir del cuerpo musculoso tras él sólo se agregaban al efecto. El cuerpo de Yunho virtualmente lo rodeaba, lo protegía del mundo exterior. Sentía como si Yunho fuera una barrera entre él y todo lo demás. Era una sensación extraña, pero reconfortante.
Jaejoong absorbió la mayor cantidad de presencia de Yunho que pudo antes de que las preguntas que daban vueltas en su cabeza empezaran a tener sentido para él. Respiró hondo y soltó el aire lentamente, luego abrió los ojos y miró por encima del hombro.
—Ya no quiero hacer esto.
Los ojos de Yunho se oscurecieron peligrosamente. —¿No quieres ser mi compañero?
Jaejoong no podía responder a eso honestamente. —No sé lo que quiere decir ser tu compañero.
—Significa que eres mío, mi amante, mi compañero, mi... —Los labios de Yunho se apretaron por un momento—. Significa que eres mi todo, Jaejoong.
—Sí, pero ¿quién más? —Jaejoong no sabía qué significaba la rigidez del cuerpo de Yunho, pero sabía que no le gustaba el ceño que apareció en el rostro del hombre. Hacía que la mirada de Yunho se viera amenazadora, y Jaejoong no pensaba que fuera una buena cosa cuando se trataba de alguien que podía cambiar en un lobo 200 libras.
Giró en los brazos de Yunho y comenzó a alejarse de él lentamente. Yunho se acercó de repente, lo agarró por sus brazos y lo atrajo más cerca, dando a su cuerpo una pequeña sacudida.
—Tú me perteneces —espetó Yunho con los dientes apretados, muy largos y fuertes mirándolo—. Nadie, y quiero decir nadie, puede tocarte sin mi permiso. Y mataré a cualquiera que trate de llevarte lejos de mí.
Los ojos de Jaejoong dolían de tan grandes que los abrió mientras miraba a la cara atronadora de Yunho. Una vez más se sentía como la presa de un depredador. Lo único que se le ocurrió hacer fue calmar a la bestia. Comenzó a acariciar el pecho de Yunho, esperando que funcionara como antes.
—Bien, esa cosa de propiedad no está funcionando para mí. —Cuando se dio cuenta de lo que decía cerró la boca al instante. Esas eran palabras para pensar pero no para decir. Realmente necesitaba consultar con su cerebro antes de abrir la boca.
—¿Propiedad? —Yunho rompió—. ¿Es eso lo que crees que es esto?
—¿Cómo diablos se supone que voy a saberlo? —Jaejoong respondió tirando de las manos de Yunho. Sacudió el dedo hacia él—. Sigues diciendo que te pertenezco, y que nadie puede tocarme a menos que tengan tu permiso. Eso suena muy parecido a que crees que tienes el derecho de dar permiso a otros para tocarme, y yo no puedo permitir eso.
—¡Espero que no! —Los brazos de Yunho se cruzaron sobre su pecho—. Yo sería muy infeliz si comenzaras a permitir que la gente te toque.
Jaejoong parpadeó. Esa conversación no iba tan bien como pensaba que iría. Bueno, en realidad sí, más o menos. Todo iba mal, y así ocurría normalmente cuando le gustaba mucho un chico.
Demonios, incluso podía verse a sí mismo enamorándose de Yunho, si es que no estaba ya cayendo por él. Y ese miedo lo sacudía hasta los pies. Él no creyó ni por un momento que Yunho llegaría a cuidar de él de la manera en la que siempre soñó. Él no era estúpido.
Crecer con un nombre como Jaejoong le dio una perspectiva única de la vida. Creía en el amor verdadero, almas gemelas, y la capacidad de conectar con esa persona especial en un nivel espiritual.
Y en el fondo, de alguna manera, sabía que Yunho no creía lo mismo. Había algo en el hombre rudo, dominante, que gritaba que amaba correr, y correr rápido. Sólo que no era capaz de hacer los movimientos de sus pies.
Jaejoong desde el momento en que pusieron los ojos el uno en el otro. Amar a Yunho  destruiría a Jaejoong eventualmente, y lo único que podía hacer, era caminar a su destino con los ojos abiertos.
Jaejoong  cruzó los brazos sobre su pecho para emular la pose de Yunho y sacó su barbilla. A pesar de su necesidad por él, no iba a entregarse por completo a ciegas. Sabía que si no le ponía límites ahora, nunca obtendría una palabra con el hombre.
—Me niego a ser tu pequeño juguete, Yunho. Si me quieres, está bien, pero no te permitiré dictar todos mis movimientos. Eso incluye el decirme a quién puedo y no puede tocar.
La ola de calor que salió de Yunho cuando arqueó una ceja casi noqueó a Jaejoong a sus pies. El hombre no lo demostraba, pero estaba enojado. Bueno, la mandíbula apretada lo mostraba suficientemente bien. Probablemente la mayoría de la gente no se habría dado cuenta, pero la atención de Jaejoong estaba completamente en el hombre.
—Si piensas por un maldito minuto que te voy a permitir que…
—¿Permitir? —Jaejoong se quedó sin aliento—. ¿Qué te hace pensar que puedes permitirme hacer algo o no?
—¿Esperas que me siente aquí mientras jodes a todo y a todos?
—Tú… —Jaejoong se pasó la mano por la cara cuando las palabras se le escaparon y se alejaron. Caminó de un lado a otro varias veces mientras trataba de obtener que su enojo súbito quedara bajo control. Yunho parecía pensar que era una puta que iba a dormir con cualquier cosa que caminaba—. ¿Esa es qué clase de persona que crees que soy?
—¿No es eso lo que hemos estado hablando aquí?
—No —Jaejoong rompió—. Hemos estado hablando de ti pensando que me posees, que soy tu posesión.
Yunho se acercó de repente y se sentó en el sofá. Dejó caer la cabeza entre las manos, frotándose la cara y luego empujando su cabello dorado hacia atrás antes de levantar la cabeza y mirar a Jaejoong.
—No, nunca he creído que te posea, Jaejoong.
Jaejoong parpadeó. —¿No lo crees?
—No, la gente no es dueña de otras personas, Jaejoong. Eso está mal.
—Entonces, ¿qué es todo esto? —Le preguntó mientras extendía sus brazos hacia fuera—. Tú sigues adelante diciendo que te pertenezco, y que nadie tiene derecho a tocarme sin tu permiso. Si no crees que eso sea poseerme, entonces, ¿qué es?
—Se trata de nosotros estando acoplados.
Jaejoong rodó los ojos. —Ya has utilizado esa palabra antes, y te pregunté qué era. Es evidente que tu explicación no fue suficiente.
Yunho se dejó caer en el sofá y dejó caer la cabeza hacia atrás. Se quedó mirando el techo, con el ceño fruncido. —Eso es porque no eres un cambiaforma, Jaejoong. Los cambiaformas entienden lo que significa el acoplamiento. Los humanos no lo hacen.
Jaejoong quiso gruñir de frustración, y luego quiso llorar ante el punto que Yunho le señaló que nunca podría cambiar. Él nunca podría ser un lobo, no importaba lo mucho que deseara que eso fuera diferente. Ni siquiera sus orejas y cola peludas iban a cambiar eso. Siempre estaría buscando lo que quería.
—Entonces, dime lo que significa para un cambiaforma.
—Supongo que para mí es diferente de lo que lo es para otros cambiaformas lobos. Yo soy el Beta de mi clan.
—¿El Beta?
—El Beta es el segundo al mando del clan. Yo me hago cargo cuando mi Alfa está lejos, como ahora. Asher y su compañero están en viaje de negocios. Cuando eso sucede, yo me convierto temporalmente en Alfa. El resto de las veces, soy como el vicepresidente. Sigo tomando órdenes del Alfa, pero todos los demás están por debajo de mí en rango, bien, excepto por el…
—¡Yunho!
Yunho se rio entre dientes. —Lo siento, creo que me dejé llevar.
—¿Tú crees?
—Digamos que soy segundo al mando. El clan responde ante nuestro Alfa y luego ante mí. A cambio, yo soy responsable de ellos. Los mantengo a salvo, lucho por ellos.
Jaejoong inhaló bruscamente. —Esas gotas de sangre en tu brazo.
Yunho asintió. —Ellas representan los cambiaformas que he matado para proteger a mi clan. Tienes que entender, Jaejoong, que no me gusta matar a la gente, pero voy a hacer lo que tenga que hacer para garantizar la seguridad de mi clan, incluso matar.
Jaejoong se acercó y se sentó junto a Yunho, empujando la mano por su pelo. —Joder, Yunho, esta cosa de los cambiaformas da bastante miedo. ¿Cómo puedes vivir con ello día tras día?
—Tiene sus aspectos positivos.
—¿Cómo qué? —Jaejoong rio—. ¿Una adicción a la comida de perrito? ¿Huesos de perrito?
—No, pero por extraño que parezca, la mantequilla de maní es un afrodisíaco para los cambiaformas lobo.
—Muy bien, voy a recordar poner un poco en tu alacena en Navidad.
Yunho se rio entre dientes. —Recuerda, Jaejoong, cantidades pequeñas o no podrás sentarte cómodamente en una semana.
—Sí, sí, vuelve a eso de estar en la parte superior en un clan.
El rostro de Jaejoong se sonrojó cuando Yunho arqueó una ceja. —¿No crees que un juguetón cambiaforma lobo con una atracción únicamente hacia ti es un lado positivo?
Jaejoong tragó. —¿Sólo hacia mí?
—Eso es parte del emparejamiento, Jaejoong. Nos hemos unido, y yo te he reclamado como mi compañero. Eso significa que no volveré a mirar a otra persona, humano o cambiaforma, para mis necesidades sexuales. Vas a tener toda mi atención hasta el día que muera.
—Eso no suena tan mal. —En realidad, sonaba bastante fabuloso para Jaejoong. No podía pensar en nada que le gustaría más que tener toda su atención. La mirada terrible en el rostro de Yunho le dijo que pensaba lo contrario.

—También significa que mi lobo y yo nos sentimos amenazados cuando alguien te toca o se encuentra cerca de ti, y en algunos casos, si te mira fijo. Y vamos a proteger lo que es nuestro, porque tú eres nuestro compañero, Jaejoong , el compañero de un lobo Beta.



Notita :
Hola , Quiero pedirles disculpas a todas las chicas que me leen , por no haber publicado antes , eh estado muy mal en todo este tiempo , asi que no podia entrar , volvere a retomar la historia y adaptare nuevas , gracias :)